Capítulo 13

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Había estado fregando el piso durante media hora, el mismo era un completo desastre, tenía sangre en las manos, en la ropa y el rostro, pero al menos el piso de la sala se veía limpio de cualquier rastro de sangre. Tomo su arma y la metió entre sus pantalones de nuevo, más tarde la limpiaría; se dirigió al patio trasero en donde yacia el cuerpo sin vida de Pablito, aún no había pensado que hacer con eso, podía dejarlo ahí y huir o tomarlo y esconderlo en otra parte, la segunda opción le gustaba más.

Cargo el cuerpo como pudo, subiéndolo al coche del difunto en la parte trasera, todo su cuerpo temblaba, no encontraba las llaves por ningún lado y luego observó el cuerpo, inclinándose hacia atrás para revisarle los pantalones y encontrar las llaves en el bolsillo derecho, su nerviosismo no le permitía coordinar, sus movimientos era torpes. Finalmente arranco y salió a toda velocidad, reduciendo está poco a poco para no ser fichado de una, observó por todos lados y ningún lugar le parecía lo suficientemente adecuado, condujo por media hora más hasta llegar a lo alto de las presas.

Detuvo el coche allí y se le ocurrió una idea, su corazón latía fuertemente, si todo salía bien vivirá para contarlo, de lo contrario estaría haciéndole compañía a Pablito. Posicionó el coche en dirección a la presa y arranco el auto a toda velocidad, abriendo la puerta y saltando sobre la tierra hasta rodarse al menos medio metro. Observó el coche caer y el estruendo de este mismo cuando cayó.

—¡Alguien ha caído a la presa!

Escucho a lo lejos, notando trabajadores que se dirigían hacía el, a tropezones salió corriendo de allí, corrió todo lo que sus piernas le permitieron, la bajada de tierra era bastante empinada, si no tenía cuidado caería hasta matarse entre las rocas, quería llorar, gritar o simplemente pedir ayuda, pero su instinto ahora mismo solo pedía "salvarse". Escucho el ruido de sirenas y opto por ir montaña arriba, arrastrándose entre la maleza para evitar ser visto, se escondió detrás de una roca y trato de regular su respiración y controlar sus fuertes latidos que juraba podían escucharse a metros de distancia.

—¡Superintendente! No podemos entrar con los patrullas desde aquí.

—Joder. Necesito dos Meris, entrad por la parte superior de la presa, vosotros haced perímetro y preguntad a los trabajadores de las zonas si vieron algo.

—10-04.

Gustabo se alertó al escuchar esa voz, si Conway lo descubría estaba seguro que lo metería a federal, ya no creía y tampoco confiaba en él, aquello lo había perdido hace mucho que le traía un mal sabor de boca de tan solo pensarlo. Cubrió su boca con su mano, evitando generar cualquier sonido que delatara su posición; Conway estaba cerca a él y podría escucharlo fácilmente, abrir fuego y acabar con el. Se asomó un poco, notando que hacía perímetro por la zona, se alertó cuando miro hacia su sitio y pareciese que su cuerpo fue congelado, pues no realizó ningún movimiento, lo miro directo al rostro, juraba que ambos habían cruzado mirada, provocando que su corazón latiera como loco, era ese extraño efecto "Jack Conway" que tenía, podía tan solo mirarlo a los ojos y derretirse ante esos ojos avellana.

—Superintendente informo, me han dicho por radio que el sujeto es Pablo Escobilla, creo que se trata de un asesinato y no de un suicidio o accidente.

—Así que está muerto.

—10-04. Tiene el rostro hecho mierda, además de que iba en el asiento trasero, es imposible que se haya desfigurado así por el choque y que haya acabado en la parte trasera.

—De acuerdo, quien haya sido se ha pirado. Escuchadme, nos retiramos hacía abajo, quiero dos Meris peinando montaña arriba, los demás venid conmigo.

Gustabo aprovecho que se habían alejado de allí para continuar su camino, el cual era bastante difícil de cruzar, podía resbalar o caer en picada, pero mantuvo su equilibrio para llegar a salvo, luego de mucha caminata finalmente llegó a carretera, caminaría lo que tendría que caminar para evitar que notarán su estado, ya que aún estaba manchado de sangre. Estaba por obscurecer y eso le daba ventaja para protegerse; continuo corriendo y al llegar a una construcción, busco algo con que limpiarse, usando el agua que había en algunos contenedores, se retiró la polera y la llevo consigo, no podía tirarla o sería encontrada, tomarían muestras y entonces le caería toda la malla.

Amantes | Intenabo |  FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora