CINCUENTA granos de patatas

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POV Hawks

Mi cuerpo se sentía cálido al fín después de tantos años fríos extrañando el calor que solo Dabi lograba darme

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Mi cuerpo se sentía cálido al fín después de tantos años fríos extrañando el calor que solo Dabi lograba darme.

Mi boca sentía un sabor embrigante y enloquecedor cada vez que mi lengua se reencontraba con la única con la que lograba encajar perfectamente.

Sentía mi mirada volver a brillar cada vez que conectaba con el profundo celeste de esos ojos penetradores.

Mi nariz cosquilleaba al lograr percibir su aroma después de la desesperación que me causaba la idea de que... talvez... ya lo estaba olvidando.

Mis oídos ya no escuchan ni el viento, ni el oleaje, ni la madera, todo pasó a segundo plano en cuanto escuchaba su voz acariciando mis tímpanos de forma dulce.

El placer subió a mi cabeza golpeandola con fuerza y obligándome a aferrarme a aquella áspera columna que será testigo de nuestros gemidos antes del clímax.

Sudorosos, agitados, tensos y mareados en la oscuridad de aquella bodega, solo sentíamos nuestros cuerpos apoyándose en el otro. Sin querer separarnos esos pocos segundos que nos estabamos tomando para recuperarnos.

Un resbaloso miembro fué retirado de mi entrada con lentitud, aquellas grandes y delgadas manos tomaron mis brazos girándome con brusquedad para quedar frente a él.

Sus ojos brillaban como luciérnagas, solo necesitaban esa tenue luz de la luna ingresar por la puerta para reesplandecer de forma cegadora.

- Te voy a -- - siento cómo su mano ascendió hasta atrapar mi cuello con fuerza, su mandíbula tensarse y su entrecejo fruncirse. Lograba leer en su mirada la trama interna que se desarrollaba, el brillo que hace unos momentos mostraba vacilaba a apagarse. El agarre de mi cuello se aflojó y en pocos segundos nuestros labios estaban pegados nuevamente, su respiración ingresaba por mi boca ahogandome y su lengua recorría cada lugar que alcanzaba. Mis mejillas ardieron aún más hasta mis orejas, mis manos se aferraron a los costados de su torso con desesperación por falta de aire. Se separó permitiendo ingresar el oxígeno a mis pulmones para luego apretar mis brazos con fuerza. - Me vas a matar. - me empuja contra la columna de manera, sintiendo mi espalda hirritada por lo áspero de ésta y haciéndome soltar un quejido. - Me vas a matar.

MateloT | BakuTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora