Capítulo 5 En busca de su destino

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El abuelo del chico sonrió ampliamente y como si de algo natural y obvio se tratara, respondió con tranquilidad.

- Jake, por supuesto

- Jajajaja, lo invitaste?

- Claro, ese chico es como un hermano para ti y como un nieto para nosotros

- Es verdad hijo, además, él no tiene familia en este país, así que somos su única familia

- Gracias abuelos, se que lo hacen por amor a mí

- Claro que sí hijo te amamos

- Eres el regalo que tu madre nos dejó

- Gracias por amarme y cuidar tan bien de mí

Decklan Ravens, el único nieto de Hank e Irina Ravens, cumplía sus dieciocho años y estaba muy emocionado por ello, pues su abuelo finalmente lo había aceptado como pupilo y a partir del día siguiente a su cumpleaños, daría inicio a su nueva etapa como futuro empresario. Hank era dueño de una agencia de viajes con más de veinte años de existencia, pero al verse solo, no se interesó por hacerla crecer, hasta que su hija, regresó de Rusia con su pequeño hijo y esto le hizo querer hacer prosperar su pequeña empresa, ahora que tenía un heredero, cosa que tenía a Decklan muy emocionado, pues esa empresa pequeña, era el medio para ir en busca de su destino, un destino con el que había soñado desde niño y que cada día veía más cercano.

 Hank era dueño de una agencia de viajes con más de veinte años de existencia, pero al verse solo, no se interesó por hacerla crecer, hasta que su hija, regresó de Rusia con su pequeño hijo y esto le  hizo querer hacer prosperar su pequeña empresa...

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Jake Williams, el mejor amigo de Decklan desde hacía ya cuatro años, llegó a la casa de los Ravens justo cuando Irina bajaba, lista para salir. La mujer de sesenta y tres años y que en su juventud debió ser hermosísima, aún conservaba algo de esa belleza y su esposo, que conservaba mucho de su amor por ella, sonrió complacido al verla tan hermosa y elegante como siempre.

- Qué bien que llegas a tiempo Jake y tú mi Irina hermosa, estás más bella que nunca

- Gracias viejo, tú te ves guapísimo también, Jake, bienvenido hijo, me alegra que nos acompañes

- Muchas gracias abuelo Hank y a ti también abuela Irina, por invitarme

- No es nada hijo, eres el mejor amigo de nuestro Decklan

- Jejeje gracias. Deck, felicidades viejo

- Gracias hermano

- Bien, hay que irnos

Los cuatro subieron al auto de Hank y llegaron al restaurante, era un lugar elegante, con hermosas decoraciones en las paredes y candelabros bellísimo en el techo, tomaron asiento en la mesa que Hank había reservado con antelación y pidieron sus platos, pero Irina regañó por lo bajo a su esposo al escucharlo pedir cuatro copas de vino.

Si me dices que me amas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora