Capítulo 85 Los pecados del pasado

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Años después, su madre decidió dejar ese mundo, pues los intentos por asesinarla a ella y a su pequeño, se hicieron cada vez menos esporádicos y cuando fue secuestrado por Ambrosetti, fue la gota que derramó el vaso y Volkov, que aún siendo un despiadado y sanguinario mafioso amaba a su esposa, la dejó ir con su hijo y se inventó lo del accidente de avión para que estuvieran a salvo, haciendo de cuenta que realmente habían muerto, solo para que ambos estuvieran a salvo y pudieran ser felices, aún sin él.

El inglés de este sujeto le recordó a su madre, pues aunque el padre de ella era un norteamericano que fue a Rusia por negocios y se enamoró de la que poco después se convirtió en su esposa, haciendo que se quedara en Rusia por muchos años, la pequeña niña que nació de ellos, jamás se interesó por aprender el idioma de su padre y cuando se convirtió en una adulta legalmente y sus padres se marcharon a Estados Unidos, ella se quedó en Rusia, pues estaba enamorado de un chico llamado Nicolai Volkov, que obviamente sus padres no aprobaron.

Cuando le tocó marcharse del lado del hombre que, a pesar de todo amaba, se reunió con sus padres y no le quedó más remedio que aprender finalmente su idioma secundario y aunque lo dominó muy bien, jamás pudo ocultar el acento de su primera lengua. Por eso Decklan supo que la lengua natal del hombre frente a él, era italiana.

Aunque eso le causó temor, pues los italianos eran los enemigos naturales de su familia paterna, no hizo comentario alguno y se limitó a responder.

- Por qué? no los conozco

- Lo sabemos, pero si no quiere ocasionar un inconveniente mayor, será mejor que venga con nosotros

- Me están amenazando?

- Sí es necesario...?

- ...!

- Bien, indiquen el camino, yo los sigo

- Jejejeje, no se preocupe por su auto, señor Ravens, él se hará cargo, usted acompáñenos

Al decir las últimas palabras, el sujeto que obviamente era el líder, hizo un gesto con la cabeza, señalando al tipo que se había ubicado a la izquierda de Decklan. El hombre tomó al chico por los brazos y su compañero lo revisó para asegurarse de que no portaba armas de ningún tipo, luego le quitó las llaves del auto, de su casa y su celular y se los guardó en el bolsillo, una vez terminado, lo soltaron. El líder le indicó con la cabeza que lo siguiera y al verse sin alternativa, no le quedó más remedio que hacer lo que le decían.

Subió al auto que se había detenido frente al suyo y los dos tipos se acomodaron uno a cada lado de él. Decklan miró al líder con más atención ahora que lo tenía cerca y se dio cuenta que lo conocía de algún lugar, pero no lo ubicaba en su mente. El hombre se volteó para verlo también y le sonrió al ver al chico que lo observaba con atención. El joven frunció el ceño y entrecerró los ojos y el hombre guiñándole un ojo, se enderezó, cruzó los brazos y cerró los ojos tranquilamente, dejando más perplejo al joven.


Media hora después el vehículo se detenía en un lugar apartado de la ciudad, frente a una bodega abandonada. Los ocupantes del vehículo bajaron y llevaron a Decklan adentro de la bodega, al entrar en el espacio amplio pero medio oscuro, Decklan vio la figura de un hombre de casi dos metros parado en solitario y de espaldas a ellos que les habló sin voltear a mirarlos.

- Bienvenido señor Ravens, o debería decir Lukyan Volkov?

Un sudor frío recorrió la espina dorsal del joven al escuchar al hombre que le habia llamado por el nombre de alguien, que se suponía había muerto cuando aún era un niño. El hombre se dio la vuelta y quedó frente a frente con el chico dejándolo aún más sorprendido que antes.

Si me dices que me amas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora