Capítulo 147 Convéncela o la perderás

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Lindsey tenía miedo, era natural sospechar, pero lo que ni ella ni Jake sabían era que Rayan no era el chico malo que ellos creían. Sí era un pica flor, pero eso se debía a que nunca había conocido una chica que le moviera el piso, cosa que Lindsey Kings hizo en aquel hospital hace más de tres años. Lamentablemente él tuvo que volver a Turquía para terminar sus estudios y cuando regresó, se enteró de lo del disparo que ella recibió y que se había marchado del país con su padre.

Incluso en una salida de amigos, con Jake y la tribu, escuchó de su hermano que ella no pensaba volver nunca más y eso lo desánimo por completo, así que cuando la encontró por casualidad aquella tarde en el consultorio del doctor Johnson, no podía dejar pasar la oportunidad de acercarse a ella. Su interés por Lindsey era genuino, tanto así que le dejó conocer y entrar a una parte de su vida que nadie, ni sus padres ni sus hermanos conocían de él. La princesa Lindsey fue la única mujer a la que le permitió verlo transformado en un payasito alegre y un pésimo mago.

Rayan no conocía la historia de Lindsey, pero sentía que ella tenía un dolor muy grande en su corazón, que se evidenciaba en sus hermosos ojos de miel, que aunque seguían siendo hermosos, dejaban ver una profunda tristeza en ellos, por eso se esmeró en hacerla reír y ahora que conocía por completo su historia, no solo deseaba hacerla reír, él quería hacerla completamente feliz y proveerla de la confianza y amor que tanto le hacían falta.


El dulce beso calentó los labios rojos y regordetes de Lindsey y el calor se fue extendiendo por sus mejillas y orejas

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El dulce beso calentó los labios rojos y regordetes de Lindsey y el calor se fue extendiendo por sus mejillas y orejas. Era extraño sentirse así, nerviosa, apenada, emocionada, no era su primer beso, pero era la primera vez que experimentaba una sensación como esa, sintió un hormigueo sutil que poco a poco se fue extendiendo por todo su cuerpo, causando un pequeño estremecimiento. Rayan lo percibió y lentamente se alejó de ella sin dejar de mirarla.

La chica trató de ocultar su rostro que estaba rojo como una manzana y Rayan al notar la timidez que se extendía hasta sus orejas, se rio complacido, pero no hizo ningún comentario al respecto, más bien cambio de tema y le ofreció un poco de fruta. Ella lo miró y con una sonrisa naciente en sus labios, asintió.

El chico tomó una uva y la introdujo en la boca de Lindsey que la masticó por completo. El la miró detenidamente mientras la redonda y jugosa fruta se movía dentro de su boca y un pensamiento sucio visitó su mente, pero se guardo de no enterarla.

«Maldición, ésta mujer es tan sexy... tiene un boca tan... aaah maldita sea soy un pervertido, cómo puedo excitarme solo con eso... uuh mierda, mi pene está a punto de explotar...»

Lindsey lo miró con atención, el chico tenía una cara de sufrimiento que ella no comprendió e inocentemente le preguntó al respecto.

Si me dices que me amas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora