Capítulo 103 Vas por buen camino

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Makeyla golpeó sutilmente la puerta de la habitación de su hijo y Melanie abrió de inmediato, vio a Amelia saltando en la cama y a Andrew tratando de evitar que se callera. Le entregó ropa cómoda para dormir y cepillos de dientes y productos de aseo personal.

- Mamá, de donde sacaste todo eso?

- Cavanog fue al centro comercial a comprar todo

- ...? A esta hora?

- No. Fue por la tarde... cuando vi que Andrew estaba en casa, supuse que no te dejaría volver a la tuya

- ...!

- Así que hice los preparativos para que mis dos princesas estén cómodas

- ... Wow! Sí que conoces bien a tu hijo

- Jejejeje buenas noches cielo, descansen

- Gracias mamá

- Gracias mamá Maky

Andrew miraba con ojos divertidos a Mel, que no dejaba de ver con asombro las cosas que Makeyla le había entregado. Andrew le pidió a Amelia que dejar de saltar un momento y la niños obedientemente se sentó a esperar, mientras Andrew se acercaba a Mel y le quitaba las cosas para ponerlas sobre la cómoda. Luego volvió a su lado y la abrazó con tanta ternura que Mel sentía que su corazón estaba a punto de salirse por la boca.

Andrew pasó su mano por su nuca e inclinándose hacia ella, la besó. Ella pasó sus brazos alrededor del cuello de Andrew y correspondió al beso, ambos se sentían tan bien que por un segundo olvidaron que Amelia los miraba, pero ella se encargó de recordárselos. La niña con una enorme sonrisa en su carita, empezó a aplaudir feliz de la vida.

Melanie y Andrew sonrieron por la ocurrencia de la niña y a regañadientes se separaron. La mamá llevó a la pequeña al baño para cepillarle los dientes, se cepillo ella también y cuando salieron, fue el turno a Andrew. Cuando el chico salió del baño, ambas pequeñas estaban cambiadas con sus pijamas.

- Están listas para dormir?

- Ti papá

- ...! Amelia Andrew no es tu papá

- Aún, pero espero serlo pronto así que, si quieres decirme papá puedes hacerlo, hoy vamos a practicar ser una familia

- Qué... qué quiere decir eso?

- Jejejeje no te preocupes, tú solo relájate y déjame el resto a mí

- ...!

Andrew se dirigió a un pequeño librero y tomó un libro infantil, el que más le gustaba de niño y el único que conservó cuando creció. Acostó a Amelia en la cama y él se acomodó a su lado, mientras Melanie los miraba de pie frente a la cama. Andrew la miró con picardía y palmeando la cama con su mano, le indicó que se acomodara al lado de él.

Ella lo miró con indecisión, pero al final se rindió y se acomodó en la cama junto a Andrew, quien permanecía sentado con el libro en una mano. Ella se acurrucó en el pecho del chico y mientras él leía, ella acariciaba el cabello de su bebé, que también estaba acurrucada en el regazo del hombre y una vez terminada la lectura ella le ayudaba a pasar la página.

Casi al terminar el libro, la pequeña Amelia se quedó dormida, así que Melanie se levantó y la acomodó mejor, besó su frente y la arropó, todo bajo la atenta mirada de Andrew que se derretía de amor por la joven mamá.

Si me dices que me amas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora