Esa mañana, el despertador sonó. Después de la larga noche viendo películas con Alex, la falta de sueño estaba pasando factura. Con un suspiro, me levanté y me apresuré a prepararme para la universidad. El tiempo pasó más rápido de lo que esperaba, y cuando llegué al campus, no había ni un alma.
Al entrar apresuradamente a la clase, Ari con su mirada, detectó el estado de la castaña.
— ¿Estás bien? Pareces un zombie hoy —preguntó Ari con una mezcla de preocupación y humor.
— Solo una noche un poco larga. Nada importante —respondí, intentando sonar convincente mientras me sentaba a su lado.
— ¿Algún problema o solo estabas ocupada haciendo otra cosa? —preguntó Ari con una sonrisa pícara.
— Solo estábamos viendo algunas películas —respondí, intentando restarle importancia.
Ari arqueó una ceja, esta vez con una sonrisa cómplice — "Algunas películas". Esa cara dice mucho más que tus palabras.
Antes de que pudiera responder, el maestro entró a la clase y, al notar nuestra interacción, nos miró con desaprobación.
— ¿Algo interesante que compartir con la clase? —preguntó el maestro, captando la atención de todos.
Ari y yo negamos con la cabeza.
— Bien entonces podemos comenzar – responde.
Empezamos con la clase y tiempo después Ari me volvió a hablar.
— ¿Viste películas con Ivan? — me susurra.
Ni siquiera le dije con quien fue.
— No, solo con mi madre — respondí con el mismo tono.
Después de que las clases terminaron, salí de la clase con una inquietud palpable. La idea de encontrarme con Ivan hoy se volvía más urgente en mi mente.
Inmediatamente, saqué mi teléfono y le escribí a Ivan. La incertidumbre se apoderaba de mí; no sabía si el beso de ayer tenía algún significado más allá. No estaba consiente de lo que pasaba.
Ivan
- Ya estoy en el campus
Al llegar al campus, mis ojos buscaron ansiosamente entre la multitud hasta que localicé a Ivan, sentado en uno de los bancos. Era el momento de la verdad.
Me acerqué con pasos nerviosos, mi mente giraba con preguntas sin respuesta. Cada paso aumentaba la tensión en el aire, como si estuviera a punto de abordar un territorio desconocido. Al llegar al banco, intercambiamos miradas, Esta conversación determinaría todo.
— Hola — saludé, intentando ocultar la tensión en mi voz.
— Que onda — preguntó, extendiendo una sonrisa que no revelaba mucho.
— Bien, bien... — comencé, pero las palabras se atascaron por un momento — Sobre ayer...
— Tranquila, Rivers me dijo que estabas agotada — interrumpió.
— Si, también me contó sobre el beso – decidí ser directa.
— Entonces, sí, te besé. Fue un impulso, pero... — hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas — Pero eso no significa que no tenga significado, pienso que fue..bonito.
La castaña se quedó unos segundos pensando.
— Pero la verdad ___, ya queda poco para irme, y no quiero comenzar algo que no puede continuar, aunque no voy negar que me re encariñe contigo boluda.
