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Era un día completamente soleado, hablo enserio, muy muy caluroso. El tiempo en México es una locura.

— Mira me salió premio – menciona Rivers y me enseña el palito donde decía "ganaste una paleta"

Comí lo restante de la mía, me sentía como una niña. Recostadas en el sofá, a lado del aire acondicionado y comiendo paletas de helado.

— No es justo – Rivers empezó a reír al ver que no tuve la misma suerte – no debí intercambiar paletas contigo.

— Solo son 25 pesos más güey – se levanta y va directo al refrigerador — ¿Tienes hambre? Mi mamá nos dejó comida.

La madre de Samy era un amor conmigo, siempre me invitaba a cenar o a cualquier celebración que tuvieran, eran como una segunda familia para mí y por eso la confianza.

— Se supone que eso debió ser antes del helado – me siento.

— Ya además, con este calor no tengo tanto apetito – vuelve a cerrar la nevera y vuelve al sofá; en ese momento le llega un mensaje.

Sus ojos tenían un notable brillo cuando miró a la pantalla y respondía.

— ¿Felix? – cuestione.

— Si ya sabes para qué preguntas – apaga el teléfono.

Rivers me contó que por fin se había dado una oportunidad con él; estaban saliendo. Yo logré conocerlo un poco más y es un chico agradable.

— Miren es la mejor amiga de Ivan y la pelos de elote — dice una voz que nos hizo sobresaltar.

A la sala entraron Osvaldo y Roier, de nuevo con su cámara. Ya se volvió habitual a que siempre esté grabando cualquier cosa interesante que pase.

— ¿Como entraron? – Rivers los mira mal.

— Estábamos haciendo unas tomas, hace un calor infernal afuera y, como estábamos cerca, venimos a mendigar aire – nos resume, Roier me levanta un poco para sentarse en el sofá y me vuelve a recostar en su regazo.

— Nosotras ya estamos frescas – la rubia coge el control del el aire y lo apaga – además, la factura de la luz saldrá cara.

— No seas mamona – Osvaldo se pasa la mano por la cara, se podía notar las gotas de sudor.

Samy volvió a prender el aire, esa tarde jugamos Super Mario Party, comimos casi toda la caja de helados y platicábamos de cualquier tema, a decir verdad hace tiempo que no convivíamos solo los 4, desde hace mucho siempre tuve el mismo grupo de amigos, lo cual me gusta porque que no me imagino no tenerlos en cada día de mi vida.

— Noche de chicas – tararea Osvaldo mientras nos graba a mí y a Rivers acomodando la comida que pedimos.

— Ya me estoy quedando sin ideas – menciona Roier – hoy tuve mucho material, pero quisiera algo que me saque de la zona de confort.

— ¿A qué te refieres? – preguntó.

—Desde que me enviaron a hacer este proyecto, tenía ganas de irme de viaje con la cámara, pero – hace una pausa – todo se complicó.

— La playa..– musite – pienso que es una buena temporada para ir allá, creo que podrías sacar mucho contenido.

— Tú pones el auto – Rivers mira a Osvaldo.

— Ta' bien pues, vamos – acepta.

Pasó una semana desde aquella propuesta. Juan y Ari aceptaron, al igual que Ivan, Rodrigo y Alex. Fue un largo camino, pero vale la pena.

— Que bien, todo para nosotros – dice Juan al ver que casi no habían personas.

— Voy a instalar esto – Roier se va a buscar un lugar para instalar el trípode y la cámara.

El resto fueron a ponerse ellos trajes de baño o a acomodarse en algún sitio para dejar sus cosas o tomar el sol.

Alex y yo fuimos a meter nuestros pies en el mar e ir caminando por el lugar.

— Solo hemos cruzado dos palabras – digo viendo disimuladamente de lejos a Ivan.

— No debes sentirte mal por eso – con la vista al frente – chica vape estamos en la playa y se supone que es para olvidarte de todos tus problemas de la vida diaria.

Seguimos caminando arriba nuestro habían unas cuantas gaviotas volando.

— Mira – señaló hacia arriba – gaviotas.

— ¿Es la primera vez que ves una? – cuestionó.

— No seas tarado – le doy un pequeño golpe – hace tiempo que no vengo a la playa, la última vez fue con un ex novio – recordé – incluso escribimos nuestros nombres en la arena.

— ¿No estás demasiado vieja para eso? – la molesta – debes actuar según tu edad.

La castaña le tira un poco de agua con el pie, al ver cómo está la cosa, la carga para empujarla hacia el mar.

—¡Alexis, esta es la única ropa que traje! – me quejo.

— Y yo también cabrona – me señala su pantalón, pero él no estaba completamente mojado.

Le empiezo a tirar agua, él empieza a correr y yo a seguirlo para intentar empujarlo al mar. Estuvimos así por un rato hasta que logré tirarlo. Me llevó con él, pero al menos valió la pena.

— No pensé que tuvieras tanta fuerza – me sujete de sus hombros y él tenía sus brazos al rededor de mi cintura.

— No manches, yo creo que queme más calorías aquí que en el gym – comenzó a llevarnos hacia la orilla.

Salimos del mar y nos recostamos en la arena. Ya no nos importaba si nos manchábamos con la arena.

— Oye me duele mi bracito – se queja, ya que tenia mi cabeza encima de su brazo – me lo vas a terminar amputando.

— Corres muy rápido Alexis – digo.

— Eso fue porque corrí por mi vida – responde con un tono dramático.

— Payaso – murmure.

— Uno guapísimo y divertido – dice Alex.

— Te lo diré cuando te quites el gorro – lo regreso a ver.

— Ya tuviste la oportunidad y la perdiste – responde.

Ambos quedan en silencio por un rato, solos en la arena, escuchando el sonido del agua y mirando el cielo.

Decidimos volver a donde estaba el resto, ya todos estaban en ambiente, se metieron al mar, jugaron un partido de vóley, incluso sacaron la comida. Por supuesto no podía faltar las bebidas, también alcohólicas.

Desde ese punto ya no recuerdo qué más sucedió.

𝐕𝐚𝐩𝐞 𝐆𝐢𝐫𝐥 | 𝐐𝐮𝐚𝐜𝐤𝐢𝐭𝐲 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora