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El ambiente estaba muy movido, con la música vibrando en cada rincón del antro y la barra libre atendiendo a todos los que querían pedir cualquier bebida.

— Vamos a pedir una botella de Don Julio — me dijo Samy, sin perder el ritmo de la música.

— ¿No es muy pronto? Empecemos por algo tranquilo y después le subimos — sugerí.

En ese momento, Alex se acercó y me extendió la mano.

— ¿Qué onda? — dijo con su típica sonrisa.

— Ah no, no me dejes sola — Samy me sostuvo la otra mano, insistiendo en que me quedara.

— Félix está por allá, pinche Rivers — dijo Alex, con su tono de voz gracioso.

— Yo quiero estar aquí con mi amiga — respondió Samy, firme.

— Yo no la he visto en todo el día — contraatacó Alex.

— Bien, bien — Samy me soltó con un suspiro —. Nos vemos, entonces. — Se dio la vuelta y se dirigió hacia donde estaba el resto del grupo.

— Y... ¿Cómo has estado? — me preguntó Alex, acercándose más.

— Hueles a trago — comenté, notando el aroma a alcohol que llegaba hasta mí.

— Es que la fiesta está buena — se rió. — Pero en serio, ¿todo bien?

Le sonreí, tratando de relajarme un poco. — Sí, todo bien. Estuvimos todo el día con Ari. ¿Y tú?

— Mejor ahora que te encontré — dijo, sonriéndome de lado.

Solté una risa nasal y seguimos bailando al ritmo de la música. De vez en cuando, Alex me abrazaba, y no sabía si era por lo que había bebido o porque realmente ya había dejado atrás el resentimiento. Pero no importaba, me sentía bien así. Con el calor del baile y el alcohol, sentía el cuerpo arder.

— Voy al baño — le avisé a Alex, y él simplemente asintió.

Entre la multitud, me abrí paso hasta el baño para tener un momento de tranquilidad. Estar rodeada de tanta gente, y en este estado, se estaba volviendo sofocante. Me miré al espejo y me arreglé un poco el cabello. Ya sintiéndome mejor, salí, pero la puerta chocó contra alguien.

— Perdón — dije, algo preocupada, hasta que vi quién era.

— A ti te gusta maltratarme — dijo Iván

— ¿Qué hacías aquí, afuera de los baños? — le pregunté, un poco sorprendida.

Él levantó el vape para que lo viera. — No soy el único. Hace un momento se fueron Rivers y Carre.

— No me sorprende — respondí mientras cerraba la puerta del baño detrás de mí. — ¿Acabas de llegar?

— Algo así — dijo, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.

— Uy, ¿y esa seriedad? — Me recargué en la pared, quedando a su lado.

— ¿Qué seriedad? Estoy bien — respondió, mirándome.

— Ajá, claro, tu cara no dice lo mismo — señalé, observando su expresión.

Suspiró y desvió la mirada hacia el frente. — Solo pensaba... — hizo una pausa — extraño a Micha.

Mi rostro se suavizó al escuchar eso. — Ay, ¿ya debe estar grande, verdad?

— Sí — asintió —, y está muy loca — soltó una pequeña risa.

— Pero no creo que ese sea el problema — añadí, buscando sus ojos. — ¿Hay algo más? — pregunté, notando cómo dudaba si decírmelo. — Bueno, si no quieres contarlo, no...

— Es pasajero — respondió finalmente. Lo miré con atención mientras continuaba. — Se supone que vine aquí para distraerme y olvidar.

— ¿Olvidar? — pregunté, algo confundida.

— Eso ya no importa — respondió, con una nota de cansancio en la voz. — Ahora estoy en un punto en el que mi vida es un desastre... no sé, boluda, no sé qué voy a hacer cuando regrese a Argentina — se pasó la mano por el cabello, soltando un suspiro de frustración.

— Entiendo que todo parezca un desastre ahora, pero... no tienes que resolverlo todo de una vez — no se si sea de total ayuda — Aunque creas que no es el momento o no quieras desahogarte, tienes personas que realmente te quieren, como Rodri... y ahora me tienes a mí..siempre estuve aqui..— dije, asintiendo para darle confianza.

El rostro de Iván se mantuvo serio, pero sus labios empezaron a dibujar una pequeña y notable sonrisa al escuchar mis palabras. Nos quedamos en silencio por un momento, con la música de fondo como único sonido.

— Bueno, creo que es hora de volver — rompí el silencio, dándome la vuelta para regresar a la fiesta.

— Espera — pidió Iván, y me giré de nuevo para verlo.

Él se acercó más, quedando muy cerca, y de repente me envolvió en un abrazo. Sentí su calidez y el peso de sus emociones en ese simple gesto.

— Gracias — murmuró cerca de mi oído, haciendo una breve pausa antes de añadir, con sinceridad —... te quiero.

Me quedé quieta por un segundo, sorprendida, pero luego le devolví el abrazo con fuerza.

— Yo también te quiero..— respondí en voz baja.

Nos separamos y regresamos a la fiesta. Tuvimos que abrirnos paso entre la multitud de nuevo. Busqué a Alex entre la gente, pero ya no estaba, así que me fui con Iván al segundo piso, donde estaban nuestros amigos.

— ¡No mames! — escuché la voz de Roier resonar por encima de la música.

Mientras nos acercábamos, sentí las miradas clavarse en nosotros, especialmente en mí. Vi a Ari con una expresión de preocupación, y el resto tenía caras como si hubieran visto un fantasma.

— ¿Qué? — pregunté, confundida por sus reacciones.

Iván, notando la tensión en el ambiente, me hizo una seña para que mirara hacia el otro lado. Me giré lentamente y, en cuanto vi lo que estaba ocurriendo, me lamenté de haberlo hecho. Aunque, si no lo hubiera visto, habría sido peor enterarme después.

𝐕𝐚𝐩𝐞 𝐆𝐢𝐫𝐥 | 𝐐𝐮𝐚𝐜𝐤𝐢𝐭𝐲 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora