Con el paso del tiempo, mi relación con Ivan adquirió una normalidad reconfortante. Nos convertimos en amigos cercanos. Roier, siempre con su cámara se convirtió en una presencia constante, grabando en todo momento.
Otra cosa Rivers y Felix ya son novios, me alegro mucho por ella aunque ya no compartimos tanto tiempo de calidad como antes, pero comprendo la situación.
Hoy es el día que menos quería que llegara. Iván y Rodrigo regresarían a Argentina, ayer hicimos una pequeña reunión para despedirlos, no todos podían venir hoy al aeropuerto.
— La próxima vez que vengas que sea con Micha — le digo a Ivan.
— O tú podés venir a Argentina — propone.
— Espero que sea pronto — respondí.
Estábamos caminado hasta cierta zona del aeropuerto junto a Rodrigo, Alex y Osvaldo. Fuimos los únicos que pudimos venir.
— Al menos ya va a despertar, y dejará de pensar por 1 minuto en vos — dice Rodrigo refiriéndose a Ivan — es broma — me abraza.
— Cuídate — le digo.
Osvaldo y Alex también se despidieron de los chicos y nos quedamos hasta que cruzaron por las puertas para esperar su vuelo. Fue algo triste, pero estoy considerando ir a Argentina.
Osvaldo también tenía cosas que hacer y se despidió de nosotros.
Para nuestra mala suerte, empezó a llover, pero caminábamos por donde podríamos cubrirnos de la lluvia.
— Ya pasó el mes — le recuerdo — de hecho pasó más de un mes.
— Ten paciencia, primero quiero córtame el cabello para que el hair reveal sea épico — dice Alex — ¿Qué tienes que hacer ahora?.
— Creo que más tarde tendré que ir a ver los vestidos para la boda de mamá — pongo la vista en blanco — es lo único interesante.
— Yo solo voy a las bodas para comer — confiesa y yo asiento riendo.
— He estado pensando en algo — digo — Sabes no estoy de acuerdo con la boda de mamá, tampoco es que el hombre sea alguien que me agrade— hago una pausa — quiero independizarme.
— Morra apenas te acuerdas de comer — responde Alex.
— No importa, pero debo buscar trabajo — ladeo la cabeza — debo aprender a sobrevivir.
— ¿Y la universidad?.
— No estas ayudando — olvide ese pequeño detalle — Si voy trabajar, tendría que cambiar los horarios, y estudiaría por la tarde.
— ¿Por qué te cambiarias? No te cambies — habla rápido Alex.
— Aún no está decidido — le respondo.
— Pues espera hasta graduarte — hace una pausa — No seria lo mismo si te vas — murmura.
— Pero están Roier, Osvaldo, Ari..— nombró a los demás — No estarás solo.
— La Rivers está de novia, Ari y Juan en su mundo, Roier desaparece por un tiempo y vuelve cuando quiere — cruza los brazos — ¿Eso no es estar solo?.
— No es para tanto — le restó importancia.
— ¿Qué te parece si vivimos juntos? — me mira.
— Solo si tú cocinas.
— Ahuevo — asiente con entusiasmo.
— Sabes que no hablo en serio.
— Pinche niña, ya me había ilusionado — dice y la castaña ríe.
— ¿Ya sabes qué hacer luego de ser oficialmente un licenciado? — preguntó.
— Pues a comenzar con los casos — dice muy obvio.
— Qué sean para los gringos, hablando inglés suenas más serio, aquí en México el juez no te daría la razón — digo entre una carcajada.
Mientras esperaban a cruzar la calle. Alex se quedó callado por un momento, como si estuviera pensando en algo.
— Oye solo era broma — dice la castaña al ver su expresión seria — ¿Te enfadaste?.
Antes de responder, de repente, un coche pasó velozmente, enviando un salpique de agua hacia la acera. Él la tomó sutilmente del brazo, utilizándola como su escudo.
— Eso estuvo cerca — menciona y regresa a ver el auto — Que suerte que tengo buenos reflejos, el tipo debería aprender a conducir.
La mirada del chico regresó hacia su amiga, quien estaba ahora completamente empapada.
— ¡¿Eres tonto o te haces?! — empieza a acercarse a Alex. Él retrocede lentamente y se hecha a correr — ¡Ven acá! — lo empieza a seguir.
Lo siguió hasta llegar al estacionamiento donde estaba el auto de Alex. Adentro él le entregó una manta para que al menos trate de secarse.
— Ya mojaste todo el asiento — señala — apenas esta lavado.
— ¿Y de quién fue la culpa que yo esté aquí? — responde molesta.
— Perdón — me arrebata la manta — te voy a ayudar, así todo es más rápido.
Enrolla la manta y empieza a frotarla por todo el cabello hasta el punto de despeinarlo.
— Estas empeorando las cosas — lo alejo.
— te pareces a Tiger luego de bañarse — comienza a reírse y para al ver que la chica no hizo lo mismo — Deja te ayudo a no verte como la niña del aro — arregla el cabello de la chica y lo peina con sus dedos — Listo, te ves mejor con tu cara a la vista de todos.
Hubo un corto contacto visual, honestamente fue algo raro, pero bonito.
— Gracias — desvió mi mirada y me acomodo en el asiento.
— Estamos cerca de mi casa, te puedo prestar algo — habla.
— No así estoy bien, además ya tengo ropa tuya en mi casa, te la debo regresar o mamá las llegará a encontrar y me bombardeará de preguntas.
— ¿Por qué te preocupas tanto por ella? Quiero decir, parece que le tienes un miedo.
— No es eso, solo que..ella es de un carácter difícil y si le llevas la contraria es difícil de que deje de estar sentida — respondo.
— En algún momento tendrás que enfrentarla — dice — aunque ella no esté de acuerdo con algo, debe de entender que son tus decisiones, ya no eres una niña.
Fue lo último que me dijo mi terapeuta en la última sesión que tuve, hace años, claro. Pero no es tan fácil.