Hace unos días Samy nos invitó a pasar un fin de semana en la casa de verano que tiene su hermana, íbamos en el auto de Osvaldo, Rivers en el asiento de copiloto y atrás iba con Rodrigo e Ivan.
— ¿Qué escuchas? – le pregunta al pelinegro
Este le quita el audífono que compartía con su amigo y se lo puso a la castaña.
— ¿Pensás dejarme sin música pelotudo?! – Rodrigo mira mal a Ivan.
— Te jodés ahora – responde y yo solté una carcajada.
— Ósea que ahora la preferís a ella? – indignado.
— Si – asiente Ivan.
— Ya te cambiaron cabrón – dice Osvaldo.
Después de ese día en el parque, Ivan y yo comenzamos a ser cercanos se que podríamos llegar a ser como mejores amigos.
— No, a mi me querés más – afirma ganándose la negación de su amigo – te voy a robar a tu mejor amiga – mira desafiante a la castaña
— Primero te manda a volar – responde ella.
— Eh, a mi no me metan en sus conflictos – contesta la rubia sin dejar de ver su teléfono.
Después de 3 horas de trayecto llegamos a donde nos quedaríamos estos 2 días, habían 3 habitaciones. Osvaldo, Samy y yo nos quedamos en una. Ari, Juan con Rodrigo y en la última Roier, Alex e Ivan.
Teníamos tanta hambre que pedimos a domicilio, platicábamos y tomamos algo de alcohol, el día paso tan rápido que ni nos dimos cuenta cuando oscureció.
— ¿Y si hacemos una pijamada? – me pregunta Rivers, sus ojos se veían cansados, su voz algo pesada y ya propuso hacer una pijamada, si, ella ya está ebria.
— Ya llévatela a dormir – dice Alex mientras ve como la rubia apoya su cabeza en el hombro de ___.
— Vámonos – Osvaldo la levanta para llevársela a la habitación – ¡pero coopera tú también cabrón! No pongas mas peso – mira a la rubia.
— ¿No vamos hacer la pijamada? – mira a la castaña – ¿____? ¿Quien sea? – mira al resto.
— Al rato voy Sam – me levando para darle un corto abrazo – descansa.
Dicho eso volvió adentro de la casa con Osvaldo, quien la ayudaba a no caerse. Nosotros seguimos afuera un rato más.
— Ya fue mucho – Roier me arrebata la botella de Corona y se toma lo restante.
— ¡Oye! – me quejo – Apenas estaba tomándola – miro mal a mi amigo.
— Ya era tu tercera – dice y regresa a ver a Ivan –güey vigila a tu novia.
A Ivan solo se le formó una sonrisa al escuchar lo último y yo bufé.
— tiene razón ___ – menciona Ari – deberías descansar.
— Nosotros también ya nos vamos – Juan se levanta del sofá.
— Aún es temprano – conteste con una mueca.
— Che – Ivan le da un pequeño golpe a Rodrigo, quien se quedó dormido en el sofá – ¡Levántate!
Él se sobresaltó, también estaba algo tomado y se fue con la ayuda de Ivan.
— Hasta mañana – se despide Juan de mi y Alex, ambos correspondimos.
— Ve a descansar pronto y ya no bebas más – Ari planta un beso en mi cabeza y antes de irse.
Ambos nos quedamos en completo silencio, lo único que se escuchaba era la música. Alex se levantó y caminó lentamente hacia mi sofá para sentarse a lado.
— ¿No te irás también? – cuestione.
— Aun no tengo sueño – se acomoda – supongo que me quedare aquí hasta que te vayas – mete sus manos a los bolsillos.
Saque el vape para utilizarlo, otra vez nos quedamos callados, mirando a la nada.
— Me gusta la brisa nocturna – rompo el silencio.
— Es una sensación agradable – responde sin dejar de mirar al frente – Hace días que no te he visto chica vape.
— Los exámenes me consumieron – me encogí de hombros – ¿tú qué tal?
— También estuve la mayor parte del tiempo estudiando – me regresa a ver – de vez en cuando viene bien salirse de la rutina.
— Si, lastima que solo son 2 días – vuelvo a guardar el vape.
— ¿De verdad eres novia de Ivan? – preguntó de repente.
Me quede callada por unos segundos.
— Eso...eso solo lo sabemos él y yo – ladeó la cabeza.
— Ay no – se pone una mano en el pecho – me romperás el corazón — habló en tono de burla.
— No me digas – digo sarcástica.
La brisa se comenzó a ser más fuerte, eso hizo que por poco se llevara volando el gorro de Alex pero reaccionó rápido y lo impidió.
— Hay algo que me estoy pregunto desde hace unos segundos – murmuré y él me miraba atento – ¿por qué no te quitas el gorro? Quiero decir..no hay día que no te vea ni un minuto sin el.
— ¿Por qué tú no dejas el vape por un momento? – cuestiona, como si quisiera esquivar mi pregunta.
— Me gusta – era simple.
— Ahí está tu respuesta – asiente – no es tan complicado.
—Bueno no es solo por eso – hable con rapidez – te lo diré si te quitas el gorro.
Él se queda pensativo y me regresa a ver, pero esta vez fue muy diferente. Me sentía intimidada.
— Tengo una idea – se acerca más – Si tú dejas de usar el vape por este mes, yo me quito el gorro.
— Ajá y como se que no me mientes? – cuestione.
— Siempre cumplo mis promesas, pregúntaselo a los demás.
— Y si cumplo tu dejarás de usar gorro – propongo y me mira no muy convencido – por un mes, claro.
Se quedó unos minutos analizando la propuesta. No entiendo qué tan complicado debe ser, solo es un gorro.
— De acuerdo – asiente – ¿como sabré que no me mientes y fumes cuando yo no esté?
— Soy alguien de palabra ¿cuando empezamos?
— Ahora – eso es muy pronto.
Extiende la mano y le entrego el vape. Solo es un mes, no pierdo nada con esto.
— Pero para hacerla de emoción, si no cumples el trato deberás que pagar una multa.
— Bien – asentí. Espero que este mes pase rápido.
Feliz año a todas. Espero
y sea el mejor. Decretare
por ustedes.