Era un sábado completamente nublado, y parecía que la lluvia no tenía intención de parar. Sin embargo, también era una buena ocasión para quedarse en casa. Alex y ___ estaban acostados en la cama, cubiertos con una sábana, con Tilín entre ellos, mientras veían una película.
—There's something about the sunshine, baby. I'm seeing you in a whole new light... —tarareaba la chica al compás de la canción que sonaba en la película.
Mientras tanto, Alex sostenía la mano de ____, jugando con ella. Deslizaba sus dedos suavemente entre los de ella, entrelazándolos y soltándolos en un ritmo lento y relajante. Con la yema de sus dedos, trazaba pequeños círculos en la palma de ____, disfrutando de la sensación de su piel suave. A veces, levantaba su mano y le daba un beso ligero
— Ya casi son las tres — menciona Alex, y regresa a ver a su novia.
— ¿Me ves en condición de querer cocinar? — le cuestioné.
— Entonces pediré que nos traigan algo — suelta la mano de su novia para agarrar el teléfono — te mandaré el link para que veas el menú.
— Muy bien — dije, mientras agarraba mi teléfono para revisar el mensaje. Justo en ese momento llegó una llamada de Ari — ¿Hola?
Hola tú, ¿qué estás haciendo? — escuché la voz de mi amiga desde la otra línea.
— Echando hueva — me estiré un poco — ¿Por qué?
Hace un rato Juan estaba hablando con Iván, y al parecer vendrá en unos días a Monterrey — me contó.
Iván, hace un tiempo que perdí el contacto con él, no porque hayamos tenido algún problema, simplemente sucedió.
— ¿Solo o con Rodrigo? — pregunté.
Sí, van a venir los dos y Juan se ofreció a recogerlos del aeropuerto.
— ¿Alguien más sabe de esto? — pregunté.
Que yo sepa no, pero te llamé para ver si te unes a algún plan que tengamos... claro, Alex también — agregó.
Alex me miraba confundido y me hizo una seña preguntándome con quién hablaba.
— ¡Sí! — respondí de inmediato — ya sabes que cualquier plan que tengan cuentan con nosotros — reí de forma nerviosa al ver que Alex no dejaba de mirarme.
Perfecto, nos vemos hermosa, cuídate — se despidió.
— Tú también, abichu — dije antes de colgar.
— ¿Qué pasó? — preguntó Alex.
— Ari, pues resulta que Iván y Carre vienen — dije, soltando una pequeña risa.
Alex no dijo nada y se dedicó a seguir revisando el pedido. Nunca volvió a mencionar el tema de Iván porque, de alguna forma, Alex se ponía serio o raro, y recordando todo lo que pasó, lo comprendo un poco. Aunque varias veces le ha demostrado que solo lo quiere a él.
— Nos invitaron a pasar el rato con ellos y acepté — continué hablando.
Alex se quedó en silencio unos segundos más mientras seguía usando su teléfono.
— Sí, yo me apunto a todo, ya sabes — apagó el teléfono y me miró de nuevo.
— Qué bien, la verdad es que me emociona, hace tiempo que no los veo — comenté con una sonrisa leve.
Alex también sonrió y se recostó por completo en la cama.
— Si te hace feliz, a mí también — dijo.
— Me tranquiliza escuchar eso — imité su gesto.
— ¿Por qué? — preguntó.
— No sé, pensé que quizás no te gustaba la idea o algo así. A veces notaba que te ponías un poco raro cuando hablaba de ellos.
— Ya sé que son amigos, también extrañaba convivir con ellos — se acerca un poco más — no hay que quedarse en el pasado.
— Exactamente — murmuré.
Alex pasó su brazo por encima de ella y dejó un beso en su cuello. Eso hizo que se le erizara la piel, se levantó un poco para estar sobre la chica de forma cuidadosa. Ella acariciaba sus mechones que sobresalían del gorro y los apartaba de su cara.
— Estar aquí con mi chica vape es lo mejor — esconde su rostro en mi cuello.
— Apoco si wey — dije.
— No me digas, wey — habló de manera dramática.
Ella soltó una pequeña risa y sin previo aviso unió sus labios con los de ella. Era un beso lento, sin pausa, pero lindo. Los labios de Alex pasaron por sus comisuras, mandíbula y cuello, seguimos así hasta que sentí algo húmedo.
—Tilín — reí al ver a aquel perrito sobre nosotros, lamiendo nuestras caras y moviendo su colita.
—¿No estabas dormido, cabrón? — Alex lo acaricia y sonríe al ver cómo este se va sobre él.
El teléfono empezó a vibrar, era el repartidor.
— Bueno, ya será para la otra — Alex se levanta.
— ¿Qué cosa? —pregunté confundida mientras lo miraba ponerse zapatos.
— No te hagas, niña — sonríe de forma coqueta y se va.
Me quedé procesando un poco todo, y caí en cuenta.
— ¡Oye! — exclamé.
Continuará...
Volví jaja, y se me dio por
subir un extra, quien sabe y
los alargue, en fin, cuídense.
