Llegué a casa después de un largo día, me deshice de mis zapatos y me puse cómoda. Tomé las rosas que me había dado Alex y las coloqué cuidadosamente en un jarrón con agua, espero que duren mucho tiempo.
No soy soy muy fan de que me regalen rosas, pero estas son la excepción.El sonido de la puerta me sacó de mis pensamientos, y al girar la cabeza vi a mamá entrando, con una sonrisa. En una mano sostenía sus tacones.
— Uy y esas flores — camina hacia la mesa y se apoya sobre esta — ¿Te las dio Ivan? — con una sonrisa pícara.
— ¿Estas borracha? — cuestione.
Bufa — ¿Por qué te fijas solo en eso? — hace un puchero.
— Me las dio Alex — respondí.
— Ese chico me cae bien — mira atentamente las rosas.
— Pensé que no llegarías hoy.
— Oh...Emanuel tenía que ir a ver a sus hijos — se veía no muy convencida — Pero la pasamos bien ¿Cómo te fue en el trabajo?.
— Es agotador, pero es por una buena causa — dije.
— Sabes perfectamente que te puedes quedar aquí, está es tu casa — habla la mujer.
— Ya — hice una pausa — Pero yo me quiero ir, mamá, sabes que una parte de mí se siente feliz por verte muy contenta por la boda, pero...
— Emanuel y tú no conectan — interrumpe.
— Y no es solo por eso, bueno, en un principio sí, pero ahora siento que quiero tener un nuevo comienzo.
— Ven — me hizo una seña para que la siguiera.
Subimos a su habitación y de su closet sacó una tarjeta y me la entrega.
— Tú padre no solo pagaba la manutención — dice.
— De todas formas... — intente negarme.
— ¡Deja el show niña! Ese dinero es tuyo, consíguete un departamento y que valga la pena por favor — cruza los brazos.
Una oleada de emoción me invadió y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Este momento iba a ser real. No pude resistir las ganas de abrazar a mamá, así que me acerqué y la envolví en un abrazo.
La mujer se quedó helada ante la acción, sin saber cómo reaccionar, pero correspondió al abrazo dándole palmaditas en la espalda.
Tose falsamente — Creo que se me bajó la borrachera — bromeó.
Solté una risa nasal y nos separamos.
Voy a seguir trabajando — dije —ya sabes, el dinero va y viene.
Totalmente — asintió.
Nos despedimos y me dirigí a mi habitación, donde noté varias llamadas perdidas de Alex, pero ya era demasiado tarde para devolverlas.
Pasaron 2 meses y me sumergí en la búsqueda de departamentos, incluso recibiendo ayuda de Alex. Ari mencionó que había uno disponible en su edificio, pero lo descarté de inmediato. No quería enfrentarme todos los días a Diego y vivir bajo el mismo techo con él. Descubrí que encontrar un departamento no era tan fácil como pensé, cada opción parecía tener sus complicaciones.
— Ya casi se acerca la fecha de la mendiga boda y aún no tengo casa — bufé.
— No te estreses, ademas hay más opciones chica vape — dice Alex — Te invito a comer.
— No tengo hambre — respondí.
— Pero yo si, me hiciste levantar muy temprano — se quita los lentes oscuros para verme.
— Bien, pero yo invito — propongo y él asiente.
Fuimos a un restaurante cercano a donde estábamos y nos sentamos. Después de revisar el menú,hicimos nuestros pedidos.
— ¿En que piensas? — pregunta Alex al ver a la castaña algo pérdida.
— Hmm..en que haré al terminar la carrera, se que dedicarme a eso, pero hablo de otro tipo de planes en mi vida personal.
— Piensas mucho en el futuro, debes dejar que las cosas fluyan. Está bien tener en claro lo que quieres, pero a veces no todo sale como lo planeas.
— Perdón, es inevitable — río.
— Además eres ____, se que vas a buscar soluciones a cualquier inconveniente que se te presente.
Las manos de Alex y la chica reposaban debajo de la mesa, y Alex, con delicadeza, acercó la suya lentamente hacia la de ella. Al sentir el contacto, la chica no dudó en entrelazar su mano con la de Alex. Las palabras de él le brindaban una sensación de paz, y lo que estaba sucediendo en ese momento le gustaba mucho. Un cálido sentimiento de conexión y complicidad se tejía entre ellos.
— Eso también es gracias a ti, siempre estás cuando lo necesito — dice la castaña.
Me regala otra de sus sonrisas, estoy comenzando a sentir cosquillas en mis mejillas, las comisuras de mis labios también se elevan. Me recorrió con su mirada, de mis ojos bajo a mis labios y siguió bajando a mis hombros para terminar subiendo a mis labios de nuevo y quedarse ahí.
Se relamió los suyos y entendí que estaba por pasar ahora.
Toda esa burbuja se rompió por el sonido de su teléfono, era una notificación.
Gmail ✉️
Asunto: confirmación de intercambio.No se como reaccionar, solo me quede viendo la notificación por un rato mas.
— Creí que no era algo asegurado — apaga el teléfono.
— ¿Desde cuándo aplicaste el intercambio? — pregunte.
— En realidad me lo ofrecieron, pero no era asegurado hasta hoy — responde con algo de incomodidad.
— ¿Y a donde iras?.
— Estados Unidos — Me vuelve a mirar.
La noticia debería ser motivo de alegría, no de incomodidad. Es una oportunidad emocionante para Alex, un momento que debería llenarlo de felicidad.
— Pues hay que festejarlo — le sonrió.
Pedí que nos trajeran dos cervezas para la ocasión.
— Terminaré ahí lo que queda de el año — me cuenta.
— Le sabes al inglés, te va a ir muy bien, quien sabe y te vaya mejor allá que en México.
— ¿Ya me quieres hechas, verdad? — dice en tono divertido.
— ¡No! — ladeó la cabeza — Si se sentirá tú ausencia.
— No hables como si me fuera a morir.
— Me refiero a que ya no habrá nadie que me moleste durante las horas de descanso, ni con quien compartir momentos divertidos cuando los demás estén ocupados con sus parejas u otras actividades.
— ¿Me extrañarás? — pregunta con una sonrisa en su rostro.
— Es obvio ¿no? — encogí los hombros.
— Pero tendrás que soportar que te llame todos los días — comenta.
— No, créeme que lo esperare con ansias — confesé.
¿Cómo andan? Espero
que bien, pasó a dar las
gracias por el apoyo
que le están dando a la
historia.
Sean felices, beban agua,
coman bien y no vapeen,
es malo, créanme.