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Después de unos días, finalmente regresamos a México. Durante estos últimos días Alex se puso al día con su familia y amigos. Todavía estoy reflexionando sobre lo que vendrá a continuación.

Estaba en casa de mi madre; hace días que no la veía y quería pasar tiempo con ella.

— Te estás preocupando demasiado — comenta mamá — lo siguiente es que te dediques a lo que has estado estudiando todos estos años.

— Lo sé — tomé un sorbo de agua — estaba pensando en mi relación con Alex.

— ¿En qué aspecto? — pregunta ella.

— Bueno, en lo que pasará más adelante... Sé que hasta ahora solo hemos estado saliendo, pero eso no significa que deba definirlo todo. Cuando él estaba aquí, éramos solo amigos, y cuando finalmente descubrimos que sentíamos lo mismo, tuvo que irse... solo podíamos comunicarnos a través de una pantalla.

— Pero ahora está aquí, tienes todo el tiempo del mundo para conocerlo mejor — encoge los hombros.

— Solo espero que no me decepcione — No quiero que se repita la misma historia que con Diego.

— Deja de preocuparte por lo que aún no ha sucedido — me pide.

— Lo siento.

Hubo un silencio durante unos minutos mientras ambas mirábamos nuestros teléfonos. Alex me había enviado una foto de él paseando a Tilín en el parque. Cada vez que veo esas cosas, no puedo evitar sonreír.

— Por cierto... — interrumpo el silencio — Hay algo que necesito hablar contigo, un asunto importante.

— ¿De qué se trata? — dejo mi teléfono a un lado.

— Voy al grano. El día de tu graduación, después del evento, vi a tu padre.

— Buena broma — suelto una risa.

— No es una broma — su expresión lo dice todo — él estaba allí. Saliste del baño y aún estaba en shock por verlo.

— Pero... ¿no se supone que no vive aquí? — cuestiono.

— No sabemos nada de su vida ahora, ____ — se levanta de la silla y camina hacia los cajones de la sala, buscando en ellos hasta sacar un sobre — Toma, no lo he leído porque es para ti.

— Esto... me asusta, sabes — digo con el sobre entre las manos — quiero decir... ¿por qué aparece justo ahora?

— Nunca es tarde para arreglar las cosas — responde.

Sin dudarlo más, abro el sobre para ver qué contiene.

Para ____, mi hija.

Seguramente debes tener muchas dudas y probablemente no quieras verme o escucharme, pero cada día que estoy lejos de ti me duele más y más. Lastimosamente tome decisiones equivocadas y eso hizo que me alejara de ustedes, lo que es cierto es que ha llegado un punto en que tú madre y yo dejamos de querernos, pero yo nunca dejé de quererte a ti, solo tenia miedo, porque me aterraba la idea de que me odiaras.

Se que no hubieras querido verme, pero aún así fui a tu graduación, estuve entre las demás personas para que no me vieras, solo quiero que sepas que nunca me he sentido tan orgulloso en toda mi vida, me sentí algo melancólico con tan solo ver que la niña que conocía ha crecido. Te has vuelto toda una mujer y te esperan muchos desafíos, pero se que lograrás resolver todo lo que venga, no olvides que la familia es lo más importante, cuida a tu madre y a cualquier persona que te ame.

Te amo.

Al leer la carta, una extraña calma me invade. No siento nada en el momento presente, pero puedo percibir la tumultuosa tormenta de emociones que mi niña interna estaría experimentando. Imagino sus lágrimas brotando, sus sollozos ahogados por el peso de la nostalgia y la esperanza.

— De mi parte, tuve una conversación con él cuando te fuiste a Los Ángeles — menciona mamá — abordamos algunos temas pendientes, pero me alegra verlo en paz ahora.

— Hmm... creo que en este momento los tres estamos bien así, ¿no crees? — comento.

— Me hace feliz que finalmente estemos empezando a llevarnos mejor — confiesa —. Nunca es tarde para nada. Lo que más valoro en este momento es poder pasar más tiempo juntas... puede sonar cursi, pero es la verdad.

Le devuelvo una sonrisa a mi madre y nos damos la mano como muestra de afecto. Es reconfortante sentir que estamos encontrando una nueva conexión después de tanto tiempo.

— Dejando la melancolía a un lado, ¿te gustaría salir a bailar o algo así? — propone mamá.

— No — respondo de forma concisa —. He tenido suficientes celebraciones últimamente y lo que menos me apetece es ir a un antro.

— Vaya, qué aburrida eres — dice cruzando los brazos —. ¿Te da vergüenza salir de fiesta con tu madre?

— No es eso, además tengo que pasar a ver a Alex; tiene a mi perro.

— Que lo cuide y te quedas a dormir aquí — intenta convencerme.

— Está bien — suspiro —, pero no vamos a tomar nada — añado como condición.

— Trato hecho — responde con entusiasmo.

Como andan? Estuve
ausente por las responsabilidades
y por tener que reescribir muchas
cosas de esta historia, por cierto
ya no queda nada para que termine.

𝐕𝐚𝐩𝐞 𝐆𝐢𝐫𝐥 | 𝐐𝐮𝐚𝐜𝐤𝐢𝐭𝐲 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora