El cielo comenzaba a oscurecer mientras observábamos la vista de los edificios y las calles desde arriba. No había mucho que ver, pero era un lugar cómodo para hablar con Iván.
— Boluda, esa Ana apenas llegó y ya soltó tremenda bomba.
Ambos soltaron una pequeña carcajada. Luego, ____ le dio un leve empujón para que se pusiera serio.
— El punto es que es una tontería enfadarse por algo que paso hace décadas, y más cuando ni siquiera se gustaban — opinó.
Para ese entonces yo se que estaba empezando a desarrollar un sentimiento por Alex, hablo por mi, no sé él.
— Ya sé, pero ¿por qué Ana tendría que sacar ese tema ahora?
— Y vos, ¿por qué no decís que es tu novio desde hace más de un año? — también me cuestionó.
— Pensé que no la volvería a ver, pero es amiga de Alana, que a su vez es muy amiga de la hermana de Ari. Eso significa que coincidiremos con frecuencia, y fui tonta al darle mi número. En cualquier momento me va a escribir — hablé rápido.
— ¡Para un segundo! ¿Quién es Alana? Cada vez metes a más personas — se quejó.
— Alana es la ex novia del idiota de mi ex — le expliqué.
— Vos vivís en una telenovela — se burló.
— Creo que debo disculparme con Alex.
— Es lo más justo — dijo, tomando un sorbo de su bebida energética. Luego me miró. — ¿Tenés frío?
— Sí, ya empezó a refrescar — respondí, frotándome los brazos.
— Ah, pues no esperes que te preste mi buzo — dijo, riéndose a carcajadas.
— No esperaba nada — le lancé una mirada fulminante.
— Y porque así estás bien — hablo con un tono de voz ronco.
— Oye, si estás entrenando no deberías vapear y tomar esto — dije, agarrando la lata de Monster — Tiene kilos de azúcar.
— Una vez no hace mal, además ya se me empieza a notar — respondió, subiendo la manga de su sudadera para mostrar su antebrazo.
A decir verdad, sí se notaba un cambio; estaba más marcado, al punto de que casi se le marcaban las venas.
— Se te cae la baba...
— No seas tonto — contesté, apartando la mirada.
[•••]
Al entrar a mi departamento, todo estaba a oscuras. Alex aún no había llegado. Me quité el vestido y me puse algo cómodo, luego me desmaquillé. Justo cuando terminé de hacer todo eso, escuché el sonido de la puerta abriéndose.
— Hola — saludé a Alex mientras caminaba hacia la sala — ¿Todo bien?
— Sí, mi tía me pidió que la representara en un caso. Mientras me explicaba la situación, ella y mi madre empezaron a hablar de otros temas y me tuvieron ahí por mucho tiempo — dijo, sonriendo tiernamente.
— Lo normal — solté una pequeña risa.
Estábamos tan cerca, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romper esa tensión.
— Oye, ¿y Tilín? — preguntó, mirando alrededor de la habitación — ¿No lo trajiste?
Es verdad, tenía que ir a verlo porque se quedó al cuidado de mi madre mientras estábamos afuera, pero la plática con Iván me hizo olvidarlo.
— Quedé en ir mañana — respondí — además, supongo que debemos aclarar algo.
Nos dirigimos al sillón y tomamos asiento, mirándonos fijamente a los ojos.
—Te pido perdón por ese comentario tan, pero tan innecesario —dije, sin apartar la mirada—. No debí haberlo dicho.
—Pero lo dijiste —murmuró él, dejando escapar un pequeño suspiro—. Solo no quiero que las cosas del pasado nos afecten.
—Yo tampoco —respondí con firmeza—. Así que, para mí, este tema queda cerrado.
Esbocé una ligera sonrisa, que él correspondió, y deslizó su mano hacia la mía, entrelazando nuestros dedos. Sentí la sinceridad en su gesto, y confié en él.
Y yo creía que él en mi...
