Hoy si madrugue y estaba a primera hora de la mañana afuera de mi casa.
— ¿Aún sigo dormido o realmente estás aquí? – pregunta Osvaldo.
— Hoy quise madrugar – entro al auto – hola perra – saludo a Rivers.
— Hola zorra – responde.
— ¿Acaso hoy tienes examen? – pregunta Osvaldo.
— No, simplemente...
— Ayer la dejaste pendejo, dejaste que la niña se venga sola a su casa – interrumpe Rivers.
— Con que era eso – asiente – debo hacerlo más a menudo para que así te dignes a llegar pronto men, ademas se me olvidó decirles que salí temprano con unos chicos que son de intercambio.
— ¿Si? Pude haberme quedado dormida unos minutos más – doy una calada al vape.
— Aquí no uses esa mamada – Osvaldo da un manotazo haciendo que se caiga el vape.
— ¡Oye! Si se rompe me debes uno – lo regaño.
— Tienes un cajón de esas madres, no hace falta – mira por el retrovisor – y tú tampoco lo uses pendeja.
— Cálmate Mojón – habla Rivers haciendo que el humo saliera de su boca.
Llegamos a la universidad y fuimos recibidos por Roier.
— Hoy si llegaron temprano perros – nos ve bajar del auto – la ___ , o la Rivers ¿quien madrugo?
— ____ – responde la rubia.
— Por cierto ya decidimos que haremos una pequeña reunión para darles la bienvenida a Ivan y Rodrigo.
— ¿Iván y Rodrigo? – confundida.
— Son los del intercambio que dije, vienen de Argentina – comenta Osvaldo.
— Si, y si traen a más personas será más divertido – Roier rodea tus hombros con su brazo – te voy a dejar hasta tu clase.
— Como quieras nalgón – digo mientras seguimos caminando.
— Hueles a..— se acerca un poco más para olerte – dulce.
— Es porque estaba usando el pinche vape en el camino – dice Osvaldo.
— Ya veo...me gusta.
— Esa madre me dio dolor de cabeza – responde de nuevo el de lentes, no tenía problema con el vape, pero si le molestaba el olor.
Nos separamos de Osvaldo y Samy, Roier me llevo hasta mi clase y nos despedimos.
— ¿Es tu novio? – pregunta Ari.
— ¿Roier? – asiente – ¡Nada que ver! Es mi mejor amigo, podría ser mi hermano.
— Pero quedarían bien – todos dicen eso.
— No lo creo, por cierto hoy habrá una pequeña fiesta ¿te animas a venir?
— Seguro ¿puede venir mi novio? – pregunta.
— Claro, lo de pequeña fiesta es un decir, si traes a más personas será mucho mejor – digo.
Después de varias horas de clase salimos al descanso, en el camino nos encontramos a Rivers y decidimos ir a comer algo a la cafetería de la universidad.
— Ese pinche licenciado nunca está a gusto con lo que le presento – se queja la rubia – te juro que estoy apunto de dejar la carrera.
— Mira el lado bueno, al menos es una nota más alta que la anterior – miro la carpeta que tenía.
— No pensaré en esto hoy, solo quiero que llegue la noche.
— No me pasaste la dirección aún – menciona Ari.
— Descuida le diremos a Osvaldo que nos lleve – respondo.
— Ya quedó en verse con los aquellos chicos – habla Rivers – Y ya no me dejan usar el auto después de la última vez.
— ¿Qué sucedió? – pregunta Ari.
— Hizo una carrera con un tipo desconocido y la multaron – respondo.
— No se preocupen, puedo decirle a mi novio que las recoja.
— ¿Va en esta universidad? – pregunta Rivers
— Si, estudia diseño gráfico – sonríe viendo a otro lado – ahí viene, las veo después.
— Seguro – le devuelvo la sonrisa.
— Chau – se despide Samy con la mano y vimos como se fue hasta donde un chico de gafas – Vamos a vapear? – pregunta y asiento.
Salimos de la cafetería para ir al sitio de siempre, mientras íbamos platicando nos encontramos a Roier.
— ¡Te estaba buscando! – me mira y camina hacia mi – ven acá – me abraza con fuerza y me da un beso en la frente – ahora si las veo más tarde, beso para ti también – besa rápido la mejilla de Samy y se va corriendo.
— ¿Y este qué? – frunce el ceño la rubia y se limpia la mejilla.
Observamos cómo se fue corriendo hasta donde estaba un chico que llevaba puesto lentes oscuros y una gorra, este al percatarse de nuestra mirada se dio la vuelta y se fue, Roier simplemente nos volvió a despedir con la mano.