¿Castigada?

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Qué día más aburrido, pff sin duda odio los lunes.

— ¿Color favorito? — Suspiro aburrida.

— Ya me lo habías preguntado y te he dicho que el morado. — le digo a Nora quién está igual de aburrida que yo.

— Bueno, bueno, no te enojes — vuelvo mi mirada a la pizarra del profesor para seguir anotando lo que escribe — Ya se, ¿Con cuántos tipos te has acostado? — dejo de escribir para voltear a verla.

Me ruborizó al instante. ¿Yo tener sexo con alguien? Ni loca. En primera por qué no soy una mujer libre, es decir mis padres me tienen controlada cada movimiento. Con quién hablo, quien me habla, mis amistades, mi teléfono, saben mis contraseñas es decir saben todo de mí.

— Yo nunca he echo eso. — Me mira como si me hallan salido dos cabezas más.

-— ¿No? — muevo mi cabeza para darle a entender que no — pero tienes diesiciete  — Sonrió tímidamente.

— Si, así es. — Bajo la mirada a mí lápiz  como si fuera lo más interesante del mundo.

— Pues yo sí, infinidad de veces — Sonríe coquetamente mientras lo dice — Y es lo mejor que pudiera existir en el mundo.

Me quedo pensando. ¿Es lo mejor que le pido pasar en el mundo? ¿De verdad? Si, he escuchado que todos dicen que se siente de lo mejor, pero aún que me den ganas de intentarlo el miedo a ser descubierta por mis padres hace que no quiera ni pensar en eso.

Porque saldrían con su régimen de la iglesia. Aparte que si por ellos fuera yo sería monja y no es por exagerar pero mi falda la cual es del uniforme está hasta las rodillas — eso hace que se burlen de mi — no se me permite usar maquillaje, ni traer el cabello suelto, uñas cortas y sin esmalte.

Para terminar de joderme mi autoestima es un asco. No como mis calificaciones esas si son impecables.

— Señorita Garza, le estoy hablando — rápidamente volteó a ver al profesor feo y gordo.

— Lo siento, no lo escuché — digo en voz baja.

— Eso ya lo sé — escupe sarcásticamente — ¿Ven por qué es importante poner atención? — Mi cara se está poniendo roja.

Solo espero que esto no pase a mayores ni se enteren mis padres ¿Qué harían si se enteran que no estaba poniendo atención? No mejor no me lo imagino.

— Señorita Garza, otra vez — Vuelvo mi mirada al profesor.

— ¿Si profesor Braun? — apenada nuevamente por no escuchar lo que me dijo. Pero que estúpida soy.

— Le dije que pase a resolver los ejercicios de la pizarra — Siento que mi alma abandona mi cuerpo.

No digo nada solo me levanto de mi asiento y con muchos nervios sintiendo las miradas de mis compañeros sobre mi, llegó asta el pizarrón.

Un problema de matemáticas. Tragó saliva pesadamente. No soy buena en matemáticas pero tampoco soy mala es la materia que más se me dificulta y aún que mis padres me metieron a unos cursos no aprendí mucho.

— No sabe — más que una pregunta es una afirmación la cual tiene razón.

Con la cabeza agachada susurró un pequeño "no"

— Con que no se la sabe — muevo mi cabeza para negar. — Muy bien para que aprenda cómo se hacen irá a la oficina del profesor O'connor.
— levanto la cara de inmediato.

¿con ese demonio?

Quiero decir algo como siempre no lo hago. Regreso a mi lugar solamente para agarrar mi mochila.

La santa del profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora