Ella

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Camino despacio a su lado me siento importante, poderosa y bonita.

La gente a nuestro al rededor nos mira, unos con cara de envidia y otros... Bueno la mayoría con cara de envidia.

Un mesero muy elegante nos da una copa de champagne, dudosa la tomó y doy un pequeño sorbo el sabor no me desagrada y parece que a mí guapo acompañante tampoco.

— ¿Te gusta? — sus ojos grises debajo de ese antifaz me desnudan el alma.

— Si señor, me gusta. — sonríe satisfecho.

Seguimos caminando hasta llegar a una mesa, donde se encuentran más señores que no puedo negar lo atractivos que son aún con el antifaz puesto.

Si; es una fiesta de máscaras, todos incluyendo a los meseros y a mi misma traemos un antifaz que bien o nos cubre la cara o tan solo los ojos.

— Ellos son los amigos que te quería presentar — asiento.

Los miro detenidamente, me percato al instante que no están solos si no que como la mayoría de aquí viene con una linda mujer a su lado. Sus sumisas personales.

Por lo que tengo entendido esto es como una fiesta que realizan los dominantes para presentar a su nuevo juguete.

— Señores — saluda — ella es mi nueva mujer. — besa el dorso de mi mano.

Tan solo el suave roce de sus labios contra mi mano hace que una chispa de emoción se encienda en mi.

— ¿Cuál es su nombre? — pregunta uno de ojos tan azules como el cielo.

— Puedes llamarla Ella. — ¿Ella? Me cuestiono pero no digo nada.

Nos sentamos en la mesa donde las otras mujeres también están solo que algunas de ellas traen cadenas como si fueran unas perra, buena siendo realista si somos unas perras, sus mascotas. Pero no es que me queje o me desagrada del todo.

— ¿Ella? — hablo en voz baja para que solo él pueda oírme. — ¿Ahora me llamo "ella"? — toma un trago de su champagne.

No es como que me importe mucho la verdad, ya que recuerdo lo que dice el contrato.

5. Tu no tienes nombre: Eres simplemente un objeto, un instrumento que tu AMO podrá llamar como quiera y usar en cualquier momento para obtener placer sexual o mental. Tu obligación es darle el máximo.

Por que si me memorize cada letra, cada maldito punto está en mi cabeza.

— No dije que te llames "ella" dije que pueden llamarte "ella" — No digo nada más.

Barro el lugar con total interés, es lindo, grande, hay muchas personas, música clásica, meseros bien vestidos atendiendo, todo grita dinero.

— Ramsés — vuelvo mi vista a Ethan
— ¿Christian no vendrá? — escucho atenta.

Un señor de ojos marrones, no tan viejo no tan joven unos cuarenta y cinco a lo mucho niega con la cabeza.

— Está pasando por el luto de perder a sus hermanos. — se que abajo del antifaz blanco que trae se esconde una mirada aún más triste de la que puedo notar.

— Mándale mis condolencias — dice Ethan.

— El tío no las quiere, sabes que es fuerte — suspira — solo necesita tiempo — acerca su tragó a sus labios — solo eso, tiempo.

No entiendo quién es Christian pero no preguntó, tal vez un amigo.

Una canción romántica empieza a sonar. Balanceo mi cuerpo de un lado a otro sutilmente sin que nadie se dé cuenta o bueno eso creo yo.

— Bailemos — una orden.

Tiene una manía por dar órdenes.

Sin esperar mi respuesta me toma de la mano y me lleva a la pista de baile. Nuestros cuerpo se conectan a la perfección bailando y dejándonos llevar como si fuéramos uno mismo, como si la gente no existiera a nuestro alrededor, como si fuéramos una pareja enamorada.

¿Enamorada? Qué palabra tan rara ¿no?, 

¿Qué significa realmente estar enamorada?  Por que se que "amar" y estar "enamorada" no es lo mismo el enamoramiento es rápido, el amor lento.

— ¿Qué piensas? — me saca de mi burbuja.

— En mis padres. — hace una mueca.

En cierto modo es verdad ya es muy tarde que les diré cuando llegue a la casa, ¿Qué me secuestraron?

— No pienses en ellos. — es tan fácil decirlo pero tan difícil hacerlo.

— Si, señor.

— Eres tan educada. — sonrió — pero en el fondo eres una diabla — se acerca a mi oído — Diabla — un cosquilleo me pasa por toda mi espalda.

La canción termina y volvemos a la mesa con algunos de sus amigos. Pero ¡oh sorpresa! Mis ojos se agrandan cuando encuentro a una chica dándole placer con la boca a ese tal Ramsés.

Mi cara se pone color frambuesa y quiero salir volteó a otro lado.

— Ramsés — habla Ethan como si no le importará lo que está pasando o bueno lo que le están haciendo. — Ella y yo nos vamos disfruten la velada.

— Hombre tío, ¿Por que tan pronto? — Mi amor ríe por lo bajo.

— Es muy santa para ver lo que pasará. — Me ofendo un poco.

¿Por que todos piensan que soy inocente? Y a las mujeres inocentes las traducen como tontas más si somos rubias.

Me agarra de la mano y salimos a toda prisa esquivando a la gente de nuestro camino. Una vez afuera me subo a su lindo auto.

— ¿Adónde vamos amo? — 'amo" suena tan agrio y a la vez tan dulce.

— A quitarte lo santa Nonne — Tragó grueso — Está noche, eres mía — es raro por que eso es precisamente lo que más deseo.

Qué me haga suya.
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What?

La santa del profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora