Malas decisiones

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Nos sentamos en el sillón descansando.

-— Estas loca -— le digo entre risas.

-— Ay por favor —- le pone play a la película.

No esperamos mucho cuando el timbre suena nos levantamos rápidamente para atender.

Mis manos me sudan y es una experiencia extraña sentir nervios combinados con miedo y a la vez estar emocionada.

-— Relájate -— solo le sonrió a Nora.

Abre la puerta para recibir al repartidor.

—- Buenas tardes, ¿Pizza para la señorita Garza? -— un alegre muchacho nos entrega la pizza.

-— Gracias —- contesta Nora. -— ¿Oye no quieres pasar? -— saca dinero para pagarle.

Me le quedó viendo reñandola con la mirada, ¡No puede ser tan directa!

El muchacho solo nos mira raro.

-— ¿Para?

-— No sé, para hacer algo divertido.

Lo piensa un poco, pero con una linda sonrisa nos dice que si.

-— Adelante -— Nora lo invita a pasar.

Con su mirada barre la casa. Yo sigo parada nerviosa. Jugando con mis dedos.

—- Linda casa —- se va hasta el sillón.
-— ¿Puedo? -— pregunta antes de sentarse.

-— Claro -— esta vez contesto yo.

Se sienta de manera relajada sobre el sillón.

Nora va hasta él para sentarse a su lado.

-— y... ¿Cuentame de ti? -— pregunta un poco nerviosa.

-— ¿De verdad quieres saber? -— pregunta levantando la ceja.

-— No, la verdad no —- Nora sonríe complice.

Se sube arriba de él para empezarlo a besar, yo sigo estática en mi lugar.

La agarra de la cintura mientras le quita la ropa.

Ok me estoy empezando a sentir incómoda.

-— No vienes -— me invita el desconocido.

Dudosa me acerco a él quien me empieza a besar y quitarme la ropa.
Mi amiga también colabora y en menos de un minuto me encuentro sin ropa.

Nora es la primera en cabalgar lo, no me molesta porque me está tocando con sus manos. Nada fuera de lo normal hasta Nora lo hizo mejor. Los brincos de mi amiga son duros y los gemidos que salen son muchos.

No tarda mucho cuando los dos acaban casi al mismo tiempo.

Cuando es mi turno me subo arriba de él y empiezo con brincos pequeños ¡Es que no me sé mover!

Él repartidor desconocido me toma de las caderas para aumentar la velocidad, mi amiga quién está a mi lado tocándole y mordiendo me el óvulo de la oreja.

Me dijo llevar por la sensación que estoy sintiendo, intentando mínimo acabar.

No tarda mucho cuando siento un líquido caliente en mi vientre.

Un poco decepcionada me bajo de arriba de él. No pude llegar a mi preciado clímax.

— Eso estubo bien. — empiezo a vestirme.

Nora sigue con el chico pero para no molestar termino de cambiarme en mi cuarto.

Escucho los locos gemidos de mi amiga quien supongo que se la está pasando genial.

Me meto al baño para darme una rápida ducha, cuando termino bajo a la sala.

Paso lo más rápido que puedo por la sala donde mi amiga y el desconocido se están dando amor.

Sigo mi camino directo a la farmacia una pastilla es lo que necesito y tal vez algún método anticonceptivo.

Mi camino se ve interrumpido ya que mi teléfono empieza a vibrar.

— Hola — Digo al contestar la llamada.

— Paso por ti en la tienda que está a tres cuadras de tu casa — me colgó.

Me quedo estática en mi lugar. Mierda las fotos.

Lo más rápido que puedo envío todas las fotos de mi galería claro las que nos acabamos de tomar, bueno hace un rato.

Corro directo a la farmacia que para mí buena suerte me queda de paso.

Ethan debe de estar enojado. No corrección. Furioso.

— Buenas tardes me da...— me quedo callada y siento mis mejillas arder. — un chocolate — me golpeó mentalmente.

— ¿Algo más? — pregunta la enfermera de la farmacia que me atiende.

— Si,, bueno no — suspiro. — me da una pastilla del día siguiente.

¿Cómo se llamaba esa pastilla?

— ¿Perdona? — suspiro conteniendo la vergüenza de tener que volverlo a repetir por decirlo muy rápido.

— Me. Da. Una. Pastilla. Del. Día. Siguiente. Por. Favor. — repito todo de una manera exageradamente pausada.

La enfermera quien me mira con cara de "y está rara que" me da lo que le e pedido junto al chocolate.

Pago lo más rápido posible.

Regreso de una a la farmacia ya que estaba a punto de salir.

— ¿Tiene agua? — preguntó ingenua.

— Sueros — me apunta al refrigerador que está al lado de mi.

No digo más y me acerco para tomarlo una botella de suero volviendo a pagar.
Ya afuera con más calma toma la pastilla pasándola con el suero.

Me echó a correr nuevamente cunado siento que mi teléfono vuelve a sonar.

No tardó mucho cuando llego al lugar cerca de una tienda. Me quedo mirando para todos lados aunque hay poca gente hoy es un día tranquilo.

Saco mi teléfono para llamar a "mi amo" porque no veo su carro por ningún maldito lugar.

Busco su número para llamar pero en eso siento que unas manos me tapan la boca siento también el frío de un metal en mi garganta.

— Sube cariño y sin escándalos — la gente de la tienda solo me miró con miedo y tristeza tal vez con una pizca de culpabilidad.

No puse resistencia. ¡Tal ves el secuestrador era guapo y terminada enamorada de él!

Ok no... pero cuando me pasaban cosas malas me gustaba pensar cosas buenas.

Me sube a una camioneta negra, una vez dentro todos mis sentidos se esfumaron y solo quede mi sentido de supervivencia. Me arrepentí  al instante, ¿Por qué no puse resistencia?

Por mensa me recriminó mi conciencia.

Intente golpear al sujeto que por cierto traía máscara junto con su compañero que estaba en el lugar del conductor y el otro que estaba al lado de él.

Mis golpes fueron fáciles de evadir para él. Me sacudió con fuerza mientras que él otro chico tomó un pañuelo pasándose lo al que me tenía agarrada, lo puso en mi boca y mi nariz.

Mis ojos ya saltaban lágrimas. No quise respirar pero el aire es tan necesario.
Qué cuando di un respiro me sentí mareada por el fuerte olor.

La santa del profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora