Yo te amo a tí

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— Dame más — chilló la rubia.

— No, ya no más — Ethan intento alzarla para sacarla de ese lugar.

— No, dame otro trago — el ojigris negó — porfis — volvió a negar.

El cuerpo de la chica ya estaba bajo los afectos del alcohol, tan solo con unas cuantas copas.

— Quiero bailar. — se soltó de sus brazos para ir directo a la pista de baile.

Suspiro cansado, estaba claro que en este estado no le obedecería.

Empezó a caminar un poco más rápido cuando la chica se perdió entre medio de la gente.

— Fuera, malditos — gruño para seguir el rastro de Lauren sin mucho éxito.

La rubia bailaba entre medio de la gente. Sentía como todo le daba vueltas y aún así se sentía muy divertida.

Unas manos la agarraron de la cintura, se dejó llevar por la música meciendo sus caderas de un lado a otro igual que él hombre que estaba atrás.

Lauren volteó divertida esperando encontrar la mirada de Ethan pero al contrario encontró unos ojos azul oscuro. Unos ojos que hicieron que un escalofrío recorriera su espalda.

Intento soltarse pero las manos la agarraron más recio.

— ¿Cuál es tu nombre? — La chica no entendía con exactitud lo que había salido de la boca del hombre desconocido.

— ¿Mi nombre? — frunció el ceño.

Se acercó al oído de la chica con mucho cuidado y coqueteó.

— El mío es...

— Lauren — Le hablo una voz que a pesar de la música a todo volumen se escucho claramente.

No le dió tiempo de reaccionar cuando unas manos la agarraron de la espalda para llevarla a la salida.

¿Salida? Pero si ella no se quería ir todavía.

— No, suéltame — intento forcejear contra Ethan pero claro que él no cedió.

La alzó sobre su hombro y la saco lo más antes posible dejando atrás al hombre con una sonrisa en sus labios.

Mientras que en la esquina del club alguien los observaba con total atención.

El hombre camino hasta salir de la pista. No olvidaba el rostro de la chica.
Le daba curiosidad saber cuál era su nombre ¡Y es que ni siquiera alcanzo a decirle su nombre!

Pero era algo beneficioso si le veía el lado positivo, curioso que un nombre te de tu identidad.

— Señor — uno de sus guardaespaldas lo saludo.

— Quiero que me traigas toda la información de esa chica.

— Si señor — Salieron a paso rápido del lugar.

Subieron a un auto lujoso. Un Honda color negro. El teléfono del ojiazul sonó.

— Bueno — sonó en la bocina.

—¿Qué quieres? — contesto en tono duro.

Un suspiro se escucho a través de la bocina.

— La carga está lista — hizo una pausa — estará llegando este lunes, ¿Vendrá a revisarla?

— Si Ramsés, ahí estaré. — colgó sin esperar respuesta.

— ¿A dónde lo llevo? — preguntó el chófer.

— A casa — se acomodó en su asiento alejando todo pensamiento.

El carro arranco para ir directo a la dirección deseada.

.........

— ¡DÉJAME! — grito desesperada la rubia sobre el hombro de el pelinegro.

Ethan dejó caer su mano en la nalga de la chica.

— ¡Ups! — chilló sorprendida.

La dejo adentro del auto en la parte de atrás, rodio el auto, subió al asiento del conductor para poder largarse del lugar.

— Amor mío — la miro por el espejo retrovisor — creo que — la chica callo de golpe.

Se acercó  hacia delante para poder mirar mejor a Ethan.

— Creo que voy a — No termino de hablar cuando el vómito quedó esparcido en toda la parte trasera de carro — Vomitar

— ¡Demonios! — Ethan bajo lo más rápido que pudo azotando la puerta a sus espaldas.

Patio la llanta delantera con todas sus fuerzas ¿Por qué le había dado alcohol?

Nuevamente rodó el auto bajando a la chica que estaba llorando. Le puso su abrigo en los hombros para que no muriera de frio.

— Ethan — preguntó entre lágrimas.

El pelinegro la alzó para ir a la parada de Taxis.

— Ethan — rodó los ojos.

— Calla, ya has causado muchos problemas.

— ¿Me amas? — preguntó cómo niña pequeña.

— No — el tono de su voz era frío.

— ¿Aprenderás a amarme? — insistió nuevamente.

— No — esta vez río.

Lauren se quedó pensando un momento, realmente él era frío, ¿O solo lo fingía?

¿Será igual con su esposa? Lo más probable era que si. Si no, ella no estuviera en su vida.

— ¿La amas? — esta vez ya no preguntó llorando pero de igual manera sentía una presión en su pecho.

— ¿A quien?

— A tu esposa — hubo un momento de silencio.

— Si — contestó al fin.

— ¿Si? — preguntó confundida.

Asintió nuevamente.

— ¿Por qué la amas a ella y amo no?
— hizo un puchero.

— Porque ella a estado conmigo hasta en mis momentos más jodidos.

Ethan hizo la parada a un taxi, subieron para refugiarse del frío.

— Yo te amo a tí — Lauren se acurrucó en su pecho mientras el taxi arrancaba.

— Pero yo no.

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Faltas de ortografía se corrigen al final ( ◜‿◝ )

La santa del profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora