Capítulo 36 -Cuando Ella Estaba Aquí-

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-Bueno, ya sabes. Mamá siempre tuvo favoritismo conmigo. Hasta el día de hoy creo firmemente que es porque ella quería un niño antes que una niña. -empezó a explicarle- Siempre quería que la acompañara a todos lados, en especial a la casa de su madre. Mi abuela no era mala, eran sus hijas (mis tías) las que no me agradaron nunca.

-¿Y por qué? ¿Cómo eran contigo? -le preguntó Fang.

-Cuando iba a las juntas familiares, yo jugaba con mis primos, y mis tías se sentaban a mirarnos jugar. Siempre pensaba que era para cuidarnos mientras conversaban, pero cuando tenía como siete años me di cuenta que no era tan así. -suspiró Edgar- Ellas se sentaban a comparar a los nietos de la abuela. Y como tengo la mala suerte pegada a la espalda, siempre era yo el que se llevaba los malos comentarios. "Mi hijo es energético" "El mío es inteligente" "Y yo creo que el pequeño Edgar es muy flaco." "Yo también lo creo, y con ese color de pelo que sacó a su papá parece ratón de laboratorio." "¿Y se han fijado en cómo es? Tiene una personalidad débil. Su primo a su edad ya tenía temperamento." -las imitó Edgar.

-...¿Siete años? -le preguntó, algo desconcertado.

-Sí. Y a los ocho años empecé a tomar estas críticas más a pecho. Quería comer más para no ser tan flaco como todos decían, quería pintarme el pelo con lápices de colores para no ser una rata como todos decían. Quería ser una mejor persona, mejor para todos. -Edgar quedó en silencio un par de segundos- Pero mi mamá me regañaba por estos intentos de cambios. Me quería ver exactamente como ella me criaba. De hecho, lo que más le molestaba era que quisiera cambiar mi pelo. Me decía que era mejor con ese color, sólo porque consideraba que otros colores eran vulgares, ni siquiera porque me quedara bien o algo.

-Exactamente a cumplir los nueve años, ya estaba totalmente consciente de todo lo que pasaba a mi alrededor: del rechazo de mi mamá hacia Colette, el esfuerzo para que yo siempre fuera una copia de mi papá, y empezaba a pensar que ella no era tan buena madre como siempre lo aparentó. -le explicó Edgar- Y bueno, Colette te habrá contado del suceso de mi noveno cumpleaños, ¿no? Mi hermana había escuchado el futuro divorcio de nuestros padres, sólo que fingió demencia y trató de actuar normal. Esa vez me di cuenta que algo pasaba con Colette: estaba sentada en una silla de plástico junto a un vaso vacío, con cara de preocupada.

-¿Esa vez ella te contó lo que pasaba? -le preguntó Fang.

-No. Ella me lo ocultó lo mejor que pudo. "Sólo estoy aburrida, nada más." No me quería creer algo tan simple, quería saber lo que en realidad pasaba. Para mi mala suerte, quien se encargó de darme el contexto fue mi madre. Ella salió de la casa después de la discusión, ni una pizca de remordimiento o pena había en su cara. Yo estaba tratando de subirle el ánimo a Colette, pero mi mamá me jaló del brazo y llevándome a una esquina del patio.

-"Tengo que hablar contigo, mi niño." "Pero mamá, Colette está triste y la quiero ayuda-" "Ahora esa niñita no importa. Dime, ¿sabes qué es un divorcio?" "¿Divor... Cio? Lo he visto en alguna parte... Es cuando una pareja ya no se quieren, creo." "Adivina qué, Edgar. Eso voy a hacer con el ignorante de tu padre. Pero no te preocupes, me aseguraré de que tú te quedes conmigo. Byron puede quedarse con la niña si quiere." "¿Qué? ¿Tú y papá ya no se quieren?" "No. Lamento decirte que el amor no dura para siempre. Era hora de que nos alejaramos de ellos dos. ¿No es emocionante, mi niño?" "¡No! ¡Si me llevas contigo no volveré a ver a papá ni a Colette! Yo los quiero mucho, y no los quiero dejar de lado." "Yo he dado mucho más por ti, más que tu hermana o tu papá. ¿De verdad los prefieres a ellos antes que a tu madre?" "...Si tengo que elegir, sí los prefiero a ellos. Ahora quiero ir a ver a Colette, mamá, que ya sé por qué estaba triste." -narró Edgar- Fue más o menos lo que discutí con mi mamá esa vez.

-¿En serio te dijo eso literalmente en tu cumpleaños? No puede ser tan idiota. -refunfuñó Fang.

-Sí, pero en realidad no le tomé el peso que debí tomarle. Después de todo, mi mamá pasaba conmigo, no tenía tiempo para pasar con mi padre o algo. Era de esperarse, ahora que lo pienso. -se levantó, sentándose en la cama- Esa vez fui a ver a Colette, y le conté lo que mamá me había dicho, pero que lo rechacé. Vi cómo Colette pasó de estar apenada a molesta mientras le contaba, y entró a contarle a papá. Él se enteró que ambos sabíamos, y que de todas formas lo escogíamos a él. Menos mal que ganó nuestra custodia, si no no sabría si estaría con vida ahora. De hecho, me acuerdo haberle insistido a mi papá en teñirme el pelo antes de los juicios, porque sabía que a mamá le encantaba mi pelo blanco, y le quería llevar la contraria. Fue divertido ver su cara de sorpresa ese día.

-Bien, tuviste una relación tensa con tu madre, ¿pero de los siete a los nueve años? Me parece que eras muy joven. -suspiró Fang.

-Quizás, pero si no hubiera sido ahí no hubiera sido nunca. -Edgar se encogió de hombros.

Misión Extra-Escolar!! (FangxEdgar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora