Después de pasear un poco, ir a comer y haberse sentado en el césped de la plaza a conversar, ellos decidieron dar una última vuelta antes de irse a casa.
Mientras caminaban, Edgar veía un poco a la gente. No era por ser fijón, sólo quería ver las diferencias que podían tener estas. Pero una de estas personas en particular le pareció absurdamente conocida, tanto como si hubiera vivido con ella por la mitad de su vida. Ella iba caminando de la mano con otro hombre, alguien que Edgar no reconoció.
Edgar no volteó, porque, sabía quién era ella. Se quería ahorrar un mal rato, pero ella se había dado cuenta de él.
-¿Edgar? ¿Eres tú, mi niño? -preguntó la señora, quien había volteado a ver al joven.
-Edgar, creo que esa señora te habla. ¿No le contestarás? -le preguntó Fang con un susurro, viendo como Edgar estaba ignorando a la señora a propósito.
-No quiero. Aunque es probable que igual le tenga que hablar. -dijo Edgar, con una cara de incomodidad.
-¿Por qué? ¿Quién es? -preguntó el joven, mientras la señora le seguía dirigiendo la palabra.
-Edgar, ya sé que eres tú. ¿Ignorarás a tu madre? -le preguntó esta señora, quien había estado detrás de Edgar unos segundos hasta alcanzarlo. Le tocó el hombro a Edgar, estaba obligado a voltearse- ¿No crees que me deberías saludar, al menos?
Edgar volteó a verla, con una cara de incomodidad. Se supone que sería simplemente otra junta con Fang, no un reencuentro con su madre.
-Ah, hola. No te había visto... -le mintió Edgar.
-Hace tanto tiempo no te había visto, mi niño. Has crecido desde la última vez que te vi. -le sonrió.
-Han pasado como siete años. -le respondió.
-Lo sé, y ya te has vuelto un dulce jovencito. ¿Me vas a presentar a tu amigo? -le preguntó esta, mirando a Fang.
-No estás en tu derecho de conocer toda mi vida. Toparme contigo sólo fue casualidad, no para que te pongas al tanto de mí. -le respondió Edgar, frunciendo un poco el ceño.
-¿Te has vuelto rebelde? Sólo presentamelo, soy tu madre, y-
-Hace tiempo que no lo eres. Una madre es la que cuida de sus hijos, ¿tú cuidaste de ambos? Hablo de Colette y yo. -le preguntó seriamente Edgar.
-No puedes hablar así de mí, yo te cuidé toda tu infancia. -le respondió su madre con un tono lastimero.
-¿Y a tu otra hija? ¿O sólo me tuviste a mí, según tú? -le interrogó.
-Si tu hermana hubiera sido un niño, quizás le hubiera puesto más atención. Nadie la mando a nacer niña -se encogió de hombros- En fin, si tú no me quieres presentar a tu amigo, yo te presento al mío. -ella miró a su lado, donde estaba quien le iba a presentar a su hijo- Edgar, él es-
-No me incumbe saber con quién sales ahora. -la interrumpió Edgar. Aunque, el tipo con el que estaba su madre le parecía familiar, como si sus rasgos los hubiera visto en otra parte...
-Si no quieres nada, entonces al menos déjame hablar contigo un momento a solas. Supongo que es lo mínimo que podrías hacer, después de cuidarte la mitad de tu vida. Siempre había querido contarte algo, es más bien como una anécdota. -ella lo quedó mirando con una sonrisa inofensiva.
Finalmente, Edgar accedió. Se separaron un poco de los otros para poder conversar en paz, sin que los escuchen.
-A ver, ¿de qué querías hablar conmigo, que te pareció tan importante? -le preguntó Edgar, cruzandose de brazos.
-Sólo te quería decir que te verías mejor con el pelo blanco, como lo tenías de niño. -le dijo su madre, mirándole el cabello.
-...¿Qué obsesión tienes con el pelo blanco? Mi papá cuando era joven tenía el pelo blanco, siempre me mantenías el cabello blanco a mí a pesar de que nunca me gustó tenerlo de ese color, y ahora, el tipo con el que estás saliendo, se ve joven y también tiene el pelo blanco. ¿Es tu estándar, acaso? -le cuestionó Edgar, entrecerrando los ojos.
-Sí, y mayormente por eso te mantenía el pelo claro, para que te mantuvieras en mi estándar. -se rió ella.
-Eh... No entendí, ¿a qué te refieres con eso? ¿Por qué me querías mantener a mí en tu estándar? -le preguntó, confundiendose un poco.
-De niño eras muy bonito, y admito haber tenido algún pensamiento intrusivo contigo, en especial por el lindo cabello blanco que tenías. Eras muy lindo, no sé que te hiciste en el pelo ahora. Alguna vez casi alcancé a hacer algo contigo, pero, ¡ups! Justo me encontraron, pero no se dieron cuenta de nada-suspiró, todavía sonriendo.
-¿Qué mierda querías hacer...? -le preguntó Edgar- ¿No habrás pensado en...
-Bueno, mi niño, son cosas del pasado. No lo pensaría ahora, ya no cumples mis estándares. -se rió, tomándoselo como una broma.
-¿No me estás jodiendo? ¿Por qué querrías hacer eso con un menor? -le preguntó Edgar, retrocediendo un poco.
-No me digas que es un pecado considerar lindo a un niño. Cualquier persona te hubiera considerado lindo de niño. -le respondió ella.
-¡Pero no es normal ver a un niño como parte de tu estándar! -le gritó Edgar- ...¿Por eso querías que Colette fuera niño? ¿Porque así cumpliría con tus estándares? -le cuestionó Edgar, mirándola con desagrado.
-Edgar, mi niño, eso ya no es de tu incumbencia. Así como según tú, tu vida no me debería importar, a ti no te debería importar la mía. -se burló levemente- Aparte, eso pasó hace más de diez años, y eso quedó en el pasado. Estás haciendo escándalo por algo que quedó atrás.
-Hace más de diez años tenía seis años con suerte... ¿Tú de verdad querías...? ¿Con seis...? -Edgar se detuvo en su cuestionamiento. ¿De qué servía seguir hablándole?- ¿Sabes qué? Ya no me importa. Me voy, se me está haciendo tarde para volver a casa, mi papá se preocupará.
-Ahora que no estoy en casa él se preocupa. -se burló su madre, rodando sus ojos- En fin, adiós, mi niño. Nos vemos, ojalá que pronto. -se despidió, haciéndole una seña a su acompañante de que la siguiera.
-Ojalá que no... -susurró Edgar, caminando de vuelta con Fang.
-Estuvimos conversando con ese señor que estaba con ella. Era simpático, y se parecía a ti cuando eras peliblanco. -le comentó Fang con una sonrisa, hasta que notó la cara de desagrado en Edgar- ¿Pasó algo con ella?
-No lo sé, ella hizo una confesión rara. Supongo que la subestimé al pensar que era sólo una mala madre. -le dijo Edgar, bajando la mirada
-¿Qué tan tenso fue su tema de conversación? -le preguntó Fang, dándole un golpecito en el hombro.
-No lo podría calificar ahora, tal vez te lo cuente más tarde. -suspiró Edgar- ¿Qué tal si me llevas a mi casa y a cambio te dejo quedarte a dormir?
-Pues... Bien, supongo. -aceptó Fang, aunque estaba más preocupado por lo que haya escuchado Edgar.
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Misión Extra-Escolar!! (FangxEdgar)
FanfictionUn grupo de escolares contra un Consejo Estudiantil corrupto, ¿qué podría salir mal?