Aullidos de Alfa

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la triste idea de ser interrumpida en un momento crucial en el momento de dónde se me apetecía leer debían interrumpir con entusiasmo y miedo.

Grandioso.

[narrador de tercera persona].

-- ¡Apurarse luna! -Finalizo cuando agarro su brazo ejerciendo presión al tironear de ella.

No había tiempo en que la Luna se quejara.

Porque si lo hacía el Alfa vendría ante su grito y su olor se haría intensificar mucho más fuerte de lo que ya era.

No hay nada mucho mejor que una Luna con su Alfa en la etapa de celo.

Porque también es importante tanto para su unión como en lo más fuerte la marca.

Una Luna que no estaba marcada estaría en peligro, ya que su olor era el más deseable e incluso desesperante para todos los lobos que anduvieran en la manada.

cuando por fin llegaron a la puerta de entrada y salida un lobo gruñido detrás de ellas.

sus corazones estaban palpitando tan fuerte que era como que casi se saliera de su pecho.

-¡corra no espere más!-desistió Nana ya soltando su brazo.

a Madeleine no le queda más otra opción que correr pero no logró nada abriendo la puerta al estar tan trabada no le queda escape.

Miró sus costados para tratar de disolver alguna ruta de escape, cuando pudo lograr observar un jarrón cuyos detalles eran delicados en porcelana con flores silvestres encima de ellas.

Sostuvo el enorme objeto entre sus manos, con la enorme valentía y el terror recorriendo en su sangre apretó sus dedos y se deshizo del jarrón encima del lobo.

El alfa esquivo su ataque.

Antes de siquiera dar un paso aulló hacia arriba. Las antes ventanas que estaban bien pegadas en la casa ahora eran rotas por el aullido feroz de la bestia.

La luna lo miraba con terror, era como si el lobo estubiera a punto de hacer una masacre.

La miro profundamente a los ojos con los chorros de saliva saliendo por sus enormes dientes. Ya decidido sin parar a correr en sus cuatro patas hacia su hermosa señorita Evans.

Listo y deseoso por el olor de Aitana con las ansias de aparearse con su pareja destinada en camino de la desesperación justo al momento de poder tocar con su hocico el hombro de su mujer fue detenido por Nana quien dijo:

-¡Le dije que escape no se quede tiesa! -le grito lanzándose encima del lobo mientras esté sacudía su cabeza hacia los costados.

Aitana Madeleine Evans.

Corrió. Pero está vez no era hacia la salida, se dirigía a su propio cuarto.

Ella misma estaba en peligro.

El alfa no se saciaría después de un par de dos malditas semanas.

Luna respiraba con desesperación estando agitada quería decidirse en encerrarse en el baño o escapar por la ventana.

Dos opciones muy precipitadas y extrañas de tomar, pero eran por un bien. Por el bien de sobrevivir.

Alfa estaba tan excitado que rasguñaba la puerta con sus patas y lloraba por querer tener contacto con su pareja.

La extraña punta de su... evitemos ese tema pendiente.

Sabiendo el extraño cañón que se asomaba desde allí abajo, Luna debía tener cuidado.

the alpha posessive Donde viven las historias. Descúbrelo ahora