Romanticas

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Pov Chiara

El resto del día pasó sin apenas descanso entre clases que finalizaban a las cinco de la tarde. Violeta permanecía ausente desde aquella llamada, algo que no parecía preocuparme sólo a mi, sino también a Julia, algo que incluso me alertó más,
ya que eran amigas de la infancia.

Durante la comida la pelirroja apenas abrió la boca, solo para contenstar preguntas directas y con monosilabos. Y ya ni hablamos de comer porque no probó bocado. Parecia instalada en una soledad abrumadora que la mantenía a cientos de kilometros de aqui. Su semblante sombrio y pensativo me mantenia en vilo sin saber como volver a acercarme a ella. Lucia a que se estaba librando un batalla campal en su cabeza.

Las clases que compartimos también se mantenía en esa tesitura, ajena a todo lo que le rodeada.
Ni siquiera se inmutó cuando en un ejercicio de interpretación dos de los estudiantes Paul y Martin realizaban una escena de interrogatorios en la que el primero estuvo a punto de pegar al segundo, completamente instalado en su papel de policía frustrado.

Y eso que la profesora tuvo que parar el ejercicio por miedo a que la inmersion en los papeles llegara demasiado lejos.

Se venía fuerte esa clase.

Tan sólo la vi esbozar media sonrisa cuando me tocó hacer a mi el ejercicio con Ruslana y me trabé tanto que empecé a soltar insultos en inglés provocando la risa de todos.

En definitiva, me tenía preocupada pero sobretodo intrigada por el motivo de la llamada. Aquella frase final que la oí escupir con abatimiento ocupaba todos mis pensamientos.

¿Quién era la persona con la que hablaba? ¿Que es lo que estaba pasando? Y sobretodo ¿Que relación tenía con el emisor?

Esas eran mis principales dudas, aunque lo que más me importaba era que ella estuviera bien.

Era del todo confuso y sorprendente sentir ese tipo de conexión con alguien a la que sólo conocía de dos días. Escapaba totalmente a comprensión pero tampoco podía hacer nada para evitarlo.

A la hora de la cena Violeta abandonó el comedor con la excusa de hacer una llamada. Pero al cabo de unos minutos al ver que no volvía me encargué personalmente de cogerle algo de comida. Tenía miedo a que el personal de cocina recogiera todo pronto y se quedara sin cenar.

Esta vez teníamos dos incorporaciones nuevas en la mesa, Juanjo y Martin; el primero un pseudo famoso jotero que había pasado por varios talent shows en Zaragoza y el segundo un vasco con un pintoresco bigote y unas ansias tremendas por convertirse en un actor de renombre.

Estas dos incoporaciones provocaron cambios de posición en la mesa, quedando con María de cabecilla, Julia, Ruslana y Juanjo en la fila de enfrente y Martin, Violeta y yo en el otro lado.

Por supuesto luché contra viento y marea para que el sitio de Violeta permaneciese a mi lado ya que María queria usurpar su lugar aprovechando que no estaba.

-Masterchef también- dijo sorprendida Maria completamente entregada a las anéctodas de Juanjo por su paso en television.

-Ya ves hija, la peor decision de mi vida- murmuró Juanjo con cara de asco, la cual permanecía en su rostro casi todo el tiempo a excepción de cuando miraba al vasco, al cual le dedicaba una mirada brillante.

Aquello me hizo sospechar que más pronto que tarde aquellos dos muchachos tan opuestos; Martin la ternura personificada y Juanjo la borderia hecha persona iban a acabar liados.

- ¿Y eso? - preguntó Ruslana confusa- A mi el programa me encanta.

-Pues mira porque me echaron en el primer episodio y aparte está todo super manipulado y guionizado- Ruslana abrió los ojos impactada- A mi me dijeron que tenía que ser el niño repelente y además me apagaron el horno en mitad del cocinado y no me di cuenta hasta el final de la prueba- se llevó las manos a la cabeza- que puta vergüenza pasé cuando les llevé mi pichon crudo a los chefs y casi me lo lanzan a la cara- estallámos todas en carcajadas menos Juanjo que nos fulminó con la mirada.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora