La reconquista

2.2K 124 6
                                    

Al dia siguiente

Pov Violeta.

Por primera vez en días pude dormir.
A pesar del dolor punzante en mi pecho, las maquinaciones constantes que me acosaban por las noches, habían desaparecido. Porque Chiara ya no era nada mío. Y por mucho que doliera, ya no me comía la cabeza pensando que no era suficiente para ella.

Me desperté renovada, atrapada bajo el abrazo de Julia. Tras unas cuantas cavilaciones para despachar a su compañera de bungalow, al fin conseguimos reubicarla en otro, que descubrimos, estaba libre.

La muchacha no puso mucho impedimento, cosa que agradecía. Necesitaba a mi amiga de la infancia más que nunca.

-Buenos días princesita- ronroneó frotando su mejilla con la mía, cual gato mimoso- ¿Que tal estas?- añadió al ver que no la contestaba.

-Ahí voy- no quise mentirle. Por una parte me sentía bien, pero la otra no podía evitar echar de menos a una guiri de ojazos verdes. Aunque aquello no era novedad, ya lo hacía cuando estábamos juntas.

-Bueno por lo menos no estás en la mierda, algo es algo- bromeó dándome con el puño en el hombro.

-Ja ja que graciosa- nos vestimos rápidamente con el chándal, antes de ir a clase de fitness.

Con cada alumno que entraba en el gimnasio, mi corazón se saltaba un par de latidos ante la inminente llegada de Chiara.

Pero a los diez minutos de comenzar la clase, me di cuenta de que no iba a aparecer. Y tampoco me pareció casualidad que también faltará cierta alumna de las Américas.

Me dolió un poco que quizá, estaba tan mal que no podía ni venir a su clase favorita. Y supuse que se estaría apoyando en Olivia aunque siguiera sin gustarme un pelo, me aliviaba que tuviera alguien en quien apoyarse.

No sólo se había distanciado de mi, si no que también de nuestras amigas. Que a pesar de llevarlo con deportividad, se mostraron preocupadas.

-Vio, estas rara- apuntó Ruslana cuando nos sentamos a desayunar.

-Lo he dejado con Chiara- solté sin andarme con rodeos. El sonido sordo que hicieron los cubiertos de María al chocar contra la mesa, fue lo único que se escuchó durante unos segundos.

-Coño, que inesperado- soltó al fin la rubia impactada- bueno, en realidad no tanto- ellas tenían ojos en la cara, y   seguramente se habían percatado de nuestro distanciamiento paulatino, aunque nunca dijeron nada.

-Y por eso estas... ¿feliz?- volvió a preguntar la pelirroja con la confusión marcada en su rostro.

-Feliz no estoy, te lo puedo asegurar, es sólo... sólo estoy más tranquila chicas.

-Ya claro, porque romper con tu novia da una tranquilidad... de toda la vida vamos- contestó.

-A ver, estaba tan angustiada estas ultimas semanas con toda la situación, que apenas podía dormir... en ese sentido ya estoy más tranquila, porque ya no hay nada que me haga comerme la cabeza- expliqué esperando que entendieran mi punto.

-Esto es más raro...- dijo María.

-Buenos días chicas- Chiara apareció con una sonrisa exultante. Iba vestida con el chalequito negro que tanto me gustaba y la falda vaquera que sabía que me volvia loca. Que guapa estaba.

Cuando nuestras miradas conectaron pude ver como esa sonrisa, se tambaleaba ligeramente.

Nadie dijo nada, pero ella sin esperar respuesta, cogió una de las sillas de la otra mesa para arrastrarla justo a mi lado. Yo la miraba estupefacta.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora