One last time (+18)

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Pov Chiara

Llegué al bungalow con una vorágine de emociones que me consumía por completo.

Me volví loca, fui directa al corcho donde tenía las fotos con Violeta y lo arranqué con violencia de la pared, laanzándolo contra mi cama.

Sólo podía pensar en lo avergonzada que me sentía, tragándome mi orgullo una y otra vez con la esperanza de que así me perdonase. Con la firme creencia de nunca rendirse ante lo que te hace feliz. ¿Y todo para que?

Para que me apartára de su lado como si fuera un mosca cojonera de esas que dan por culo en verano

Cogí cada foto con ira y las tiré a la basura.

No quería tener nada de ella.

Pronto el coraje mutó en una tristeza arrolladora. Me deslicé sobre la pared abrazando mis piernas, compadeciéndome de mi misma.

Había sido tan estúpida...

En ese preciso instante sentía un vacío en el pecho casi inexplicable. Como si me hubieran arrancado el corazón y su sombra fuera lo único que quedara de él.

De pronto un par de golpes sonaron en la puerta. No quería ver a nadie pero sabía que mis amigas no iban a parar de insistir hasta que abriera.

O lo que suponía, eran ellas.

Me dirigí a la puerta sintiendo el peso del mundo sobre mis hombros. Estaba exhausta, cansada de levantarme para volver a caer.

Pero cuando abrí la puerta todos mis esquemas se volvieron a romper. Era Violeta, con las mejillas irritadas por las lágrimas y los ojos claros que me transmitian tantas cosas... que no pude descifrar.

-¿Que coño haces aquí?- la furia era imposible de ocultar.

-Esto- susurró antes de lanzarse a mi boca.

No fue un beso cortés ni bonito, si no, que irrumpió en mi boca con ímpetu y frenesí.

La separé de mi por los hombros, con la respiración agitada y el corazón de vuelta en su sitio.

-¿Por qué haces esto? ¿Que quieres de mi? ¿Por qué no dejas de marearme?- una metralleta de preguntas escapó de mi boca, tratando de buscar respuesta a la actitud de la pelirroja.

Suspiró

-Sólo quiero sentirte una vez mas- dijo con las pupilas dilatadas y la mirada fija en mis labios.

No sé cuanto tiempo estuve tratando de procesar todo lo que estaba pasando, intentando decidir si volver a caer en sus redes, o si por el contrario, hacer caso a mi cabeza cuando me gritaba que huyera de su embrujo, que me quisiera a mi misma y le cerrara las puertas de mi corazón para siempre.

Ella me miraba con deseo. Su respiración a cada segundo más a descompás, esperando paciente mi respuesta.

Pero nuevamente volví a caer rendida a sus pies. Porque en el fondo, cualquier cosa que me pudiera dar, la aceptaría sin dudar. Porque la quería más que a nada en el mundo.

-A la mierda- llevé mis manos a su nuca dirigiéndola directamente a mi boca, donde acogí su lengua con necesidad. Sus manos agarrándose a la tela vaquera de mi mono en una desesperación desconocida en ella.

Violeta se separó de mi dejando un fuerte tirón en mi labio inferior.

Sin mediar palabra, me empujó y mi espalda chocó contra la puerta de entrada, haciéndome soltar un jadeo por la sorpresa.

Se quedó mirándome. El deseo estaba encapsulado en sus ojos y con sólo mirarla supe que estaba luchando por no salir. Avanzó hacia mi lentamente, regalándome la imagen de sus caderas mecerse enmarcadas por esas bragitas negras que se vislumbraban a través de su falda. Yo estaba inmóvil, esperándola, dándole el permiso silencioso que tanto suplicaban esos orbes llameantes. Recosté mi espalda contra la madera, puso un brazo a cada lado de mi cabeza y detuvo su cara a escasos centímetros de la mía.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora