El Eras Tour

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Pov Violeta.

El sonido de cacharros sonando a la lejanía, unido al inconfundible aroma del café recién hecho, me despertó de la noche eterna de forma plácida.

Palpé a mi alrededor buscando a Chiara mi lado, pero no la encontré.

Sonreí como una boba al recordar el día de ayer.

Pude distinguir como canturreaba una canción de Mariah Carey y entonces me decidí a levantarme. No quería perderme la escena.

Me apoyé sobre el marco de la puerta observando a la morena en secreto.

El caos reinaba en la cocina mientras mi novia parecía cocinar haciendo unos pasos de baile de lo más descoordinados.

Me habría encantado despertarme a su lado. Pero esta opción tampoco era mala.

El carraspeo que emití, la sobresaltó de inmediato sacándola de su burbuja.

-Buenos días preciosa- sus ojos se achinaron por culpa de una sonrisa que destilaba felicidad. Supuse que la mía debía de ser parecida.

Me acerqué a ella y sin decir nada la atraje de la cintura para besarla con ganas. Tanto fue el ímpetu, que dejó caer la cuchara que llevaba en la mano para rodear mi cuerpo sin obstáculos.

-Ahora si, buenísimos días mi amor- susurré esbozando una media sonrisa.

-Te he hecho el desayuno- señaló un par de platos con tortitas, bacon, huevos revueltos y un muffin.

-Wuaw- exclamé sorprendida por la buenísima pinta que tenía todo.

-¿Quieres algo más?- preguntó tomando asiento al otro lado de la barra americana, dejando dos cafés recién hechos sobre ella.

-Un marcapasos no estaría mal- bromeé flipando con la cantidad de comida que había en el plato. Aquello era un auténtico pulso al colesterol.

-Tienes que alimentarme bien cariño, que estás más delgadita- murmuró tirando de la cinturilla de mis bragas para obligarme a sentarme sobre sus piernas.

-Me tienen explotada en el musical, casi no tengo tiempo ni para comer- me quejé, pero en realidad estaba feliz con mi nueva dinámica.

-Tú tranquila que aqui tienes a tu chef personal- abrió los brazos orgullosa.

-Ya me puedes ir contando que has hecho, porque yo recuerdo que no eras capaz de freir ni un huevo frito.

-Este verano me apunté a la escuela online de Masterchef con mi madre- se encogió de hombros arrancandome un par de carcajadas. Que extra era mi niña.- Venga come- pinchó un par de trozos de tortitas y me los llevó a la boca.

El contraste perfecto entre el sabor dulzón y la textura esponjosa me sorprendió aún más.

Chiara me miraba expectante con los ojos brillantes.

-Dios Kiki, esto está buenisimo- gemí metiéndome en la boca otro trozo.

La morena empezó a botar en la silla eufórica, haciendo que yo también rebotase sobre ella. Aquello me recordó a los viejos tiempos, cuando mi padre me sentaba sobre sus piernas y empezaba el juego del galope.

-¡Se celebra en el obelisco!

El tono de llamada de mi móvil interrumpió aquel "brunch" repleto de risas y cotidianidad abrumadora.

Me levanté bufando por aquel molesto sonido, todavía tenía pendiente poner una canción a modo de ringtone, porque seguía con el que tenía el iPhone en defecto y lo detestaba.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora