Paintball y pitufos

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10 de Junio

Pov  Violeta

Habían pasado cinco días desde la mayor mentira que había contado en mi vida.

"Ya no te quiero"

Me arrepentí al segundo de pronunciar aquellas palabras. Y ver el gesto de dolor de Chiara al recibirlas, a punto estuvo de doblarme sobre mis rodillas para pedirle perdón.

El posterior silencio de la morena acerca de nuestra relación, fue la mayor prueba de amor que pudo darme. Si bien dolía, significaba que me respetaba lo suficiente como para mantener a raya su testarudez y darme el espacio que tanto necesitaba.

Ya no me insistía, ni me acorralaba en esquinas para susurrarme palabras de amor y perdón, ni tampoco me ponía más trampas para hacerme cambiar de opinión.

Simplemente manteníamos un trato cordial, pero amable. En la mesa del comedor, se había cambiado de sitio, situándose en la otra esquina, ocupando el sitio a Martin.

A pesar de saber que estaba ahí, ya no me sentía aturdida por su aroma a mi lado. Y eso en parte me ayudaba a sobrellevar la situación.

-Bueno, ¿Quien esta preparado para estar cagando pintura hasta mañana?- se chuleó Ruslana colocándose el mono de protección.

-Habla por ti hermanita- contraatacó Maria con un levantamiento de ceja.

Estábamos todo el grupo en vestuario, preparándonos para echar una partida de paintball. Como sólo quedaban veinte días para acabar el Máster, los viernes se habían convertido en el tercer día libre de la semana. Y la organización preparaba una actividad especial para amenizar el tiempo.

Hoy era día de painball, y el viernes pasado fue el de actividades multuaventura. Y quién sabrá lo que nos esperaba el próximo.

Los equipos ya estaban hechos desde el desayuno. Por un lado estaban Chiara, Julia, Martin y Ruslana, mientras que por el otro, éramos Juanjo, María, Harry y yo.

Después de varios intentos, había conseguido que incluyeran a Harry en el grupo. También tenía que reconocer un ligero chantaje por mi parte, en el que las perdonaba si  aceptaban al británico.

Para sorpresa de absolutamente todo el mundo, Chiara y Harry habían congeniado a la perfección. La morena, dejando de lado sus celos, había conseguido conocer al chico sin prejuicios de por medio. Y a decir verdad, me hacía muy feliz verlos juntos.

Siempre había pensado que mi relación con Harry era tan buena, porque me recordaba mucho a ella. Era una forma de tenerla, sin tenerla.

Ambos tenían ese punto alocado y ese encanto britanico del que hacían gala de forma inconsciente.

Muchas eran las veces que me sorprendía a mi misma sonriendo cuando les veía hablar en su idioma, con esa gracia natural que tenían.

Cuando terminé de ponerme el mono, use la cinta roja característica de mi equipo, para colocármela en la frente, evitando que los mechones pelirrojos enturbiaran mi vista.

-Ala que guapa Vio- exclamó Chiara al verme lista para la guerra. Su piropo completamente desinteresado y espontáneo, me calentó el corazón. Me hizo recordar a los viejos tiempos, cuando sólo éramos dos chicas que se morían por decirse lo mucho que se gustaban.

-Tu también estás muy guapa Chiara- respondí con una sonrisa sincera al ver su outfit. Ella también se había colocado la cinta azul de su equipo en la frente, pero aparte, su rostro se veía decorado con dos los líneas negras en cada mejilla. Mi pequeña Rambo

-Eh tu, nada de confraternizar con el enemigo- Ruslana apareció rápidamente para llevarse a Chiara lejos de mi, y esta me dedicó una mueca de disculpa a la que resté importancia con la mano.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora