Disfrutar

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2 de Mayo.

POV VIOLETA

Había acompañado a Chiara a la enfermería. Hoy era la revisión del tobillo tras un mes con el pie vendado y muletas.

Después de aquel horrible día en el que peté tras los continuos enfados de Chiara hacía a mi, la cosa había cambiado de forma radical. Incluso demasiado.

La morena se había tomado muy a pecho la promesa de no volver a hablarme mal. Tanto que casi ni hablaba por temor a que pudiera soltar alguna perlita de las suyas.

Quise decirle que no hacía falta tanta dedicación. Que tampoco quería coartar sus sentimientos ni su libertad de expresión, pero me dio miedo que sintiera que la estaba mareando.

No estabamos pasando nuestro mejor momento, eso desde luego. La comunicación fluida de la que gozabamos y a la confianza para decirnos todo, había pasado a un segundo plano, ya que las dos estábamos con pies de plomo con respecto a la otra.

Y eso me dolía. Ver como poco a poco nos estábamos perdiendo era devastador.

No me malinterpreties, seguíamos teniendo buenos momentos y quizá al ojo ajeno, todo parecía igual. Pero aquel pequeño cambio, casi imperceptible, lo trastocaba todo.

Era como aquella fábula de el guisante y la princesa. La cual a pesar de dormir sobre veinte colchones, notaba a la perfección la presencia de aquel diminuto guisante entre ellos.

Todas mis esperanzas estaban puestas en el diagnóstico de la enfermera. Quizá si le quitaran las muletas, Chiara dejaría de sentirse frustrada y volviéramos a ser las de siempre. Porque si, todo era por culpa de aquellas dichosas muletas y la limitación que suponía para la morena.

-Joe a ver si viene de una vez- bufó Chiara sentada en la camilla a la espera de la enfermera. Esta mañana se había levantado ansiosa y nerviosa, suponía que era por las noticias que recibiría hoy sobre su pie.

-Ye estoy aquí querida- la enfermera apareció en la sala con un aire relajado a pesar de escuchar las palabras de Chiara.

-Uff a ver si nos das buenas noticias, que vaya mesecito me ha dado aquí la amiga- carcajeé apoyando una mano en el hombro de Chiara. Ella me lanzó una mirada de disculpa que yo con mi sonrisa conseguí erradicar. Deseaba que dejara de sentirse culpable por ello.

-Pues nada, te quito el vendaje y repetimos la radiografía- con unas tijeras se deshizo del mismo sin complicarse mucho la vida- Mhhh tiene muy buen aspecto Chiara, la inflamación ha bajado por completo y ni rastro del hematoma, buena señal- me salí de la sala para que le hiciera la placa del tobillo y volví a entrar cuando avisaron de que era seguro.

Chiara se mordía las uñas en un gesto de nerviosismo muy propio de ella.

-Kiki para anda, que te estas destrozando el esmalte- con suavidad acogí su mano maltratada entre las mías. Ayer estuve una hora haciéndole las uñas, un auténtico trabajo de orfebrería, para que se las cargase en un día.

-Me complace informarte de que tu tobillo está totalmente curado- dijo acercándose a nosotras- ¿ves esto de aquí?- señaló una zona de la radiografía- el ligamento que tenías casi roto, se ha regenerado. Muy buen trabajo- dejó unas palmaditas en su hombro.

-Díselo a ella- dijo Chiara señalándome- ha estado pendiente de mi todos los días- casi se me escapan las lágrimas con las palabras de Kiki, ver que reconocía mis cuidados me hizo sentir valorada. Al contrario de lo que me hizo notar las primeras semanas.

-En nada me convalidan el título de enfermera- reí.

-Pues seguramente, conociendo a este pequeño torbellino, no ha tenido que ser fácil mantenerla a raya- dijo la enfermera mirando a Chiara con una sonrisa esplendida.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora