el secreto

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Pov Chiara

Al final con tanta botella de alcohol María y yo solas no nos podíamos apañar. Tuvimos que pedir al resto del grupo que nos ayudase.

Como habíamos decidido guardarlas en la caseta del "guardabosques" que estaba al lado del embarcadero y a un buen trecho andando, dos personas no eternizaríamos. Ya que con lo que pesaba cada caja no podíamos llevarlas directamente.

Ideamos un plan para ir transportando las botellas en mantas cual Oliver Twist. Así no levantaríamos sospechas cruzando el cargamento a plena luz del día. Si nos preguntaba alguien diríamos que nos íbamos de picnic.

Un auténtico plan sin fisuras ideado por la cabecilla del grupo: Maria Villar.

A pesar de lo que podía parecer por su pasotismo y sus pintas de recién llegada de rave, la tía era la más lista de todas.

Cuando dejamos la última botella de alcohol en el cobertizo ya se nos había hecho tarde y tuvimos que ir a cenar, postergando otra vez el ensayo con Violeta.

Jueves 29 de Octubre.

Sala de ensayo 18:30

Violeta y yo nos habíamos metido en el box más pequeño con el piano y la guitarra. Primero íbamos a crear la melodía de la canción para que luego Violeta diera rienda a su talento y montase un baile acorde al tema.

No miento si digo que había escogido ese box, que era el más pequeño, para poder disfrutar de la pelirroja con más cercanía. A pesar de los esfuerzos de Violeta por estar en el box grande saqué carácter y logré convencerla.

Yo estaba tirada en el suelo acolchado con la guitarra eléctrica y Violeta descansaba con la espalda apoyada en el cristal de enfrente. A pesar de estar cada una en una punta del cubículo, el espacio era tan pequeño que casi podía notar el suave aire que exhalaba cada vez que respiraba.

Íba probando acordes aleatorios con la gutarra- Uy ese me gusta- saltó cuando me salió una rueda de acordes algo witchi y densual- vuelve a hacerlo que lo grabo- sacó su móvil y se acercó a mi posición sentándose a mi lado.

Volví a tocar la rueda de acordes mientras ella grababa.

-Puff Kiki que talentazo tienes hija- susurró asombrada cuando terminé de tocar.

-Como tu cuando bailas, me sale solo- le dediqué una sonrisa antes de coger mi inseparable libreta y apuntar los acordes.

-¿Ahí escribes tus letras?- preguntó alzando la mano en señal de que se la dejara.

-Si- murmuré pasándole la libreta con un nudo en la garganta.

Violeta hojeaba mi libreta de canciones con delicadeza, sus dedos trazando líneas invisibles sobre las letras que escribí con tanto cuidado.

La tensión en el aire era palpable, como si cada página que pasaba fuera un paso más hacia los secretos de mi alma.

Observaba su rostro, buscando algún indicio de lo que pasaba por su cabeza mientras absorbía mis palabras. Cada canción era como un eco de nuestras experiencias compartidas, una ventana hacia mi mundo interior que ahora estaba completamente expuesto ante ella.

Mis manos temblaban ligeramente, ansiosas por recuperar aquel pedacito de mi alma.

Observaba por el rabillo del ojo las páginas que leía hasta que llegó a una en particular que hablaba sobre ella de manera más explícita y me lancé a por la libreta como si mi vida dependiese de ello.

-Joe Kiki que bruta- se quejó reacomodándose en el sitio. Prácticamente me había abalanzado sobre ella para recuperar lo que era mío.

-Perdona es que hay cosas que me dan vergüenza, son muy personales- me disculpé algo más tranquila ya con la libreta en mi poder.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora