So Long London

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1 de Junio, centro de operaciones 21:40

Pov Violeta

El sol se desvanecía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados mientras disfrutaba de la vista tumbada en el sofá de estilo chester que robamos meses atrás. La brisa suave acariciaba mi rostro, trayendo consigo el aroma fresco del atardecer. Con cada calada al cigarro, sentía cómo el humo llenaba mis pulmones, proporcionándome un alivio momentáneo, una pausa en medio del caos que me inundaba.

En ese instante de tranquilidad, podía permitirme ser sólo yo misma, sin las máscaras que estas ultimas semanas me había visto obligada a usar. El sabor amargo del tabaco se mezclaba con el dulce aroma que me transmitían las nubes de algodon de azucar rosa, creando una sensación embriagadora que me envolvía por completo. Todo parecía desvanecerse en el aire junto con el humo que exhalaba.

Cerré los ojos y dejé que mis sentidos se impregnaran de la paz de aquel momento. En medio de la naturaleza y en completa soledad, encontré un refugio. El cielo se teñía de tonalidades cada vez más cálidas, como si la propia naturaleza estuviera pintando un cuadro sólo para mi. Tratando de aliviar el dolor que presionaba mi pecho.

Todo se había ido a la mierda con la llegada de Olivia a nuestras vidas. A su vida, a mi vida.

En la americana, Chiara parecía haber encontrado a su media naranja.

Todo empezó una tarde de jueves, un día cualquiera que cambió el curso de nuestra relación. Olivia la había invitado a su Bungalow con la excusa de componer algo juntas.

Flashback

Me encontraba tumbada en la cama, disfrutando del fabuloso "Cartas de amor a Susan" de Emily Dickinson. Podía sentir cada palabra que le dedicaba a su amada como mía propia. Así de intensamente quería a Chiara. La pasión y el afecto que infundaba cada poema, era algo con lo que me sentía profundamente identificada.

-Hola, churri- Chiara entró en el bungalow arrancandome una sonrisa. Me encantaba lo españolizada que la teníamos. Desde que descubrió aquel apelativo cariñoso, no se lo quitaba de la boca. Que si churri esto, churri aquello.

Pero esa vez fue la última que me llamó así.

-Ven aqui peque- coloqué una foto de Chiara y mía como improvisado marca páginas, antes de cerrar el libro y palmear el colchón.

Se lanzó en plancha, aterrizando directamente sobre mi cuerpo, obviando mis indicaciones. Pero tampoco me iba a quejar. Disfrutaba enormemente de la sensación de su cuerpo aplastando el mío. Era lo más parecido a estar en casa desde que empezó el máster.

Hundió la cabeza en mi cuello dejando un rastro de besitos castos por la zona. Y yo me zambullí en el aroma de su pelo.

Coco. Mi olor favorito en el mundo.

-Te he echado de menos- su aliento golpeó mi piel ligeramente húmeda por sus besos, provocando que se me erizara toda la zona.

-Yo a ti tambien- habíamos empezado con las semanas de preparación a los exámenes finales. Y está vez, a parte de montar actuaciones, teníamos también exámenes teóricos por lo que pasábamos mucho más tiempo separadas que la última vez.

Disfrutamos unos minutos en esa posición. Atesorando cómo un regalo cada segundo que podíamos pasar juntas. Sus pulgares acariciando la piel de mis costados. Mis manos masajeando su cuero cabelludo en círculos. Y nuestros labios encontrándose en pequeños besos cada vez más seguidos.

-Vio- me llamó con la voz algo temblorosa.

-Dime- dejé de sentir sus caricias.

-Olivia me ha invitado a su Bungalow para componer juntas- inconscientemente paré el masaje en su cabeza, al tiempo que tragaba saliva con algo de dificultad. Apreté los dientes.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora