Newcastle

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Pov Chiara

Los primeros días sin Violeta fueron los peores de mi vida.

Así, tal cual.

A cada segundo que pasaba en ese lugar, donde habíamos vivido tanto juntas, sentía que me asfixiaba.

Todo me recordaba a ella.

El asiento vacío a mi lado en el comedor... no dejé que nadie ocupara su lugar, muchas veces me perdía mirando el hueco donde debería estar ella, lo miraba tanto y tan intensamente que, durante una milésima de segundo, su cuerpo aparecía frente a mis ojos. Pero era pestañear y volver a esfumarse.

Cuando me sentaba al piano en la sala de ensayos no era lo mismo. Violeta siempre estaba presente, estuviese leyendo, escribiendo o simplemente observándome con una mirada de devoción. Pero ya no estaba.

Incluso cuando nos sentábamos en nuestro refugio improvisado, el sofá se me hacia gigante sin su presencia a mi lado.

Esos últimos días del máster me convertí en la persona más triste sobre la faz de la tierra. Tenía continuamente la sensación de que me faltaba algo, y lo frustrante era el saber qué, y no poder hacer nada al respecto.

Porque Violeta estaba a miles de kilómetros de distancia.

Su marcha no sólo me afecto a mi, sino que el resto del grupo, que también se encontraba casi tan decaído como yo.

Me resultó impactante el efecto de Violeta en sus vidas y no sólo en la mía.

Era como si todas hubiéramos perdido a una de nosotras.

María ya no tenía a la persona con la que charlaba de los temas socio políticos que tanto le gustaban.

Ruslana había perdido a la persona que más la defendía de su hermana.

Y Julia, simplemente a su mejor amiga.

El fin del Máster se convirtió en una experiencia de lo más amarga para las cuatro.

Aunque intentábamos animarnos entre todas, estaba claro que no lograríamos ser las mismas con la pérdida de una de las integrantes.

Nos despédimos entre lágrimas y llantos desconsolados. Nos habíamos convertido en hermanas, y saber que tampoco las tendría a ellas los siguientes meses me hundió aún más.

Tanto, que me faltó tiempo para huir con mis maletas a Newcastle.

A casa.

Mi familia me acogió con emoción y añoranza. Hacia muchísimos meses que no los veía y volver a estar con ellos, me infundió un chute de energía que se acabó desinflando con el paso de los días.

Todo en mi vida era echar de menos a mi pelirroja.

Sabía que no veía mis historias y yo procuré no hacer lo mismo. Pero me acabé creando una cuenta de instagram sólo para poder saber de su vida sin alterársela. No sabía cómo le podía afectar que descubriera que supiera de ella.

Aunque pronto recordé que mi novia no era de subir cosas a redes sociales, y la maldije en todos los idiomas que sabía por ello. Miraba el móvil cada minuto, esperando recibir una notificación que indicara que había subido algo, pero milagroso era el día en que lo hacia.

Al final acabé siguiendo a la cuenta del musical en instagram, esperando encontrar algunas migajas de mi pelirroja.

Todavía recordaba con una sonrisa la primera vez que la vi en una historia sobre un ensayo. Se me saltaron las lágrimas al verla tan feliz haciendo lo que más le gustaba, expresarse a través del baile. También tenía que añadir que me caí de rodillas en el Tesco express al verla por primera vez.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora