Perdonádme

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Pov Violeta.

-Niña ya podrías haber puesto una toallita o algo, que me estas poniendo el suelo perdido- masculló Arantza entre dientes barriendo por séptima vez los pelos que caían con cada corte de tijera.

Arantza nos había invitado a su bungalow a pasar el domingo, y Chiara había decidido que era buenísima idea dejar que las manos inexpertas de Maria le hicieran un cambio de look radical.

Teníamos puesto un partido de fútbol de fondo, creo que era la copa del Rey, en el que se disputaban el título el Athelitc y el Mallorca. Tenía la leve sospecha de que Arantza nos invitaba para no verlos solas. ¿Casualidad que siempre hubiera un partido puesto en la tele? Lo dudaba.

Al menos, esta vez, no estaba pegando berridos de loca, ya que no se trataba de la Real Sociedad. Pero como la jardinera era del norte, obviamente apoyaba al Athelitc de Bilbao.

-¿Chiara estás segura? Sólo lleva las puntas, te puedes echar para atrás en cualquier momento sin mucho destrozo- bromeó Ruslana que se lo pasaba pipa vacilando a la morena.

-Que si Rusli, no seas pesada- contestó con un atisbo de sonrisa. Llevaba días comentando las ganas de hacerse una cambio de look radical. Quería cortárselo por encima de los hombros, como lo llevaba yo. Y ante la falta de peluqueros en el campus y por la zona, había accedido a dejarse en manos de María.

Arantza también se había propuesto, pero Chiara declinó la oferta con amabilidad. Lo de Arantza era cortar plantas, algo nada sutil ni delicado. Y la morena no quería acabar con el pelo a trasquilones.

Chiara me miró de reojo buscando apoyo y le dediqué una mirada cargada de seguridad. Yo misma la había animado a cortárselo, siendo consciente de lo bien que le sentaría el nuevo corte.

Julia por su parte se había quedado frita sobre la cama después de la comida. Como buena andaluza, no perdonaba su siesta diaria.

María empezó a dar cortes más profundos, dejando que grandes cantidades de mechones cayeran al suelo, ganándose un bufido por parte de Arantza.

Rápidamente la mandíbula de Chiara comenzó a perfilarse gracias al nuevo corte que la enmarcaba. Yo miraba la escena fascinada pensando en lo tremendamente atractiva que lucia. Y en el sorprendente talento de Maria como peluquera.

-Pues ya estaría- informó la rubia revolviendo el pelo de Chiara para luego atusarlo con cuidado.

Rápidamente se volteó en la silla para mirarme de frente y contuve el aliento ante semejante gallardía en su rostro.

-¿Que tal me queda?- puso morritos destacando la boquita de piñón que se le quedaba cuando lo hacía, mientras elevaba dos dedos.

-Estas guapísima- jadeé soltando el aire contenido- te quiero muchísimo- me levanté de la cama de un salto antes de dejar un beso hambriento en sus labios, que hizo que se reclinara en el asiento por el ímpetu de mi acción.

-Ufff yo a ti también- soltó con la mirada algo desenfocada.

-Oye pero que cojones...- Arantza se acercó a la tele, que sin previo aviso, se había quedado en negro y empezó a golpear un lateral. De pronto, se oyó un pitido que hizo que me tapara los oídos y un mensaje apareció en la pantalla.

"Esta es una transmisión de emergencia" decía la voz autoritaria en el mensaje. "Se ha confirmado un brote de un virus altamente contagioso en el país. Se insta a todos los ciudadanos a permanecer en sus hogares y evitar el contacto con personas desconocidas. Las autoridades están trabajando para contener la situación. Por favor, manténgase seguros"

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al tiempo que absorbía las palabras.

Miré a mis amigas y todas tenían el mismo rastro de temor en sus ojos.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora