De tormentas y besos (+18)

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Pov Chiara.

-Joder, joder Violeta rema por tu padre- la pelirroja cogió aquellos trozos de madera y empezó a batirlos contra el agua como si se hubiera metido cuatro redbulls por el culo.

En mi vida había visto llover de esa forma tan brutal, ni siquiera en Inglaterra donde lo hacía día si y día también.

Empecé a sentir miedo real cuando a los pocos minutos la barca empezó a inundarse y todavía nos quedaba la mitad del camino.

-Kiki haz algo que nos vamos a pique- chilló la otra con el rostro desencajado.

No es que sólo estuviera lloviendo, es que también se desataba una auténtica tormenta eléctrica sobre nuestras cabezas. Y por lo que había visto en el canal Naturaleza, estar en una barca en mitad de una superficie de agua era cuanto menos peligroso.

Necesitábamos salir de allí ya.

Lo que me faltaba era que nos cayera un rayo encima y quedarme tiesa por empecinarme en salir a pescar.

Así que ni corta ni perezosa cogí la nevera llena de lombrices y las lancé al agua a su suerte- lo siento pequeñas- murmuré antes de usar la nevera para empezar a achicar agua de nuestra barca.

-Ala a tomar por culo las lombrices- empezó a reír Violeta con las gotas de agua empapando su cuerpo de arriba a abajo y no pude evitar perderme en la visión de su cuerpo mojado.

Su cabello pelirrojo se adhería a su piel bajo la lluvia, creando un halo misterioso a su alrededor. Cada facción de su rostro se veía potenciada por la intensidad de la tormenta, y sus ojos brillaban reflejando en ellos el haz de luz centelleante de los rayos en el cielo. En ese momento, en medio de la tormenta, me encontré completamente embelesada por su presencia, como si el universo entero se empeñara en admirar su belleza.

Estaba preciosa con el pelo mojado y la sonrisa alegre que desprendía a pesar del momento y entonces empezó a reir a carcajadas mientras la tormenta nos acechaba.

-Esto está siendo surrealista, nunca pensé que un día de pesca acabaría contigo achicando agua con una nevera para no morir hundidas.

Llegamos al embarcadero y a toda prisa salimos de la trampa mortal del agua.

-Vamos corre- cogí su mano mientras avanzábamos a duras penas por el barrizal en el que se había convertido la tierra del bosque.

Nuestros pies resbalaban continuamente haciéndonos caer al barro.

-Pufff nos estamos poniendo bonitas- murmuré al ver que la silueta de Violeta, que era prácticamente una sombra de barro. Incluso con la cara y el pelo manchados de tierra seguía siendo la mujer más sexy de la galaxia.

Llegamos a trompicones al bungalow y cuando estuvimos a salvo estallamos en carcajadas como dos locas. Nos quitamos las botas en el porche queriendo minimizar el desastre que formaríamos en el suelo.

-Dios tengo barro hasta en el culo- dije algo incómoda al ver como poníamos la entradilla perdida.

-Propongo darnos una ducha tal cual estamos, estoy helada- y entró al baño, no sin antes dedicarme una mirada misteriosa que no pude descifrar.

Me tomé un instante para preparme, algo en el ambiente había cambiado, la energía entre nosotras aumentaba segundo a segundo, creando una electricidad abrumadora en mi cuerpo cada vez que me miraba.

No sé si fue para ganar tiempo, pero decidí comprobar si la calefacción funcionaba, y en efecto lo hacía. El de mantenimiento debió pasarse a arreglarla mientras estábamos fuera.

SUSURROS EN EL ALMA // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora