Capítulo 31

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Lo primero que ve al abrir sus ojos es el típico techo blanco de hospital, el dolor en su zona íntima que lo hacía gritar hace un rato fue la causa de su despertar nuevamente. Un gemido adolorido se escapó de sus labios pálidos y resecos.

Estaba confundido, despierto al tope debido al dolor, uno tan fuerte y extrañamente familiar.

Se encontraba ahora recostado en una camilla, con una bata de hospital, con sus piernas abiertas y sus manos sujetas a las barandillas de su cama.

Quería gritar, pero su voz no salía, veía a su alrededor y no entendía lo que su mente procesaba, el dolor no se lo permitía. Estaba en lo que parecía en una habitación de hospital, pero fuera del cuadro que conformaba la habitación todo era negro.

Un líquido empezaba a escurrirse de entre sus piernas, una sensación similar a cuando orina, pero que Provino de su zona trasera.

- ¡Ha! - exclamó adolorido, arqueando su espalda al recibir una dolorosa descarga eléctrica, pero al volver su vista al frente pudo contemplar su estómago más grande e hinchado.

¿Que ocurría? Lo sabía, su mente sabía lo que está sucediendo.

O lo que sucedió.

- ¡Ha! - volvió a exclamar, y con su grito vino acompañado una fuerte presión que se expulsó de su cuerpo.

- ¡Wua! - un fuerte llanto se hizo presente, Izuku quedó abrumado por un segundo, el dolor aún era intolerable, pero la preocupación de un bebé, de su bebé, lo llevo a quererlo ver.

Pudo haberlo tomado, pudo haberlo visto, pero una persona apareció de repente y se llevó al infante que estaba oculto entre sus piernas, ya envuelto en una manta.

- Por... Por fa-avor... - dijo entrecortado, sosteniendo su vientre para poder hablar - m... Mi bebé... - sollozó, sintiendo que arrancaban un pedazo de su ser, ver cómo esa extrana persona se alejaba con su bebé, con su llanto incesante como prueba de su arrebato.

No fue cuando la espalda de aquel sujeto se perdió en la niebla negra que grito, grito y pataleo, el dolor de su cuerpo se vio opacado por el dolor de su corazón y mente.

Lloró, desconsolado, ahogándose en su propio dolor, hasta que un segundo llanto lo detuvo.

No era el llanto de su bebé, pero tampoco de un adulto.

Era discreto, silenciado con buches y suspiros.

Un niño.

La fuerza que antes se le fue arrebatada regresó a él de manera imprevista.

Su antes abultado vientre desapareció, como el dolor entre su entrepierna, pero ahora su costado derecho de sentía presionado  por miles de agujas.

Se deslizó de la camilla, aún con la bata de hospital, adentrándose a la oscuridad, camino sin rumbo hasta que inesperadamente un bulto extrañamente alumbrado apareció justo frente a él, se agachó a su altura y lo contempló de frente.

- Kasui - murmuró suave, sin saber de dónde Provino el nombre, solo lo sintió correcto, un pedacito de su corazón herido sano al tenerlo en sus brazos - Kasui...

Luego de eso, la oscuridad lo volvió a consumir.

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- ¿Que sucede? - pregunto una anciana mujer de manera sorpresiva cuando su puerta fue abierta con brutalidad por su joven jefe.

Katsuki ingreso de forma brusca con un extraño bañado en sangre a la enfermería.

- Vieja, atiendelo - exigió, y fue la seriedad con la que lo dijo que la Sra. Chiyo no se atrevió a corregirlo.

- ¡Izuku! - una voz infantil cargada de preocupación llamo ingresando a la habitación.

- ¡Bruja sácalo de aquí! - grito katsuki mientras dejaba el cuerpo moribundo del contrario en la camilla.

- Ma... - Kasui fue tomado por su padre tratando de sacarlo, pero el menor no se lo dejaria fácil.

- ¡Stuyu necesito que me traigas dos bolsas de insulina! - grito la mayor al ver el deplorable estado en el que se encontraba.

- ¡Bájame viejo! - había logrado escapar de los brazos de su progenitor, pero ni bien dio dos paso y ya no tocaba el sueño - ¡Bájame!

- ¡Cállate y deja de moverte!

- ¡No! - grito desesperado, y como última opción para lograr su cometido mordió el brazo que lo sostenía.

- ¡Denki, averigua cuál es su tipo de sangre! - grito Chiyo ante el alarmante sonido de las máquinas hospitalarias al conectarlas con el pulso del Omega.

- ¡Izuku! - llamo Kasui al llegar al lado del pecoso.

- Katsuki sácalo de aquí ¡Todos salgan! - exigió la mayor al ver llegar a varios miembros de la familia debido al escándalo.

- ¡No! - Kasui se aferró al cuello del Omega al sentir como unas manos lo sostenían.

- ¡Jodido mocoso suéltalo! - grito exasperado katsuki.

Los gritos y el estrés hubiera seguido presente, de no ser por un suave susurro, tan callado y cansado que dejo a todos en shock por breves segundos.

- Por... Por fa-avor... - las máquinas alertaron de algo peor - m... Mi bebé... - Katsuki se detuvo en cuanto oyó semejante frase ¿Qué...? - Kasui...

- Katsuki saca al niño de aquí - pidió la anciana mientras hacía una fisura en el cuello para meter un tubo.

- ¡No! - sollozó el infante, no quería separarse de Izuku, de su madre.

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Las Casualidades No Existen. Todo Es Producto Del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora