Capítulo 22.

812 129 9
                                    


Kasui suspiró, y no muy seguro asintió.

- ¿De dónde conoces al señor Shirakumo? - preguntó de nuevo.

- Es - tragó duro - es un rival de mi padre - *creo es lo más adecuado para decirle* - pensó el castaño.

El pecoso asintió no muy seguro.

- ¿Quién...? - Izuku suspiró, la inevitable pregunta tuvo que surgir - ¿Quien es tu padre? - preguntó al fin.

Kasui casi quería llorar, no quería decirlo, no quería volver a casa, y preso de sus temores negó, bajando la cabeza y empezando a temblar.

- Kasui... - escuchó el niño, subió su vista y pudo contemplar en todo su esplendor como los jades del mayor lo veían comprensivo - por favor, dime ¿Quien es tu padre? - preguntó de nuevo.

- Es... - tenía miedo, ¿Y si lo reconoce por su nombre? No era ningún secreto para el que su padre era conocido incluso por quienes no se veían envueltos en la mafia - se llama... - suspiró, dudoso y tembloroso, solo lo soltó - se llama Katsuki Bakugo - dijo al fin, serrando sus ojos no queriendo ver su expresión de terror, sin embargo, los segundos pasaban y nada más que la bulla de los demás era lo que oía, se armó de valor y vio de vuelta al peliverde, viendo una cara confundida.

Eso lo desconcertó ¿Acaso no conocía al temible Katsuki Bakugo? ¿El más cruel y vil Yakuza? Ese Omega peliverde le empezaba a caer bien, MUY bien.

- ¿No lo conoces? - preguntó el menor.

- Debería...? - respondió el contrario - bien, no importa, me alegra que confiaras en mí - sonríe - tengo una última pregunta - comenta, pero antes de poder pronunciarla el mesero llegó con la comida ordenada.

- Aquí está su orden - dice - Katsudon con porción extra de picante - explica poniendo un plato con la comida frente al pecoso además de un pequeño cuenco - y un plato de curry - finaliza poniendo el plato frente al niño.

Una vez el mesero se fue Izuku no tardó en hablar.

- ¿Está bien de picante? - preguntó, Kasui lo probó y negó.

- Apenas y se le siente - comentó.

El Omega suspiró, si que ese niño tenía gustos peculiares, el probó su plato y debe decir que está en su límite. Vio un segundo a sus lados verificando que nadie viera y del cuenco con picante extra agrego dos cucharadas a la comida del contrario.

- ¿Y ahora? - preguntó viendolo probar.

- Mmm - lo pensó - otra más - dijo, extendiendo su plato, siendo obedecida rápidamente - listo, así está bien - aceptó luego de probarlo.

- Bien - el pecoso sonrió - ahora quería preguntarte... - fue interrumpido.

- ¿Ya no la hiciste? - preguntó confundido.

- ¿Cómo...? - Izuku estaba más confundido.

- Que si estaba bien de picante - dijo simple, comiendo más.

El peliverde entendió - No, esa no era la pregunta.

- Dijiste que harías una última pregunta y esa fue, no responderé nada más - exclamó, sonriendo burlesco.

Y el pecoso no pudo evitar inflar sus mejillas en reproche, ese niño era único en dejarlo sin palabras - eres un tramposo - acuso apuntando al menor con sus palillos.

- Y tu pareces un niño - contraatacó.

- Tu eres el niño - acusó.

- Tu eres el adulto con cara de niño - dijo.

- Gracias - sonrió enternesido por el intento de insulto por parte del menor.

- Se supone que era una burla no un halago - comió intentando ocultar su puchero.

- Kasui enserio - intentó revivir la seriedad del asunto - Dime ¿En dónde vives?

Kasui se detuvo, pronto dejo de escuchar a los demás y la clara expresión de horror preocupo al mayor.

¿Izuku pensaba llevarlo a casa?

No, eso no era posible, en definitiva no lo aceptaría.

El hambre con el que comía se fue al caño y sus temblores regresaron, su vista se nublo y su respiración se alentaba.

No podía respirar.

No quería regresar.

¡No quería regresar!

Y si Izuku no entendía eso entonces era tiempo de dejarlo.

Y sin paciencia y con temor solo se puso de pie y arrancó a correr, salió del local ignorando los gritos del Omega peliverde.

¿Por qué tuvo que hacer esa pregunta?

¿Por qué quería regresarlo?

¿Por qué...?

Sollozó mientras corría por las calles.

¿Por qué el mundo no le dió por madre al Omega peliverde?

Tan ensimismado estaba en su negación que no veía que iba corriendo justo a una calle con el semáforo peatonal en rojo.

Empujó a las personas que lo bloquean, ignorando los gritos y adivinado su camino por las lágrimas que empañaban su visión.

- ¡Kasui! - llamo desgarradoramente Izuku a sus espaldas.

Ese grito lo paró, tratando de ver hacia atrás y gritarle al contrario que lo dejara en paz, sin embargo, su vista quedó a medio camino mirando fijamente como dos grades luces dueñas de un camión se dirigían hacia el con gran velocidad.

Quedó en shock.

Estaba a solo medio metro de tener contacto con dichas luces antes de ser alzado por unos cálidos y temblorosos brazos y caer en sima de alguien al otro lado del cruce.

Su cuerpo siendo prima lejana de una batidora empezó a temblar más, y al reconocer el olor a cardamomo a sus espaldas se dió la vuelta y se aferró al Omega peliverde.

- Ya, tranquilo - consoló abrazando fuertemente al pequeño cuerpo entre sus brazos - todo está bien - susurro sueva acariciando sus cabellos - yo estoy aquí - con cuidado se puso de pie alzando al menor en sus brazos - vamos a casa - concluyó, envolviendo con su aroma al pequeño.

Izuku camino con cuidado aferrando a Kasui a su pecho, esquivando a las personas preocupadas que se les acercaba.

Ignorante por completo que un auto negro no muy lejos había sido testigo de lo reciente acontecido.

.

- Jefe.. - llamo un hombre desde su auto - lo confirmo - el hombre suspiro - Midoriya Izuku tiene a Kasui.

- Bien - el hombre al otro lado de la línea sonríe - Muy bien Kurogiri - cuelga.

.

Les confieso que este capítulo no lo tenía planeado, solo escribí haber que salía y confieso que me gustó el resultado, así que lo deje.

Se nos acerca lo bueno.

ASI QUE NO SE OLVIDEN DE DAR ⭐ COMENTAR 💬 Y SEGUIR ESTA HISTORIA 🙋...

HASTA LA PRÓXIMA!!!

👋👋👋👋👋👋👋👋👋

Felices carnavales!

Las Casualidades No Existen. Todo Es Producto Del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora