- ¿Por qué me salvaron?- Kasui - respondió de inmediato, el pecoso pareció alterado por ello - el se encuentra bien - afirmó al ver lo preocupado que se puso el contrario por la mención del menor.
La respiración del pecoso era irregular, Kasui estaba ahí, estaba bien, había logrado traerlo a salvo con su familia, aunque le costase su libertad ahora.
- Estás muy tranquilo para estar encadenado y encerrado - comento el mayor llamando la atención del peliverde - eso solo confirma lo que eres.
Izuku abrió sus ojos en sorpresa ¿Será posible?
- Tú... - vio al otro sonreir, negó para sí - no sabes nada.
- Lo sé todo - afirmó, agrandando su sonrisa - los tatuajes que tienes en tu hombro y tobillo nos lo asegura aún más - Izuku trago grueso, lo habían descubierto - tranquilo, no es bueno que te estreses, Recovery Girl nos dijo que no te alteraras o podrías empeorar tu estado.
- Yo...
- Solo tres personas en esta casa saben lo que eres - dijo - la doctora, su enfermera asistente y yo - enumero con sus dedos - pero solo yo sé quien eres realmente - aseguro serio.
- ¿Solo tres? - preguntó confuso y un poco asustado por lo que pudiese pasar.
- A los jefes no le eres de interés - explicó - mientras no seas de su interés no eres el interés de nadie más, ni siquiera lo hubieses sido para mí.
- ¿Entonces como...? - fue interrumpido.
- Cuando la doctora te atendió solicitó tu tipo de sangre y una vez se la hice saber y aprovechando que ya estabas en mi historial solo extendí mi búsqueda, además de que en la mitad de tu tratamiento encontró tus tatuajes, fue a avisarle al jefe pero me mandó a mi a escuchar su informe, como te dije, no está interesado en ti porque no tenía la esperanza de que sobrevivieras - expuso - mi trabajo es buscar información para el beneficio del clan o para evitar una amenaza, asi que te investigué y no hay un solo detalle que no sepa de ti, Izuku Midoriya, ex miembro del clan de los Espejos de Rosas - sonrió - fue difícil, quien sea que haya encriptado tu información es bueno, pero yo soy mejor, así que no hay un solo aspecto de tu vida que yo no conozca.
El pecoso trago duro, ahora ¿Que sería de él?
- No morirás - aseguro el contrario - aún, no te considero una amenaza, además de que Kasui haría un gran berrinche si algo te sucede - dijo, sorprendiendo a Izuku - pero - suspiró, un poco decepcionado - no podrás salir, al menos no sin pagar con algo a cambio - explicó.
- Yo... No tengo mucho dinero... - el mayor negó.
- Solo hay dos formas de que salgas de esta habitación - mostró dos de sus dedos izquierdos - muerto - guardó uno, quedando a la vista del menor solo su dedo índice - o siendo miembro del clan Dragón.
Izuku su alarmó por ello, no, no otra vez, apenas pudo salir de su primera vida y aún hasta ese días se preguntaba como había salido de la segunda, estar de vuelta en un clan, volver a la mafia, otro tatuaje, no quería.
Las feromonas llenas de estrés y miedo se empezaban a esparcir por la habitación, llegando a las fosas nasales del rubio, asiendo que suspire.
- Son tus opciones, tu verás que te conviene mejor - ¿Enserio? El pecoso lo vio mal - ya le informe al Omega de esta casa que despertaste, es, entre los jefes el único que está preocupado de tu estadía aquí, bajará pronto - dijo, acercándose un poco al contrario - no sabe nada de ti porque no quiere, no lo necesita, solo no quiere mantener ocupando un espacio por alguien que no necesita - se agachó a su altura - por cierto - el rubio tomo en un rápido movimiento el cuello del contrario, estampándolo en la pared, afirmando su agarre - hazle algo, y conocerás el infierno - dijo serio.
¡Lo sabía! Toda esa fachada de no soy malo era solo una vil mentira. El pecoso empezaba a verlo con enojo más que miedo.
El rubio sonrió burlón, soltándolo.
- No me caes mal - confesó - simplemente no me generas confianza, el hecho que no te vea como una amenaza no significa que me interesas, solo hago mi trabajo investigando a quien viven mas de un dia aquí - se encogió de hombros mientras tomaba camino a la puerta - si yo fuera tu, sería sincero, porque el Sr. Masaru es el único que puede sacarte de aquí, solo queda en ti si salir caminando o con los pies por delante - dicho eso, el mayor cerro la puerta.
Cuando la oscuridad consumió todo el cuarto tuvo unas inmensas ganas de llorar, se recostó con cuidado y aferró sus piernas a su pecho, o por lo menos lo intento, pues las cadenas en sus tobillos se lo impidió.
El aire era sofocante, ahora más que nunca, se abrazo así mismo y lloró, dejo fluir el miedo que tanto luchaba por contener y permitió que su Omega desesperara, como deseaba estar en casa, enrollado en su manta mas suave, con la unica preocupación de llegar a tiempo al trabajo.
Gritó un par de veces, y pataleo otras, y aún así, no se arrepentía. No sé arrepentía de ayudar a Kasui, no sé arrepentía de llegar ahí, no se arrepentía de absolutamente nada, si volviera en el tiempo a aquella noche dónde tropezó con aquel pequeño de ojos cafés, lo volvería a tomar, lo volvería a cargar con cariño, lo volvería a cuidar.
Talvez pasaron horas, o minutos, no les tomo importancia, no le tomo importancia a nada, no hasta que la puerta se abrió.
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HASTA LA PRÓXIMA!!!
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Las Casualidades No Existen. Todo Es Producto Del Destino.
Action"Algunos lo llaman Casualidades, otros lo llaman Estar en el lugar a la hora equivocada, pero para Izuku Midoriya, un joven Omega de 27 años, los acontecimientos que lo rodean son cosas del Destino, pues, para ser solo un artista independiente, a se...