Era temprano pero tarde para un desayuno. El reloj marcaba las 10:00 am y el joven amo de la casa no había bajado a desayunar, de nuevo.Katsuki hubiera subido y reclamar enfadado por tal comportamiento a su hijo de no ser por su madre. Masaru insistió en que no debía reclamarle luego por todo lo que tuvo que pasar y el rubio contrario accedió.
El castaño subía las escaleras con calma, con una bandeja en mano después de darle un poco más de tiempo a su nieto, entendía su situación, era estresante para un niño, su experiencia como psicológico infantil le advertía.
Suspiró, hace muchos años que no recordaba su vieja vida.
El castaño tocó la única puerta decorada de la casa esperando respuesta, obteniendo silencio a cambio. Sonrió con tristeza, desde hace días no recibe respuesta, pues Kasui reconocería a su abuelo dónde sea por ser el único en tocar antes de entrar.
Sin embargo, la bandeja cayó al suelo provocando un sonido estridente que definitivamente se escuchó hasta la entrega de la casa.
El Omega castaño empezó a temblar mientras tapaba su boca y se sostenía de la pared, su vista se nublo por la preocupación y el llanto amenazaba con salir.
- ¡Madre! - llamo Katsuki corriendo hasta él, tomándolo en brazos al verlo tambalearse - ¿Que sucede? - pregunta preocupado, viendo después la habitación de su hijo.
Y entendió todo.
Su cuerpo empezó a temblar de ira e impotencia, respondiendo el mismo su pregunta.
Kasui no estaba ¿Cómo sabía? Fácil, su cachorro no es de aquellos que arreglan su cama, y sin embargo, ahí estaba, su cómoda cama con estilo de auto vacía y perfectamente arreglada.
- ¡Masaru! - llamo Mitsuki llegando al lugar, igual de agitada y preocupada.
Katsuki soltó a su madre y permitió que su padre lo tomara en brazos. Rugiendo mientras entraba al cuarto de su cachorro.
- ¡M*ERDA! - exclama furioso golpeando la pared mas cercana, abriendo sin mucho esfuerzo un agujero - ¡KAMINARI! - llamo colérico saliendo en trote del cuarto, dirigiéndose a su oficina - ¡KIRISHIMA! - grito casi tumbando la entrada de su oficina.
- ¿Si señ...? - intento preguntar el primer mencionado, pero fue interrumpido.
- Quiero ver las j*didas camaras de seguridad, Kasui se volvió a escapar ¡YA! - exigió mientras señalaba su computador.
El contrario asintió temeroso y acato la orden de inmediato.
Luego de la primera fuga de Kasui, Katsuki mando a instalar cámaras de seguridad dentro y fuera de su casa. Aunque el era el único con acceso no sabía muy bien como ingresar al sistema.
El rubio estaba por pedir su contraseña cuando alguien más irrumpe en la habitación.
- No es necesario, creo saber dónde está - dijo el único miembro Omega de la familia Bakugo.
Katsuki casi convulsiona en desespero por las palabras de su madre pero se limita a seguirlo en cuanto sale de su oficina.
Los dos alfas rubios corren siguiendo al Omega castaño por los pasillos llegando a la cocina.
Masaru se detiene un segundo en la puerta y observa la puertilla de mascotas, entendiendo todo, suspira y sigue su camino.
Camina rápido al cobertizo y chilla queriendo llorar cuando ve la cadena en el suelo, lo supo, creyó que estaba haciendo un buen trabajo con Kasui, creyó que por fin estaba sanando, pero no verlo en su cuarto le confirmo que su nieto sin dudas buscaría a ese Omega. Gruño en protesta.
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Las Casualidades No Existen. Todo Es Producto Del Destino.
Action"Algunos lo llaman Casualidades, otros lo llaman Estar en el lugar a la hora equivocada, pero para Izuku Midoriya, un joven Omega de 27 años, los acontecimientos que lo rodean son cosas del Destino, pues, para ser solo un artista independiente, a se...