Fairy Tail: El camino del dragón

33. La revolución

33. La Revolución

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Disclaimer: Los personajes que se desmiembran o cambian de personalidad a lo largo de la historia pertenecen a la obra del célebre Mangaka Hiro Mashima. Este Fanfiction está basado en una serie derivada y secuela de su Manga principal Fairy Tail, llamada Fairy Tail: 100 Years Quest. Contiene varios hechos canónicos dentro de la obra. No obstante, varios personajes, personalidades, habilidades y escenarios puede que estén fuera de este.

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Crocus, Capital del Reino de Fiore.

2 de febrero, año X793...

La mañana del primero de Febrero, a la entrada al palacio real, cientos de personas se agrupan con entusiasmo. Los corresponsales de prensa locales y extranjeros también se emocionan al darse cuenta que están viendo algo histórico y se apresuran a apuntar en sus diarios...

"... estoy en el centro de la revolución Fiorana... "

Hay soldados armados por todas partes y pocos civiles. Uno se acerca a un periodista y le dice: "¿ha visto todo lo que hemos hecho en una sola semana?". La alegría es inmensa.

La reina ha dejado de tener apoyo. Sigue atrapada en su tren en medio de las montañas. Además, consciente de la situación, el estado mayor le ha animado a abdicar por el bien de Fiore.

Hisui E. Fiore, presionada, renuncia a su trono...

Se consolida el triunfo para la revolución, la voluntad del pueblo ha hecho historia.

El gobierno, a cargo del tío-abuelo de la reina se ha quedado atrapado en el palacio. La noticia de la abdicación de Hisui E. Fiore se propagó como la pólvora y un gran número de gentes hostiles se apostó en los alrededores del edificio, listos para atacar.

Antes que el desastre se desatara, al mediodía llegó a las puertas de Palacio el que se había erigido como el líder de las tropas que sellaron el destino de la capital. ¡El gran duque y los ministros que aún quedaban se quedaron anonadados al encontrar no a otro que Zash Caine, el que hasta ahora había sido ministro de Relaciones Exteriores!...

El traidor les notificó con frialdad que todo el gobierno, incluida la reina, estaban arrestados.

—... No hay motivo para seguir resistiendo. La noticia de la renuncia de la niña ya es pública. ¡Haced un gesto de conciencia por el pueblo y aceptad nuestras condiciones!—Zash les habló en tono solemne y conteniendo las ganas de reír, pues no estaba solo: Debía mantener las apariencias ante los oficiales del alto mando que lo acompañaban...

Los ministros soltaron toda clase de improperios contra él pero fué inútil. El gran Duque casi sufre un ataque nervioso allí mismo pero el orgullo le impidió caerse. Más tarde escribiría en su diario personal:

"... He oído en silencio al Ministro en el que una vez confié. No es dueño de sus palabras. ¡El cielo le juzgará!... "

Pasada la excitación inicial, los daños colaterales se empiezan a sentir. La capital está llorando a las víctimas y las queman en el centro de la ciudad; más de 10 mil personas acuden a rendirles homenaje.