Prólogo

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Siempre nos han dicho como debería ser nuestra vida, tendemos a idealizar lo que queremos en nuestro futuro, como queremos vivir la vida, pero nunca nadie nos dice o nos prepara para lo qué nos enfrentamos en realIdad; bueno, al menos ese fue mi caso.

Cuando era pequeña siempre imagine la vida que deseaba llevar, en particular como sería mi "príncipe azul", alto, guapo, de ojos claros, caballero y elegante, eran los atributos con los que siempre soñé, los que incluso con el pasar del tiempo no cambiaban.

Estando aún en el colegio lo conocí, Paul era mi hombre ideal, el que soñé desde muy niña! Inevitablemente me enamore de él, era carismático y gentil. Cuando aún éramos estudiantes muchos de nuestros amigos decían que éramos tal para cual, yo también lo creía y es que el era todo lo que soné y más. Éramos como dos mitades de un todo, perfectamente compenetrados y sincronizados.

El había sido mi compañero por más de 8 años, habíamos crecido juntos, fue el primer hombre en mi vida, el que me hizo mujer, el que me acompañó en cada paso que daba mientras crecíamos juntos, era mi mejor amigo, mi novio, el hombre con quien deseaba un futuro, una familia... El hombre de mi vida.

Y es que aunque todo suena perfecto a veces sentía que algo me faltaba, aunque la mayor parte del tiempo ese sentimiento se enterraba entre el inmenso amor que sentía por Paul y la percepción que el tenia de mi como la mujer hermosa, inteligente, educada y hogareña que el decía que yo era, y que yo también creía ser.

En casa me educaron para ser una mujer perfecta, a ser dulce y angelical, pocas veces llevaba la contraria a mis padres e incluso a Paul, aunque yo no estuviera de acuerdo con las cosas muchas veces preferí callar a pelear... Esa era yo, no conocía más y estaba conforme con lo que tenia.

Lo tenía todo, era la vida que soñé, o al menos la vida con la que creí soñar por muchos años! Sin embargo nunca pensé que conocerme a mi misma cambiaría todo aquello que creí desear y que ello amenazaría mi cordura, la integralidad que creí dominar y la perfección que siempre añore.

Hasta que lo conocí a él y mi vida nunca volvió a ser igual y la Ana que creí ser fue sepultada por acontecimientos que me reformaron y desvelaron mi verdadera naturaleza. 

Bienvenidos a leer mi confesión, mi historia, una de autodescubrimiento, esa que rompió mis cimientos y de la cual renací como una mujer totalmente diferente, libre y más fuerte.

Diario de una confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora