Capitulo 4

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Me gire de inmediato y camine hasta su escritorio, el estaba ordenando con demasiado esmero unos papeles que tenía sobre su escritorio, mientras todos los demás abandonaban el aula, me detuve a unos 6 o 7 pasos de él, distancia suficiente para sentirme segura, ¿De que? No sé, pero necesitaba sentirme así. Tan pronto como abandonó el lugar el último estudiante que quedaba, el señor Towers fijó su mirada en mi y luego sus ojos recorrieron la distancia que nos separaba, fue entonces que se levantó del asiento y se acercó a mi, su cercania me resultaba intimidante, asi que di un paso atras inconscientemente.

Ante mi reacción retrocedió y se reposo sobre el escritorio, con un aire más relajado acompañado de una sonrisa de medio lado.

-Para que me llamó señor Towers?- pregunté rompiendo el silencio

-Queria felicitarte por tu promedio en la asignatura, demostraste ser más capaz de lo que esperaba el primer día - contestó con cierta arrogancia y un toque burlón 

Estaba dispuesta a marcharme, me había incomodado el tono con el que se dirigía a mi, sin embargo respondí -Gracias-

-supongo!- continue en susurro casi inaudible mientras giraba en sentido a la salida, escuché un par de pasos antes de sentir que sujetó mi brazo con firmeza, obligandome a levantar mi cabeza un poco para volver a verle de frente, pues había cortado casi la totalidad de la distancia que habia entre los dos, y ahí, tan cerca su estatura resultaba imponente.

-No vuelvas a torcer los ojos así Ana, te hice un cumplido- soltó a modo de regaño

Molesta por su agarre me sacudí tratando de soltarme y conteste

-vaya forma de hacer un cumplido- conteste retadora, sentía un calor regarse por mi cuerpo, el mismo que sentía cuando estaba furiosa 

Y pese a mi movimiento él solo reafirmó su agarre para luego acercarse tanto que su olor invadía mis fosas nasales.

¡ oh que bien olía!  Era un olor fresco y amaderado, muy varonil... por dios ¿Que estoy diciendo? Concéntrate!! pensé

Volví a sacudirme y terminé tropezando, él me sujetó con mas fuerza evitando que caiga, su otra mano ahora sostenía mi brazo libre, el movimiento abrupto me hizo apoyar mi mano en su pecho para estabilizarme, su cuerpo se tenso ante mi contacto, no me pasó desapercibida aquella reacción, como tampoco el tacto de su pecho que estaba tan tonificado, que incluso por encima del traje podía sentirlo,. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración sobre mi, sentía su pecho subir y bajar con rapidez.

-A caso acostumbras a tropezar siempre? Ten cuidado niña- dijo serio mientras me acomodaba un mechón de cabello que caía sobre mi mejilla, su tacto en mi rostro provocó que aquella sensación de calor que me invadió por la ira, se transformara en algo que me tomó por sorpresa, era un calor abrazador naciente en mi centro y que se extendía por mi cuerpo en sutiles corrientes que me erizaron la piel, fui consciente de como se quemaba mi brazo por el firme contacto de su mano; todo empeoró luego de que con su pulgar tocara mi labio inferior y sus ojos siguieran el camino que recorría su dedo, por un momento pensé que me iba a besar, estaba petrificada, incapaz de moverme, de respirar, no podia apartar mis ojos de los de él, el tiempo pareció congelarse por un momento, sentí una corriente entre nosotros, el magnetismo de su cuerpo y su mirada atrayendome como un nuevo centro gravitacional, envolviendome en su campo de fuerza, hasta que abruptamente me alejo de su cuerpo y salió del salón, sin decir nada más.

¿Qué fue eso?

El calor abandonó mi cuerpo y dió pasó a un frío sepulcral pero me devolvió de golpe a la realidad, aun asi, me tomo un par de minutos retomar la compostura y salir del abatimiento antes de también abandonar el aula.

Afuera me esperaba Lu, con una mirada curiosa

-que pasó ahí adentro? - me preguntó con un leve tono de sospecha
-Nada! - dije siguiendo mi camino
-Ani, estas como un tómate... Exijo saber- expresó con intensidad - siiii? -

Instintivamente lleve las manos a mis mejillas y efectivamente estaban hirviendo.

-Salgamos de aquí y te cuento, necesito aire- respondí buscando recobrar el control de lo que sea que me había invadido momentos atrás se habia llevado.

Agradecí que durante el resto de la tarde Lu haya dejado pasar el tema, aunque tan pronto como cerramos la puerta del piso, me inundó de preguntas hasta que conté todo, Lu gritaba asegurando que yo le gustaba a nuestro profesor.

-Estas loca? - reproche
-loca tu por no darte cuenta- me lanzó
-Es nuestro profesor!!! - dije con obviedad
-y? - contrarío mi amiga
-Y... Es mayor que yo!!!- replique
- Tiene 27 Ana, solo son 6 años de diferencia... No es un anciano y esta buenísimo!!- me dejó sin palabras para contradecirla.

No quería darle la razón así que preferí no seguir la conversación y le dije que me iría a dormir, aunque por su sonrisa sabía que ella había ganado

Ya en mi cama no dejaba de repasar los sucesos del día, su mirada, el roce de sus dedos, su aroma, como se me erizó la piel!

A caso me gustó? de verdad quería que me besara?

Tengo que parar de divagar con ese hombre, y esas lagunas de plata agudas y profundas.

Así se me fue todo el fin de semana, tratando de convencer a mi cabeza de que aquello que planteaba Lu era totalmente absurdo, sin lógica; no sé cuántas veces me lo dije a mi misma, pero en el fondo, muy en el fondo una leve vocecita me decia que no era tan descabellado y que incluso el a mi también me atraía, pero era algo que está mujer no iba a aceptar, no quería, ni podia aceptarlo.

Estaba Paul, hace poco me había decidido estar bien para el, para nuestra relación, lo amaba y eso que pasó no debía afectarme, ni cambiar nada en mi anhelada vida, en mi relación perfecta.

Me repetí eso último cada vez que mi mente me regresaba al final de esa clase... Lo repetí tantas veces que perdí la cuenta y me vi dando vueltas en la cama hasta la mañana siguiente.

Y la siguiente...

Y otras más...

Y lo seguiría haciendo hasta que no tuviera la necesidad de repetirlo. 




Diario de una confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora