Capitulo 11

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Durante el camino los dos íbamos en total silencio, mis pensamientos de culpa estaban rondando mi cabeza, una voz interna me recordaba a Paúl, que no estaba actuando de la forma correcta; el silencio se interrumpió cuando escuché a Eliot decir - ¿estas bien? - Asentí con la cabeza y seguí viendo la luna a través de la ventana del coche; él pareció notar la batalla que se libraba en mi cabeza, pues sujeto mi mano y se la llevó cerca de su cara para depositar un beso en ella, su acción me sonrojo pero me transmitió seguridad y calidez.

-Adelante!! - me invito a seguir cuando llegamos a su casa - Ponte cómoda-

Deje mi abrigo y  el bolso reposado en un sillón y camine hasta los enormes ventanales que habían en la sala distrayéndome con la vista de la ciudad en la noche, buscando acallar la sensatez qué me pedía irme del lugar y alejarme de Eliot antes de que sea tarde.

-Ana! - Me llamó
-Si? - respondí saliendo de mis pensamientos
-Te pregunte si querías beber algo- dijo mirándome con extrañeza
-ah! Si, vino esta bien- dije tratando de enfocarme en el momento.

Eliot me ofreció una copa y luego puso algo de música.

- ven- me tendió su mano para que la tome.

Di un sorbo a mi copa y lo seguí

Sujeto mi mano con la suya, poso la otra en mi cintura y empezamos a mecernos al ritmo de la canción, nunca antes había sentido tanta química con alguien al bailar, era como si nuestros cuerpos estuvieran perfectamente sincronizados, diseñados para encajar perfectamente.

Apoye mi cabeza en su pecho al tiempo que su mano acariciaba mi espalda.

-Me gusta esto- confesé con los ojos cerrados

Su mano sujeto mi mentón haciendo que lo mire a los ojos, su mirada era profunda

- A mi también - dijo, aunque no estoy segura si se refería al momento o a mi.

Mis ojos seguían fijos en los suyos hasta que me puse sobre las puntas de los pies y lo besé, era yo tomando la iniciativa, actuando bajo el hechizo del momento, pero sabiendo que en ese instante no quería estar en otro lugar que no fuera este.

Su boca me correspondió, deseaba tanto al hombre que tenía entre mis brazos!!!

Nuestros cuerpos seguían moviéndose al compás de la música, aunque entre besos y caricias el baile pronto se volvió más apasionado, tornándose en una danza de seducción y erotismo, que hacía más evidente la necesidad de nuestros cuerpos, necesidad que amenazaba con explotar.

No tardamos en despojarnos de las prendas que contenían ese deseo y acabamos teniendo sexo primero en la sala y luego un par de veces más en la habitación hasta que caí agotada en sus brazos nuevamente, sus dedos recorrían mi espalda con suavidad hasta que quede profundamente dormida.

...

A la mañana siguiente los rayos de luz golpeaban mis párpados y un intenso olor a café recorría el ambiente, cuando me incorpore en la cama comencé a buscar a Eliot, hasta que lo vi en el marco de la puerta sosteniendo una bandeja con el desayuno, llevaba solo un pantalón de hacer ejercicio. En ese momento no sabía que se me antojaba más, si el hombre que estaba frente a mi o la comida que traía.

-Buenos días preciosa- saludó acercándose a la cama

-Buenos días a ti- conteste con una sonrisa, realmente eran buenos días y más con la vista de aquel hombre compartiendo la cama conmigo.

Desayunamos y luego nos dimos un baño juntos. Al parecer nunca tenía suficiente de este hombre y él de mi, era insaciable, pero ¿Quien no lo sería con alguien como él?

Diario de una confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora