Capitulo 33

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Sentí su cuerpo pegarse al mío y sus manos rodear mi cintura, su boca estaba a centímetros de mi cuello, tan cerca que su sola respiración ponía mis vellos de punta.

-Que haces? - pregunté tratando de mantener la calma

-Dime que no me amas, que no me deseas y me ire- me reto

Pero no dejo que respondiera de inmediato pues sus labios se pegaron de mi cuello con la maestría que el siempre había demostrado, provocando que mi cuerpo se arqueara en respuesta.

-Eliot para- ordene girando e para verlo de frente

-Dilo Ana y parare- siguió retandome al tiempo que tomaba mis labios con los suyos y sus manos me pegaban más a su cuerpo

Para mí en ese momento era imposible pensar o hablar, deseaba a ese hombre, llevaba deseándole desde que lo vi en mi despacho por primera vez, tenía muchas emociones reprimidas hacia él, pero en ese momento no quería pensar en eso, solo quería disfrutar del momento.

-Te odio- respondí con la voz entrecortada

-No te pregunté eso- se mofaba

El forcejeo que había iniciado para tratar de separarme de él, produjo el efecto contrario y así él logró terminar de empotrarme contra el mueble, instintivamente mis manos se aferraban al cuerpo de él y mi boca recibía sus besos con más avidez.

Sus manos recorrían mi cuerpo sobre el vestido que usaba y su boca se desliza hasta el filo del escote del mismo, volvió a trazar un recorrido de besos hasta mi oído y susurró - te veré en la reunión de socios querida Ana-

Me dio un último beso y se marchó como si nada hubiese pasado.

Al oír que cerró la puerta me deje caer al piso y comencé a llorar, no pude decirle que no lo amaba porque aún lo hacía y aún lo deseaba, quizás ahora más que antes pero no podía jugar a esto, el anillo en mi dedo me recordaba que estaba casada y no podía pasar por todo esto de nuevo.

No podía, tenía miedo a salir lastimada como la primera vez, tenía esposo, sabía el peso de vivir con el remordimiento.

Pero recuerdan que hace tiempo dije que ya no era la princesa de este cuento y que solo me interesaba ser deliberadamente feliz dentro de mi mundanidad.

Durante este camino que había recorrido, había descubierto mucho sobre mi, sobre quien era yo y el poder que habitaba en mi interior, sabía que él era mi debilidad. Eliot era una tentación y la lujuria nublaba mi razón más de una vez cuando de él se trataba.

Decidí que no iba a engañar a mi esposo, no iba a entregarme a Eliot aunque ese fuese mi deseo, pero él había iniciado un juego, uno que yo también sabía jugar y esta vez yo no iba a ser quién perdiera.

...

Para la reunión de socios, esta vez decidí vestirme con una ceñida falda de cuero negra que daba hasta la rodilla pero tenía un abertura a un lado, con una camisa de velo blanca que dejaba ver mi sostén del mismo tono, entre las transparencias de la prenda.

Era un estilo de oficina bastante provocador y esa era la intensión, quería desquitarme de Eliot y lo que había pasado en mi oficina hace unos días.

Llegue intencionalmente unos minutos tarde a la junta, sabiendo que todos ya se encontraban en el lugar, al entrar la mirada de varios de los socios se posó en mi y Eliot no fue la excepción, esta vez me senté en la silla que usaba Piero, justo a lado de Eliot con el pretexto de ver la proyección que se realizaría en frente, al sentarme mi pierna rozó la de Eliot, quien inmediatamente me miró y su manzana de adán se movía abruptamente en la garganta.

La reunión empezó, tocamos toda clase de temas sobre el funcionamiento, las operación y los casos, cuando llegó el momento de la proyección de Eliot mientras tomaba los documentos que usaría puse mi mano en su pierna y la acaricie un poco, él dio un brinco y se levantó de inmediato, acomodo su traje y camino hasta quedar frente a mí, relamí mis labios y fije mi mirada en él, aleje mi silla un poco de la mesa de juntas para poder cruzar mi pierna lo que hizo que el abierto en la falda se pronunciará más y revelará mi muslo, la mirada de Eliot divagaba entre mi pierna, mi escote y mis labios.

Empezó a realizar la presentación de la forma más profesional que pudo, sabía disimular bastante bien, pero en el fondo yo sabía que su atención era toda mía.

Cuando terminó de hablar aplaudimos, él volvió al asiento, tiro "accidentalmente" unos papeles, cuando se agachó para recogerlos, sus manos acariciaron mi pierna.

Cuando volvió a sentarse ubique de nuevo mi mano en su pierna volviendo a acariciarlo por debajo de la mesa.

- Esto es lo que me provocas- me dijo con un susurro inaudible para los demás, cuando tomó mi mano y la llevó a su erección, ahora fui yo la que dio un respingo, llamando la atención de los socios... Me disculpe mientras los colores se me subían a la cara.

Eliot me soltó y continuemos la reunión sin más provocaciones.

Al terminar la reunión, los socios salieron pero yo me quedé revisando unos documentos, Eliot tampoco salió y apenas nos quedamos solos dijo:

-No juegues con fuego pequeña, si no quieres quemarte-

-Y que si es lo que quiero? - conteste amenazante fijando mi mirada en el y girando mi silla

-Estas segura? - inquirió levantando sus ojos para encontrarse con los mios

-Tu que crees? - Respondí poniéndome de pie y dándole un beso antes de abandonar la sala de juntas. 

Camine con pasos firmes rumbo a mi despacho, sintiendo el gozo de esta pequeña victoria que había conseguido. Sabía que el efecto que había causado en él, era el mismo que causaba en mi y eso me llenaba de regocijo.

Diario de una confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora