Capitulo 2.

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Después de clase salí con Lu rumbo a casa para prepararme, tome una baño y cuando salí, Lu ya tenía sobre mi cama en vestido qué usaría esa noche, era un delicado vestido azul en satén qué me llegaba por encima de la rodilla, pese a que era holgado envolvía mi cuerpo con gracia, el escote era un poco revelador pero hacia lucir mis atributos.

-No crees que es algo corto? - pregunté
-Te ves perfecta Ani- me contestó Lu

 
Sinceramente me sentía incomoda vestida así pues sabia que a Paul no le gustaba que me vistiera de forma reveladora, sin embargo desde la muerte de mi abuelo no me había arreglado tanto y al verme al espejo con mi cabello ondulado, el bonito vestido azul y mi maquillaje sutil, me sentí de nuevo guapa y con más confianza, así que decidí arriesgarme y salir así.

-llego Paul- me avisó Lu - lo vas a dejar con la boca abierta - continuo diciendo mientras nos despedíamos

Al salir los ojos de Paul me recorrían el cuerpo de arriba a abajo, pero su gesto era indescifrable. Como siempre me abrió la puerta del auto y luego continuó hasta su puesto, para luego dirigir el coche hasta el restaurante italiano al que íbamos.

Lo estaban inaugurando y había una infinidad de gente cuando llegamos, en la entrada Paul dio su nombre y una joven nos dirigió a nuestra mesa.

-Te gusta? - le pregunte a Paul con un tono coqueto, cuando note que sus ojos no se apartaban de mi vestido, en particular, de mi escote.
-Es demasiado atrevido para ti amor, no te luce- me contesto con desagrado.

Su respuesta me hizo sentir incomoda y la incomodidad aumento cuando Paul me puso su saco encima tratando de cubrirme

Me molestaba su actitud, un apice de ira crecía en mi y decidí ir al tocador para tratar de contenerme antes de decir algo que arruine el momento, me levanté mientras mi novio pedía nuestra comida, el siempre elegía por los dos, así que no le importó que me retirara.

Humedecí mis manos y las pase por mi cuello mientras me refrescaba, al tiempo que analizaba mi reflejo en el espejo, el vestido era delicado, muy bonito y me quedaba bien, no entendía por qué a Paul no le gustaba; me tomé un minuto más y luego decidí volver a la mesa.

Al salir del tocador me choque con la espalda de alguien, lo que provocó qué el abrigo de Paul cayera al piso, de inmediato me agache a recogerlo, mientras me disculpaba y tomaba una mano que ayudó a parar.

¿Por qué siempre era tan distraída?

-gracias- dije mientras recogía el abrigo del suelo

-Sí vas a usar un vestido así, no deberías esconderte con esa cosa- escuche al hombre que me había ayudado a levantar, de inmediato reconocí su voz, salí de mis pensamientos, obligandome a fijarme quien estaba junto a mi, mis ojos pronto se encontraron con dos glaciales grises y penetrantes que escudriñaban mi reacción.

-Señor Towers- pronuncie consternada

-Señorita Johnson- sonrió mientras su mano aún sujetaba la mía

 -disculpe! que disfrute su cena- dije haciendo un gesto con la cabeza y rompiendo nuestro contacto

 
No se por que pero me aleje de él tan rápido como me era posible, al sentarme de nuevo Paul me preguntó por que estaba tan agitada, ignore eso y trate de continuar mi cita; lo cierto es que contuve mi respiración desde que note que mi profesor tenia mi mano, cuando su pulgar la acarició ¿la acarició verdad? no podía imaginarme aquello, ni las cosquillas que aquel roce me provocó.

Tan solo unas horas atrás acababa de dar un muy mala primera impresión, había hecho molestar a mi profesor y precisamente me lo encuentro aquí, lanzando esa clase de comentarios, con esa actitud coqueta y arrogante...

Intente sostener una platica normal con Paul, enfocarme en lo que me decía, en nuestra reconciliación; pero lo complicado era que cada tanto mis ojos se topaban con los ojos grises del hombre que estaba sentado a unas mesas de distancia y comencé a sentirme cada vez más incomoda, incapaz de concentrarme en Paul, en la comida, en nada.

-Estas bien? - insistió mi novio
-Estoy algo cansada- mentí tratando de salir del lugar lo más pronto posible, tenia que salir del lugar.
-¿quieres ir a casa?- intervino Paul y yo solo asentí

 
Cuando me puse de pie Paul se acercó y me beso los labios con delicadeza y luego tomo mi mano sacándonos del lugar.

...

 
¿Quieres pasar? - invite a Paul cuando aparco en frente de mi edificio.

Sentía que debía enmendar mi falta de atención durante la cena y quería pasar la noche con él. Tan pronto como cerramos la puerta del apartamento me gire para besar a mi novio, por suerte él entendió lo que quería y me siguió hasta mi habitación,  entre besos la ropa empezaba a incomodar, sus manos recorrían mi cuerpo con delicadeza, pausadas, con demasiada ternura, mientras estaba yo estaba urgida por apagar esa llama que se encendió en algún momento de la noche; necesitaba sentirlo así que le desabroche el pantalón y la camisa con rapidez mientras seguía besándolo,  hasta que me detuvo sujetándome las manos cuando estaba por quitarle la camisa del torso.

-Ve más despacio amor- me dijo mientras su mano recorría mi espalda bajando el cierre del vestido

Me despojó del vestido y luego termino de deshacerse de las prendas que aun llevaba puesto, entre besos Paul entro en mi, mientras sus manos acariciaban mi cara y me recordaba que me amaba, sus movimientos eran lentos casi tortuosos, entonces comencé a mover mi pelvis con avidez, tanto como podía moverme al tenerlo encima.

-Calma Ana, no es una maratón - me susurro al oído, para luego examinarme con cierta extrañeza.

Aunque aceleró el ritmo de sus estocadas hasta que termino, dejándome en la mitad del camino, por eso intente motivarlo para continuar, sin embargo, parecía tan agotado que con resignación me recosté en su pecho, mientras me abrazaba justo antes de quedarse dormido.

No estuvo mal, mentiría si dijera que no fue placentero, pero fue rápido y soso esa noche mi cuerpo no quedo ni mínimamente satisfecho, quería más!

No era la primera vez que sucedía, pero nunca antes me había sentido así, frustrada y deseosa de no se que. Mientras el descansaba plácidamente a mi lado me sentí incomoda, agobiada, perdida. Por primera vez pensé en que quizás aquello no era lo que quería en mi vida y me agobio más ese pensamiento, tuve que salir de la cama e ir por un te a la cocina para disipar aquello.

Cuando volví al dormitorio Paul seguía profundamente dormido, así que tome mi lado de la cama y cerré los ojos tratando de forzarme a dormir y dar por concluidos esos horribles pensamientos

Amaba a Paul, él me amaba a mi y era feliz, era muy feliz...

Tenia todo lo que quería, Paul era todo lo que quería...

Diario de una confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora