El resto del día transcurrió tranquilo y por fin llegue casa con Lu, ella no había dejado de hacer preguntas sobre Eliot de camino a casa.
Una vez terminamos de hablar me retire a mi habitación y me recosté sobre la cama.
La burbuja en la que anoche me metí se rompió tan pronto como me quedé sola en mi recamara, los pensamientos se liberaron y las lágrimas brotaban de mis ojos, me sentía tan mal por engañar a Paúl, pero a la vez me sentía incapaz de parar el rollo con Eliot, no sabía que hacer!
Insisto en que seguía amando a Paul, pero no podía negar la atracción que sentía por mi profesor; nunca había sentido tanta adrenalina, tanta confianza, tanto placer, nunca me había dejado llevar y esto me tenia sobrecogida, sabia que actuaba mal, pero había una parte de mi a la que le gustaba.
Estaba confundida y abrumada, descubriendo lo mucho que me desconocía a mi misma.
Mi teléfono empezó a sonar, era Eliot, seque mis lágrimas y tomé aire cuando contesté. Su voz era hipnótica!
-¿Cómo estas preciosa?- preguntó
-Algo cansada- respondí tratando de ocultar la magnitud de los pensamientos que habían rondando mi cabeza momentos antes.
-¿Aun crees que fue un error lo de la otra noche?- preguntó
-No, no sé- conteste dejando entrever mis dudas
-Ana, no dudes... No quiero que te alejes- confesó sorprendiéndome
-Eliot, yo... Yo no me siento del todo bien con esta situación- respondí
-Te entiendo, no quiero presionarte- me tranquilizó
-Lo se, es solo que no se que hacer- me sinceré
-Ana me gustas y se que yo te gusto a ti, aunque no sea correcto no pienso alejarme de ti a menos que ese sea tu deseo- Su confesión me dejó fría.
-Trata de descansar y deja que las cosas fluyan- se despidió
Las palabras de Eliot se repetían en mi cabeza una y otra vez.
Había dicho que le gustaba y eso me emocionaba, a mi también me gustaba, me gustaba su físico, me gustaba lo que me hacia sentir, me gustaba lo que era yo cuando estaba con él.
¿Qué voy a hacer?
Esa noche me costó tanto dormir! mis pensamientos divagaban entre los dos hombres, mi amado Paúl y el excitante profesor Towers.
...
(LA MAÑANA SIGUIENTE)
Después de esa noche llegue a la conclusión de que quería conocer esa parte de mi que Eliot había provocado, a ese punto ya era consiente de que pese al amor que tenia por Paul, con el no tendría eso que ahora quería explorar, intente guiarlo, intente buscar en él lo que me dio esa primera noche con Eliot y no lo encontré; intente ignorar lo que había sentido por mi profesor desde la primera vez que lo vi, olvidar como se sentía estar con él y tampoco pude hacerlo.
¿Qué más podía hacer?
Muchos me juzgaran por decidir engañar a un buen hombre pero quería vivir, ya no me bastaban los sueños y los ideales que sembré de niña, yo era diferente, había crecido y no podía seguir aferrándome al pasado si de verdad queria ser feliz, intente alejarme y aunque quise no pude evitarlo.
Le daré una oportunidad a esta puerta que se abrió y si iba a arrepentirme, sería por vivir y hacer lo que mi instinto quería; y no por haber tenido miedo a arriesgarme.
"No te alejes de mi"
Escribí esas 5 palabras y le envié el mensaje, ya no había vuelta atrás!
"Alístate, pasare por ti a las 8 a.m
Pd: Trae algo de ropa extra"
Respondió mi mensaje, no sabia que tenia en mente él pero ya no iba a cohibirme, tenia 40 minutos para estar lista.
"Amor, iremos con Lu y sus padres a esquiar este fin de semana...
Te escribiré si tengo señal...
Te amo"
Le envié un texto a Paul, para evitar que sospechara por mi ausencia el fin de semana, Lu fue quien me dio la idea, pues realmente iría con sus papás a esquiar, era la excusa perfecta!
"Yo ire con papá a visitar al tío Joshua, cuidate...
También te amo."Contestó casi de inmediato mi novio.
Me aliste con rapidez, prepare otra muda de ropa en un bolso, siguiendo las instrucciones de Eliot.
A las 8 en punto me encontré con él esperándome fuera de su coche, vestía una camiseta blanca, unos jeans azul oscuro y lentes negros, se veía tan sensual en ese aspecto casual.-Hola nena, ¿lista? - pronunciaba mientras abría la puerta para dejarme entrar.
Eche un vistazo al rededor, con miedo de ver alguna cara conocida... No había nadie!
-Eso creo- respondí sin saber si realmente estaba lista para lo que sea que él había preparado.
Dentro del carro se quito las gafas y me beso con una ternura que desconocía en él, pero me gustó!
Llevábamos una hora en el carro, mientras cada vez nos alejábamos más de la ciudad, la curiosidad me mataba y pregunte, no se cuantas veces, a donde íbamos pero el no me quiso decir nada; me cambiaba el tema o cantaba canciones que sonaban en el reproductor mientras manejaba.
Paro en un restaurante que había en el camino para que desayunáramos algo, luego de la comida manejo por otros diez minutos, hasta volver a detenerse, esta vez en una tienda de conveniencia cerca de una gasolinera.
Entramos juntos, él tomó un carrito y comenzamos a caminar por los pasillos ubicando las cosas que necesitábamos, pasta, vino, algunas verduras, chocolate y otros víveres, fuimos a la caja y pusimos las cosas sobre la banda.
-¿Necesitas algo?- pregunto él
Yo negué con la cabeza.
-Yo si- dijo él con una sonrisa
-¿Que falta? Yo voy- dije viendo los productos que habiamos escogido, mientras la encargada registraba nuestras compras
-Un beso- dijo agachándose unos centímetros para quedar a mi altura, para luego robarme un beso
-Eliot!- exclamé sonrojada
-Que bonita pareja hacen- comento la señora que estaba en el mostrador
-Gracias- dijo Eliot
El me regaló otra sonrisa, luego pagó y recibió los paquetes con uestras provisiones, nos despedimos de la señora que atendía el lugar.
-Hasta la proxima- se despidió ella
Acababa de ver una faceta tierna y juguetona del intimidante profesor Towers, nunca imagine que él fuera así y menos presenciarlo directamente, pero me gustaba, me gustaba él... No podía ser, era muy rápido, muy inadecuado, pero pese a lo que mi cerebro decía, sabia que me gustaba y se sentía bien.
Treinta minutos más de carretera, pasamos por un par de puertas automáticas de metal y continuó conduciendo por unos 15 minutos hasta que se detuvo cerca de un lago enorme, y a su alrededor un montón de arboles y arbustos teñidos de naranja, era un paisaje hermoso.
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Diario de una confesión
RomanceMi historia no es suave, ni armoniosa; tiene sabor a insensatez, locura, confusión, como la vida de aquellos que no quieren mentirse más a sí mismos. Ana era hermosa e inteligente, ya había encontrado a su príncipe azul y lo tenía todo o al menos e...