Pese a la mala noche que pase y la latente sensación de incomodidad que me invadió los días siguientes, insistí en pasar con Paul el fin de semana, en intentar volver a vivir y sentir de la forma en que lo había hecho hasta ahora, aquella noche llegue a la conclusión de que necesitaba un tinte de normalidad, de la normalidad que conocía y que tanto me gustaba.
Me comprometí a poner de mi parte para empezar a sanar, por mi y por mi abuelo, a él no le hubiera gustado verme mal; así que me empeñe en iniciar esa semana sintiéndome mejor, más animada, volví a mis viejos pasatiempos, volví a arreglarme y poco a poco esperaba verme y sentirme como la vieja yo; esa joven llamativa, alegre y divertida que solía ser hace tan solo unos meses.
Me estaba alistando como cada día, decidí usar unos vaqueros azules oscuros, un top de seda blanco y unas botas marrones qué combinaban con mi chamarra de cuero, aquel día particularmente me había esmerado en mi aspecto, me sentía bien y se reflejaba en la imagen que me daba el espejo. Estaba tomando mis cosas antes de salir, cuando vi el calendario, de inmediato la ansiedad se apoderó de mi al notar que era jueves, sabía que volvería a ver a ese hombre de ojos grises que me alteraba los nervios, más después de el repentino encuentro en el restaurante. Respire tan profundo como mis pulmones permitían y decidí ignorar mis emociones, había llevado una semana demasiado buena y no la iba a arruinar lo que sea que me provocaba ese mal estar.
El día transcurrió tranquilo hasta después del medio día, mientras estábamos en la cafetería del campus con Lu y Julia, me tope con Paul y Anthony su mejor amigo, mi novio me saludo con un ferviente beso en los labios qué correspondí sin reparos y es que con él las cosas también se habían normalizado y se sentía bien.
Cuando nos separamos, luego de besarnos un par de veces más, a mi espalda la recorrió una corriente, seguida de una tensión extraña, justo aquella que se siente cuando sabes que alguien, en algún lugar fijó su vista sobre ti, me giré con cautela tratando de averiguar la razón de esas sensaciones y me encontré con la misma mirada plateada de hace días, el señor Towers, quien estaba al otro lado del lugar, tenía el entrecejo fruncido pero su mirada fija en mi mientras tomaba su bebida.
Me sentí incomoda al instante, su mirada casi era una advertencia de peligro y me obligo a girarme para no verlo más, sin embargo y en una reacción aun más extraña me separe de Paul, me despedí de él y obligué a Lu a irnos rumbo al salón que nos correspondía.
La clase empezó 15 minutos después y la iniciamos con un examen sorpresa, era nuestra tercera clase y ya teníamos un examen!!!
Se notaba que el señor Towers no estaba de buen humor, pues después del examen, durante el resto de la clase nos bombardeo con un sin fin de preguntas, algunos se equivocaban y se llevaban algún comentario sarcástico del profesor, sus nudillos varias veces se tornaron blancos cuando sujetaba el control del proyector durante su catedra y mantuvo una expresión rígida durante toda la clase, que solo se ensombrecía más si por accidente nuestros ojos se cruzaban
Cuando llego mi turno de ser acribillada con preguntas, di las respuestas que creí correctas aunque vacilante por los nervios que estaba sintiendo y que cada vez aumentaban más, pese al acierto, el señor Towers no dio el brazo a torcer y me lanzó un par de preguntas más qué también supe responder, aunque su mirada cada vez era más turbia y me pareció notar algo de ira en ella, ¿ira hacia mi?
Lo cierto es que aunque mi interior era un manojo sentimientos y emociones, una dosis de valentía se apoderó de mi para poder hacerle frente a ese hombre y sostenerle la mirada con igual ira a la que el demostraba, porque yo también estaba molesta, ¿a caso era la única estudiante en el lugar como para que me interrogue de esa manera?
El era el profesor pero me tenía dando a mi las respuestas y explicaciones, lo que sea que lo tenia molesto no era culpa mía para tener que aguantar que se desquite conmigo.
...
Junio de 2013.
Tres meses después, estaba mucho mas recuperada emocionalmente, estaba entregada a mis estudios, a mi relación con Paul, todo iba mejor, mucho mejor.Pero la actitud del señor Towers no cambio en lo más mínimo durante todo ese tiempo; en cada sesión que teníamos con el acostumbraba a bombardearnos con preguntas y exámenes, realmente era exigente. También note que yo, particularmente no era de su agrado, pues pese a su fuerte carácter, con varios de mis compañeros se mostraba algo más tolerante, pero a mi, cada que me miraba su gesto era más serio que de costumbre y me tiraba una ronda de preguntas en cada oportunidad que tenia, estaba ensañado conmigo.
La materia se volvió para mi un reto, debía estudiar y leer el doble o el triple antes de cada clase, no podía dar mi brazo a torcer y debía estar preparada para responder y plantarle cara, no iba a quedar mal, no podía!
En el fondo ya no lo soportaba y solo esperaba que se acabe el año para no tener que volver a ver a ese hombre.
Curiosamente el día de la última clase antes de las fiestas por el aniversario del campus, no me lanzó ninguna pregunta, ni me determinó y por primera vez me relaje en una clase con él; se sentía bien no ser el objeto de su mal genio, ni el blanco de sus preguntas.
La sensación, para mi mala suerte no duro más de una hora y media pues al terminar la clase, mientras recogía mis cosas y me disponía a salir, su voz en un tono ni tan fuerte, ni tan suave, pero lo suficientemente serio me detuvo.
-Señorita Jonhson, acérquese por favor-
"Ahora que?" pensé!
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Diario de una confesión
RomanceMi historia no es suave, ni armoniosa; tiene sabor a insensatez, locura, confusión, como la vida de aquellos que no quieren mentirse más a sí mismos. Ana era hermosa e inteligente, ya había encontrado a su príncipe azul y lo tenía todo o al menos e...