-Llegamos!- Exclamó Eliot
Al bajar del coche, sentí como el frío golpea mi cuerpo y comencé a temblar hasta que Eliot me acercó a su cuerpo en un abrazo, el calor que emanaba él era suficiente para elevar mi temperatura.
-¿Te gusta? - pregunta
-Es hermoso, no sabia de un lugar así tan cerca de la ciudad- confesé
-Espera a que veas el resto- dijo con un tono divertido
Nos separamos para sacar las cosas que traíamos en el coche, al rato tomó mi mano para dirigirme a través de un camino cubierto de hermosos y frondosos árboles de los cuales las hojas caían, lo que hacía el ambiente mágico.
Al acabar nuestra pequeña caminata atreves los árboles, se encontraba una hermosa cabaña, Eliot abrió la puerta
- Adelante señorita - pronunciaba mientras hacía un gesto invitándome a pasar
El lugar era espléndido, todo estaba hecho de madera y habían grandes ventanales que dejaban ver toda la belleza del exterior.
Organizamos las compras que hicimos de camino al lugar. luego Eliot abrió un armario y sacó un par de mantas, ofreciéndome una a mi.
- Vamos!- exclamó
Lo seguí de inmediato, rodeamos la cabaña hasta donde estaba un pequeño kiosko donde nos sentamos a hablar por horas, era fácil sentirse cómoda en su compañía, el ambiente era ligero, no habían silencios incomodos, era como si lo conociera desde hace años.
Al medio día me dejo en el kiosko un rato, a su regreso traía un par de bolsas con comida
Todo estaba delicioso y mientras comíamos hablábamos de trivialidades, el momento era único!
En la tarde me invitó a dar un paseo en un pequeño bote, remando por todo el lago, el sol había salido aunque el clima seguía muy frío.
En un momento empezamos a jugar como si de dos niños se tratara, él me hacía cosquillas y en mi intento de protegerme, perdí el equilibrio y caí al lago.
El agua estaba helada, Eliot estaba muerto de la risa desde el bote y yo algo molesta por mi torpeza, decidí aparentar que me ahogaba, al inicio siguió riendo hasta que me perdió de vista en el agua, le escuche gritar mi nombre cuando me refundí.
De un salto se tiro al lago para buscarme, salí a la superficie de nuevo, fue ahí cuando me lance a sus brazos y entre risas dije - caíste! -
Empezó a tirarme agua en un falso enojo por el susto que le había hecho pasar y obviamente le seguí el juego.
El sol fue reemplazado por nubes grises de un momento a otro, pronto comenzó a lloviznar, así que regresamos al bote y remamos de vuelta a la orilla.
Salimos con toda nuestra ropa empapada y el frío terminó por helarnos así que corrimos a la cabaña.
El vestido que llevaba estaba pegado a mi cuerpo, no llevaba sostén así, que mis pezones resaltaban por debajo de la ropa mojada.
Los ojos de Eliot recorrían mi cuerpo con la lujuria que ya conocía y que hacia que mi cuerpo se sintiera caliente al instante.
No era difícil saber que pensaba, pues yo también estaba hipnotizada por su cuerpo mojado, su camiseta también abrazaba sus músculos como una segunda piel.
Quería sentirlo así que me acerque a él y lo besé, sus manos de inmediato fueron a mis glúteos y su boca revelaba el mismo deseo que la mía.
Me deshice de su camiseta y de su pantalón con algo de dificultad, hasta que lo despoje de su húmeda vestimenta, quería probarlo, mis manos recorrieron su cuerpo memorizándolo, mientras él me miraba espectante, me puse de rodillas, tome su erección y me lleve la punta a la boca, recorrí su longitud con mi lengua y luego lo introduje hasta donde mi garganta permitía, succione y jugué con el como si de una golosina se tratara.
-Para- jadeó
Ignore su petición y seguí con la tarea
-Joder nena, me voy a venir si no paras- insistió mientras acariciaba mi cabeza
Le ofrecí una mirada risueña y lo succione con más ganas
-Ana - gruñó mi nombre mientras se derramaba en mi boca
Escucharlo decir mi nombre en medio del éxtasis que mi boca le había provocado, es una de las cosas más excitantes que había escuchado hasta ese momento.
Me trague todo y recorrí mi lengua por la longitud su miembro dejándolo limpió.
Me ofreció su mano, la tome y me ayudo a ponerme de pie.
Me volvió a besar, con más ganas que antes.
-Es tu turno nena - dijo con una sonrisa malévola llevándome a la habitación.
...
-Señorita Johnson quítate el vestido- ordenó con tono serio había cambiado de actitud a una más dominante
Yo obedecí
-Muy bien... Las manos- siguió dando órdenes
Junte las manos y se las ofrecí, el salió de la habitación por un momento; a su regreso traía consigo una cuerda con la cual ató mis manos por las muñecas.
Aun no me tocaba y yo sentía como mi sexo se mojaba ante la anticipación
Camino al rededor mío, cuando estuvo detrás de mi, tomo un pedazo de tela y vendó mis ojos.
-Si quieres que pare, solo debes decirlo. Entiendes? - preguntó
Asentí
-Dilo- ordenó
-Entiendo - respondí
Su mano acomodo mi cabello a un lado de mi cuello mientras su boca repartía besos húmedos en el lado que había despejado, provocando que corrientes electrizantes recorrieran mi piel.
Sus manos comenzaron a pasear por mi cuerpo, acariciando y pellizcando mis pezones erectos, sin dejar de besar el área mi cuello.
Mi espalda se arqueó chocando con su cuerpo, cuando recibí un azote en uno de mis glúteos, sentí un ligero escozor, y luego emití un grito cuando volvió a azotarme en esa misma zona, el dolor se mezclo con el calor cuando su mano encontro su camino a mi sexo presionándolo y haciendo movimientos circulares.
Apoyo la cabeza en su hombro y comencé a jadear, mientras el jugaba con mi punto sensible... Los gemidos empezaron cuando sus dedos entraron en mi, penetrándome con ellos.
Sentía lo húmeda que estaba, mi cuerpo estaba al borde del clímax.
-No te vengas - dijo aumentando el ritmo de sus movimientos
Cuando el orgasmo iba a tomarme, Eliot paro todo movimiento, dejándome chorreante y agitada.
-¿Que quieres? - preguntó
-Quiero que me folles- respondí, sabiendo que eso era lo que el quería oír y que era lo que yo necesitaba
Me quito la tela de los ojos
-Recuéstate y abre las piernas - señaló la cama
Apenas lo hice, se acomodo entre mis piernas rozando la punta de su miembro erecto, sobre mi entrada.
Mis ojos se encontraron con los suyos y sentí su longitud llenarme por completo, su pelvis se movía en círculos entre cada embestida, mis manos atadas intentaron tocarlo, pero las llevo por encima de mi cabeza con una de sus manos al tiempo que aceleraba el ritmo.
Cerré los ojos ante las sensaciones que provocaba el choque de su cuerpo con el mío.
-Mírame- ordenó
Los abrí de vuelta, fijándolos en el gris de su mirada, sus embestidas iban más rápido, más profundo!
Mi cuerpo empezaba a temblar...
-Juntos- dijo incrementando un poco más el ritmo, llevándonos a los dos a un orgasmo qué nunca antes había sentido.
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Diario de una confesión
RomanceMi historia no es suave, ni armoniosa; tiene sabor a insensatez, locura, confusión, como la vida de aquellos que no quieren mentirse más a sí mismos. Ana era hermosa e inteligente, ya había encontrado a su príncipe azul y lo tenía todo o al menos e...