Había iniciado oficialmente una nueva relación, sin embargo debía guardar las apariencias por el puesto de Elliot y mi cupo dentro de la Universidad, además ¿Qué pensarían mis compañeros si se enteran que salgo con un maestro? Sin lugar a duda, eso sería un desastre.
Las clases con Eliot se volvieron más y más interesantes, algunas veces dejaba notas dentro de mis trabajos o compartíamos mensajes, la adrenalina de ser descubiertos hacia que disfrutemos mas de cada locura que hacíamos.
Manteníamos un jueguito de provocarnos en lugares donde debíamos guardar la compostura y eso se hacía cada vez más exitante.
Una de las veces que me quede con él, mientras se alistaba para ir a trabajar decidí jugarle una broma en la que intencionalmente deje mis bragas en su portafolio.
Ese día como siempre que me quedaba con él, aparco a un par de cuadras del campus y me dejó ahí.
Aun recuerdo su cara y su mirada fija en mi, cuando encontró mi regalo, mientras iniciaba nuestra clase, fue muy ágil y la guardo en el bolsillo de su pantalón sin que nadie lo notará, salvo yo que sabía lo había provocado.
Ese día se le ocurrió hacernos un examen sorpresa, y luego de su clase en un tono de disgusto me pidió que lo siguiera a su despacho.
Apenas me hizo pasar cerro la puerta con seguro y se abalanzó sobre mi demostrándome cuanto lo había encendido mi "inocente travesura".
Tomo mi mano y la poso sobre su entrepierna - ves lo que provocas? - me dijo sin despegarse
Su boca inmediatamente tomó la mía con desesperación mientras sus manos recorrían mi cuerpo deseosas, precisamente ese día yo llevaba vestido, lo que hacía más fácil todo!
Sus dedos con agilidad desabotonaron la parte superior del vestido, dejando mis pechos descubiertos y a su disposición, de inmediato su boca se adueñó de uno, mientras su mano jugaba con el otro, el cosquilleo que eso me provocaba hacia crecer el deseo en mi centro, al mismo tiempo mis manos también recorrían el torneado cuerpo de Eliot, fije mi mano en su bulto y empecé a moverla, Eliot se alejo de mis pechos un momento y me levanto para llevarme hasta su escritorio, me sentó sobre el y comenzó a embestirme de una forma en la que me era imposible contener los gemidos que provocaba, en reacción Eliot, tapaba mi boca con una mano sin apartar su vista de mi hasta que terminó y momentos después hizo que yo también lo hiciera, aun agitados nos ayudamos a arreglarnos para salir del despacho, no sin darme unos besos más.
...
Nuestra relación, pese al tono oculto que debíamos mantener, iba de viento en popa, pasábamos mucho tiempo juntos, salíamos de fiesta con Lu, Max, Julia a quien ya le había confesado lo de mi relación.
Eliot conoció a mis padres esa misma primavera, mi papá pese a ser sobreprotector se llevó muy bien con él, jugaban golf juntos mientras mamá y yo los animabamos. Se que ella se llevó también una muy buena impresión de él, pues así me lo confirmó después de hablar las dos, se que le preocupaba el que lleváramos todo de manera tan discreta pero lo entendía, claro esta, ellos no sabian que Eliot y yo empezamos básicamente cuando estaba saliendo con Paúl.
Eran detalles que preferí mantener ocultos para evitar prejuicios.
Ahora que lo menciono, Paúl se fue un par de meses después de que empecé a salir con Eliot, había intentado arreglar las cosas conmigo pero se enojo bastante cuando le dije que no quería nada con él y que de hecho estaba saliendo con alguien más, después de eso, supe que se mudó junto a sus padres a otra ciudad pero no volvimos a hablar.
...
Llevábamos saliendo oficialmente casi seis meses cuando una noche, mientras cenábamos Eliot me entregó una caja de regalo pequeña.
-se que quizás es muy pronto- comenzó mientras la deslizaba hacia mi
- Odio cuando tienes que irte, pero amo amanecer contigo a mi lado, llegar juntos aquí, amo hacer cada cosa cotidiana contigo, amo ver tus cosas junto a las mías, no quiero que solo tengas un cajón con algunas cosas para cuando te quedas, quiero compartir el armario completo, la cama y cada día a tu lado, así que por que no te mudas conmigo? - continuó
Abrí la cajita y había un juego de llaves.
Las lagrimas caían por mis mejillas, mientras con mi cabeza asentía.
Era un paso grandisimo el que acababa de dar, pero la verdad es que prácticamente ya vivía con él, me quedaba muy seguido, tanto que tenía un cepillo de dientes acá, algo de ropa, mi perfume, hacíamos las compras juntos y es que además, como nuestra relación era bastante discreta, a veces preferimos quedarnos en casa qué salir... Así que esto de vivir juntos lo haría más práctico todo!
Eliot me levanto y comenzó a girar conmigo en sus brazos.
Pese al carácter imponente qué mantenía con todos en su entorno, conmigo era dulce y cariñoso.
Nuestra vida juntos acababa de iniciar y no podía estar más feliz con aquella decisión.
Después de celebrar fuimos a la que a partir de ese día será nuestra recamara e hicimos el amor.
A la mañana siguiente tome una de sus camisas y me fui directo a la cocina a prepararnos el desayuno mientras Eliot seguía dormido.
Sentí los pasos de unos zapatos de tacón...
-Greta estoy en la cocina, ven! - la llame
Greta era el ama de llaves, la había conocido la segunda vez que me quede aquí y ahora me llevaba muy bien con ella.
Cuando nadie entró a la cocina salí a ver de quien se trataba, me quedé helada al ver a una señora de unos 57 años frente a mi.
-Mamá- dijo Eliot acercándose a nosotras
-Mamá? - repetí viendo con pánico a Eliot
El me regalo una enorme sonrisa
-Mamá te presento a mi novia Ana- dijo tranquilo
-Hola, me llamo Alice - se acercó con una sonrisa y me abrazóLos colores se me subieron a la cara, al recordar que llevaba solo la camisa de Eliot.
«Qué pena» pensé tratando de cubrirme un poco
-Quiere desayunar? - dije tratando de superar la vergüenza del momento
-No quiero molestar querida- me dijo con una sonrisa
-Ya estas aquí mamá, ven- le insistió Eliot - Ve a cambiarte- se dirigió a mi con una sonrisa burlona.Salí unos minutos después y me uní a ellos en la mesa y desayunamos muy a gusto
-Un gusto conocerte Ana y una disculpa por haberlos interrumpido- dijo antes de despedirse
-A la próxima avísame que vendrás - le dijo EliotElla nos dio un abrazo a cada uno y se marchó.
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Diario de una confesión
RomanceMi historia no es suave, ni armoniosa; tiene sabor a insensatez, locura, confusión, como la vida de aquellos que no quieren mentirse más a sí mismos. Ana era hermosa e inteligente, ya había encontrado a su príncipe azul y lo tenía todo o al menos e...