Lu me encontró fuera y notó que algo había pasado, así que le conté! Ella me animo a entrar de nuevo al restaurante y a que disfrute mi noche, decidí hacerle caso, me seque las lágrimas que mi discusión con mi esposo habían provocado y volví.
Lu me pasó un trago apenas entre de nuevo, me lo bebí de un sorbo y fui a la pista a bailar, decidida a olvidarme de esa discusión. Algunos de los socios se animaron a sacarme a bailar aunque en su mayoría hablaban sobre negocios, algo que no me apetecía escuchar en una fiesta.
-Me permites? - Eliot le preguntó a Philips el hombre con quien bailaba en ese momento
-Claro hombre! - le dijo mi socio
-Hola Ana- le escuché decir cuando él puso su mano en mi espalda y me dio un beso en la mejilla.
-Feliz cumpleaños- dijo mientras se separaba un poco
Tomo mi mano de inmediato y comenzó a guiarme en un baile
Mis ojos hicieron contacto con los de él frente a mi, luciendo tan guapo como de costumbre.
-Hola- respondí algo perdida
¿Te gustaron las flores? - preguntó tranquilo
-Las enviaste tu? - me sorprendió
Asintió
-Gracias, estaban preciosas... Pero no debiste- replique
-Lo sé, pero no pude evitarlo- se justificó - te ves radiante esta noche- continuó diciendo
-Dónde está Piero? - preguntó
-Sigue en Madrid, no vendrá- conteste con evidente frustración
-Es un idiota por tenerte y no valorarte- bufó
-Tu hiciste lo mismo- reclamé en defensa de mi esposo.
-No digas eso, es diferente y nunca me dejaste explicarlo- respondió entre dientes denotando la molestia qué surgía ante mi comentario
-Pará qué? Aunque lo hubieses explicado igual ibas a casarte con ella! - detuve el baile y me di la vuelta para irme.
Agradecí que hubiera tanta gente en el lugar, dudo que alguien haya notado lo que pasaba.
Salí del lugar rumbo al aparcamiento, no soportaba estar un minuto más ahí. Mi plan se vio frustrado cuando él tomo mi brazo y tiro de el para dejarme pegada a su cuerpo, su mano libre tomó mi cuello por detrás obligándome a levantar la cara y pegándome a la suya, junto sus labios con los míos, por un momento me deje llevar y es que en verdad no sabía que había extrañado tanto el sabor de esos labios y la maestría con la que tomaba los mios.
Por suerte la razón volvió a mi y lo empuje!!
-que crees que haces? - cuestioné con ira
-Ana te amo-confesó
-Eliot estas casado y yo también, ¿como puedes venir ahora y decirme eso? - reclamé
-Y ame divorcie hace tiempo y si, aun te amo- levanto la voz
-No hagas esto Eliot, dejame en paz- dije mientras huía del hombre y tomaba rumbo hacia mi coche.
...
El lunes siguiente entre a mi despacho y le pedí a Denisse que tirara las rosas que Eliot me había enviado, igualmente pedí que ese día nadie entrará a mi despacho.
Eliot sin embargo ignoro mi orden y entró a la oficina con su característica confianza.
-Ana tenemos que hablar- dijo con voz impositiva, mientras detrás de él aparecía Denisse
-Lo siento, el Dr. Towers insistió en pasar-se disculpaba la chica con nerviosismo
-Descuida Denisse, lo atenderé - dije tranquilizado a la mujer y para evitar levantar cualquier sospecha sobre el estado actual de mi relación con él.
Denisse se retiro y cerró la puerta detrás de ella
-Di lo que tengas que decir y luego retirate- dije molesta
-Ana, me divorcie de Maitte- comenzó a contarme
-Eliot eso ya no importa, te casaste con ella, incluso cuando me habías pedido matrimonio antes, estuvo en tu apartamento y comió la comida que hice para ti, la preferiste a ella, así que deja el pasado en el pasado y déjame en paz, te lo pido- dije casi como una súplica
-Ana, no entiendes-
-Ni quiero hacerlo- grite
-Hablemos por favor- ahora era Eliot quien tenia el tono de súplica en su voz
-Este no es el lugar, ni el momento correcto. Retirarte Eliot- pronuncie mientras caminaba hasta la puerta
-No Ana, no lo hare- me retó
-Vale! Pues me voy yo- abrí la puerta y me fui de mi oficina rumbo al elevador, las puertas se abrieron y me apresure a subir, pero justo cuando las puertas casi se cerraban por completo una mano las detuvo, Eliot ingresó y se paro a lado mío, la puerta se cerró, en ese momento el tomó mi mano y la puso sobre su pecho
-sientes eso Ana? - preguntó
-siempre te perteneció a ti, aún lo hace - continuó diciendo ante mí silencio.
Pesé a que me empeñaba en sentirme molesta con él, en ese momento sentía su corazón latir con fuerza, latir bajo mi tacto.
Justo cuando iba a responder algo, Eliot me beso, le di una bofetada justo después de tomar algo de distancia, tratando de guardar la compostura aunque en realidad ese beso prendió la chispa que creí se había apagado hace años.
Un timbre nos alertó de que ya habíamos llegado al sótano así que él se alejó mientras yo intentaba recobrar el aire que a mis pulmones les faltaba.
-Señora de la Robere, que bueno encontrarlos, iba justo a su despacho- nos sorprendió Philips a la salida del elevador. - Dr. Towers- lo saludó
-Johnson, soy Ana Johnson- le aclare de nuevo al hombre que siempre insistía en llamarme con el apellido de mi esposo.
-Lo siento, ¿iban de salida? - preguntó
-Yo si, ¿usted doctor? - le pregunte a Eliot disimulando
-También - dijo Eliot fingiendo una sonrisa
- Es medio día, vamos a comer y aprovechamos a hablar de unas cosas que quería discutir con ustedes- propuso Philips
-Lo siento, no me gusta hablar de trabajo mientras como- me excuse
- Va a tener que hacer el sacrificio, Piero y Paul me aseguraron qué usted se encargaría de los asuntos de acá en su ausencia y quiero hablar de las acciones ahora- dijo impositivo el hombre.
-Esta bien - acepté con cierta incomodidad
-Iré con ustedes- intervino Eliot al notar mi reacción.
Lo cierto es que agradecía que Eliot notará eso, y es que en realidad este socio me causaba repulsión, su mirada parecía ver debajo de mi ropa y se relamia los labios con descaro cuando me tenía cerca, ademas de sus usuales comentarios machistas y sus típicas insinuaciones
-Es un tema que quiero tratar con ella en privado- dijo Philips
-Si van a hablar de acciones también es de mi incumbencia- se impuso Eliot
-Los seguiré en mi auto- dije interrumpiendo el duelo de miradas qué sostenía los dos hombres
-Haré lo mismo, tu decides a donde vamos- dijo Eliot dirigiendose a Philips
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Diario de una confesión
RomanceMi historia no es suave, ni armoniosa; tiene sabor a insensatez, locura, confusión, como la vida de aquellos que no quieren mentirse más a sí mismos. Ana era hermosa e inteligente, ya había encontrado a su príncipe azul y lo tenía todo o al menos e...