Capitulo 8

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Las clases siguientes del Sr. Towers, fueron más tranquilas de lo que espere, me ignoró totalmente, no hacía preguntas, seguía con su actitud intimidante y con su típico mal humor, pero nada fuera de lo común.

De vez en cuando su mirada se encontraba con la mía pero la evadía enseguida, quizás no quería que confundiera las cosas, de seguro para él también había sido cosa de tragos y de una sola noche y quería evitarse el rollito con una de sus alumnas.; eso me dio un pequeño alivio, no quería que nadie sospechara nada. Pero en el fondo, muy en el fondo una parte de mi estaba decepcionada, ¿de que? No se, pero lo estaba.

...

Los días pasaban y una parte de mi había logrado conciliar todo lo que había vivido y sentido en esas últimas semanas, lo estaba dejando atrás en mi memoria y había empezado a sentir que podría ignorarlo sin más.

Un mes después, iba por los jardines del campus de camino a la cafetería donde me vería con Julia cuando alguien grito mi nombre

-Ana!!!- gritaron detrás de mi

Al girarme vi al hombre acercarse a mi.

-Hola guapa!- me saludó con un beso en la mejilla

-Max, hola! que haces acá?- Indague sorprendida 

-Buscando al cabezota de Eliot, lo has visto?- me preguntó

Negue con la cabeza

-Tienes tiempo para un café?- me invitó

-Lo siento, ya había quedado con una amiga- me disculpe agradeciendo tener una excusa para alejarme de ahí

-Ok, te veo luego!- se despidió y se dirigió en dirección opuesta a la mía

Seguí mi camino hasta la cafetería, en la puerta me encontré a Paul

-Con quien hablabas hace rato?- me cuestionó

-Era un conocido, buscaba a alguien- dije restándole importancia

-Hola tortolitos- nos saludó Julia invitándonos a sentar

No podíamos parar de reír con las cosas que Julia decía mientras esperábamos nuestra orden, al tiempo que se nos habían unido unos cuantos amigos más.

-Orden para Ana Johnson- dijo en voz alta un trabajador del café

Me levante a recoger el pedido mientras Julia, Paul y los demás esperaban en la mesa

-Señorita Johnson- pronunció Eliot

-Buenas tardes profesor- saludé mientras tomaba la bebida que estaba en el mostrador

-Por qué te fuiste así de mi apartamento el otro día?- Soltó la pregunta mientras  sus ojos se clavaban en los míos

-Como?- dije sorprendida por lo directo de la pregunta, al tiempo sentí como me sonrojaba 

-Responde!- ordenó muy serio 

-Se que fue un rollo de una noche culpa de los tragos que habíamos bebido- respondí nerviosa

-No tenias que huir, ¿por quien me tomas?- dijo, sus ojos eran dos témpanos de hielo intimidantes y sombrios

-No quería incomodar, se como funcionan las cosas- me di la vuelta para retirarme y ponerle fin a la conversación

En realidad no sabia como funcionaban las cosas, era la primera vez que hacia una cosa así, pero él no tenia por qué saber eso.

-Ese es mío- dijo señalando divertido el vaso que tenia en la mano

-Oh perdón- me disculpe extendiendo la mano para devolverle su bebida

Su mano rozó  la mía haciendo el amague de  tomar el vaso, el simple contacto erizó mi piel  e inconscientemente me mordí el labio inferior.

-Cuidado Ana, no camines sobre fuego si no quieres quemarte- susurró 

Trague grueso con sus palabras y su significado

-Ana, por cierto esa noche yo estaba sobrio- dijo antes de irse

-Te veo luego!- se despidió

Me quedé estática, como si hubieran pegado mis zapatos al piso, el peso de las palabras de Eliot y todo lo que acababa de suceder, avivó la mecha de la lascivia que llevaba tratando de apagar desde que me fui de su apartamento.

Unas palabras y un leve roce de su mano basto para provocarme ese calor que tanto me atrajo la primera vez.

-Que pasó amor? Por que tardas tanto? - Paul había llegado, no se hace cuanto pero su voz me saco de mis pensamientos.

-podemos salir de aquí? Tengo Calor- le dije esperando que no haya notado nada de lo que acababa de pasar

Pasamos el rato en los jardines del campus y luego Paul me llevó a casa.

-Puedo pasar? - me preguntó

-Claro, ven- lo invite a seguir

Empezamos a ver una película en mi habitación, todo iba normal hasta que Paul comenzó a besarme.

Le correspondí los besos y las caricias tratando de disfrutar el momento, pero mi mente me traicionaba cada qué cerraba los ojos, imaginaba besar otros labios, tocar otro cuerpo uno que me excitaba muchísimo.

Abrí los ojos de inmediato, debía concentrarme en el hombre que tenía en frente, en disfrutar de él como hacia antes, debía probarme qué Paul era justo lo que necesitaba, debía olvidar el encuentro con Eliot y lo haría borrando su rastro, con el del hombre que tenia en frente, el hombre que amaba.

Me senté a horcajadas sobre Paul mientras mis manos recorrían su pecho desabrochando cada botón de su camisa, mi pelvis se rozaba contra su entrepierna mientras lo hacía y nos besábamos.

Desabroche su pantalón liberando su erección, me acomode sobre su miembro y baje la cadera de un solo golpe, comencé a moverme hambrienta de placer, sus manos paseaban por mi espalda mientras su boca repartía besos por mi cuello, provocando qué arquera la espalda y cerrará los ojos

Nuevamente el recuerdo de su cuerpo golpeó mi mente, la forma como agarraba mis caderas para poder penetrarme con más intensidad, sus gruñidos de placer...

-Ana no puedo aguantar más - dijo agitado Paul, justo antes de que estallara su orgasmo

Cuando su respiración se estabilizó me beso de manera dulce peinando mi cabello con sus manos.

Yo quería seguir, necesitaba terminar también pero Paul me dijo que estaba cansado y efectivamente se quedó dormido al rato, dejándome más caliente que antes.

Me obligue a dormir también, con la sensación de insatisfacción y la frustración que todo el encuentro con Paul me provocó.

Sentí en ese momento como había fracasado tratando de borrar el recuerdo de Eliot de mi memoria y cuerpo, es que lo que me prendió tanto horas antes  no lo provocó el hombre que ahora yacía dormido a mi lado; me salió mal la jugada, intente olvidarme de esa noche y reemplazarla pero en cambio descubrí que el objeto de mi placer recaía en esos recuerdos, en ese hombre, en esa noche pecaminosa.






Diario de una confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora